Publicado en el diario El Común 30/09/2021
"No se puede confiar en el imperialismo, ni tantito así. Nada". Esto advertía el comandante Ernesto Guevara en un discurso en el que rememoraba al líder anti-imperialista Patrice Lumumba, asesinado en 1961 por agentes belgas y norteamericanos. El Che lo pronunciaba bien despacio y claro, ni tantito, y mostraba sus dedos apretados.
Así como su imagen ha quedado para algunos como icono de camisetas, parece ser que su mensaje se ha diluido en lo que va de este siglo. Al menos en España la izquierda, hasta la que se dice marxista, ha decidido tomar como referente a los Estados Unidos y a su organismo filial en el Viejo Continente, la Unión Europea, y nos asegura que es un avance maravilloso que ahora el imperio nos muestre la moneda por la cara de Biden, en lugar de mostrar la moneda por la cruz de Trump.
Sabemos, porque nos repiten a diario, que Putin no es un santo. Los medios nos fatigan con noticias sobre el régimen chino, su opacidad, su totalitarismo. Pero basta con rascar un poco para encontrar bajo la espesa cortina mediática información imparcial que muestra que no todas la noticias que llegan de oriente son tan negativas, ni lo que llega de occidente tan maravilloso.
La pandemia le ha quitado la careta al capitalismo. Un virus ha desnudado de sus disfraces al sistema, ha aireado todas sus vergüenzas. Asimismo de un manotazo ha dejado desnudo al poderoso imperio americano, que ya venía mostrando sus debilidades en la pugna tecnológica. Entre otros aspectos, se ha demostrado la superioridad de los sistemas que poseen cierta planificación estatal, con capacidad para responder de manera ordenada ante una emergencia, frente a la anarquía del libre mercado.
Se ha demostrado además que los países que mantienen una organización sanitaria pública pueden defender con mayor eficacia a su pueblo, en oposición al desastre caótico de la sanidad dejada en manos de intereses empresariales.
Debemos preguntarnos pues ¿por qué nuestros representantes de izquierdas se empeñan en ponernos como modelo a la versión "moderada" del imperialismo USA y nos escamotean los avances de las otras potencias mundiales?
Es Joe Biden y no otro quien ha continuado obstaculizando, por la fuerza bruta del criminal bloqueo, la cooperación científica entre China y Cuba en las investigaciones conjuntas sobre las vacunas del COVID, saltándose hasta la más simple norma del sentido común, la colaboración internacional como fundamento del método científico.
Es Joe Biden quien sigue ordenando bombardeos en Siria, incapaz de aceptar el resultado de las elecciones, en las que el pueblo sirio (incluido el emigrado, cuyo voto fue exigido por USA creyendo que le sería favorable) espetó en la cara de tío Joe: sí, puede que Al Assad no sea un santo tampoco, pero no nos ha abandonado, se ha mantenido firme, no ha permitido que ustedes dejen nuestra tierra como un solar, como hicieron con Libia y tantos otros.
¿Es esto lo maravilloso? ¿Debemos tolerar esas infamias a cambio de leves mejoras y reformas, un pequeño impuesto para ricos aquí, una ayudita para pobres allá, cuyo objetivo no es beneficiar a la clase trabajadora sino sostener al sistema, en una versión renovada de la fórmula keynesiana?
¿No merece un poco más el calificativo de maravilloso que el líder de una potencia mundial, Xi Jinping, ofreciera en la Asamblea Mundial de la Salud un par de meses tras el estallido de la pandemia que las vacunas que se desarrollaran en China contra el COVID19 y que lograran un resultado efectivo estarían disponibles para el resto del mundo como un “bien público”? ¿No es más cercano a lo maravilloso que se apele a la solidaridad y cooperación internacional?
¿Qué tipo de alineamiento geopolítico justifica esta retorcida visión de la realidad? ¿Cuál de las supuestas múltiples versiones del marxismo admite esta lógica? ¿No sería más apropiada una interpretación del imperialismo (más si viene de una organización que se atribuye el leninismo entre sus principios) que al menos destapase a los trabajadores nuestra posición de dependencia de la UE y la OTAN? Sobre todo si para el próximo intento de frente amplio deseamos que los comunistas sean la vanguardia, no la extravagante comparsa de los defensores del capitalismo de rostro amable.