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viernes, 4 de diciembre de 2020

Lo que todo revolucionario incipiente debe leer

Aprende, marginado, hombre del campo,
aprende, ocupante de la cárcel,
aprende, mujer atada a la cocina,
¡aprende sexagenaria!
Prepárate para gobernar.
Ven a la escuela, hombre sin techo.
El saber es para ti que tienes frío.
Hambriento: toma con fuerza el libro: es un arma.
Prepárate para gobernar.

¡No temas preguntar las cosas, camarada!
No te dejes influenciar,
averigua tú mismo.
Lo que no sabes por cuenta propia
no lo sabes.

Bertolt Brecht, Elogio del estudio



Entre las ventajas de militar está la ocasión de aprender de camaradas más veteranos o con más experiencia. Precisamente por experiencia, por tener una edad, sé lo importante que es y los años que nos ahorraríamos de estar bien asesorados. Cuántas veces hemos pensado ojalá me hubieran hecho saber antes de esta lectura, de esta película o de esta música. De ahí la importancia de participar en las actividades que organizan los comunistas: siempre aprendes algo, seas joven o mayor.

Uno de los temas recurrentes, por lo que veo, es el de por dónde empezar a leer o qué textos recomendar a un compañero interesado en empezar a estudiar o que tenga curiosidad por conocer más sobre el comunismo.

De eso va esta entrada. Aclaro que me animo a hacerlo no porque me considere capacitado de una manera especial, sino precisamente por ser totalmente ordinario. Como suelo decir en este blog, mi opinión puede ser interesante porque soy un militante del montón, y al ser por tanto como muchos es probable que haya pasado por las mismas inquietudes, problemas y dudas que la mayoría.

Además, el blog permite hacer comentarios, que en este caso serán más bienvenidos que nunca para quien quiera aportar su experiencia particular. Así se completará esta lista que, claro está, es insuficiente y rudimentaria.

Vamos al grano. Separo primero un par de puntos para hacer dos aclaraciones iniciales y luego iré desglosando las lecturas una por una (por orden de dificultad, de modo que las primeras serían para un lector iniciado y las últimas para los más avanzados).


Importancia de tener conocimientos generales: el comunismo (socialismo, marxismo, materialismo dialéctico, son términos semejantes y todos ellos puedes encontrar en los textos) es mucho más que una teoría política o un método económico. Quienes creen que el comunismo es simplemente una determinada actitud política o un conjunto de medidas económicas es porque jamás han visto un texto marxista.

A medida que vayamos profundizando en las lecturas veremos que los comunistas se preocupan por todos los aspectos del conocimiento, por la Ciencia en general y todo el saber que provenga especialmente de los métodos científicos. Al tratarse de temas relacionados con la sociedad, obviamente son preponderantes los asuntos que tienen que ver con lo que se llama Ciencias Sociales o Humanidades (Sociología, Política, Economía, Antropología, etc).

Es conveniente tener aunque sea algunos conocimientos sobre Filosofía. Nos encontraremos frecuentes menciones a conceptos filosóficos (idealismo, materialismo, metafísica, dialéctica, etc) o citas a autores como Hegel o Feuerbach. Por ello es recomendable que busquemos información sobre estos aspectos. Asimismo veremos que los autores aluden a las situaciones históricas de su época, a los personajes relevantes y a las circunstancias que vivían. Es obvio, dado que el comunismo no es sólo teoría sino también praxis (práctica). Sobre todo praxis, deberíamos decir. Así pues comprenderemos mucho mejor los textos clásicos si conocemos cómo era la época en la que vivían sus autores, es decir, tener también algunos conocimientos sobre Historia

Aunque parezca simple o pueril, yo recomendaría al militante tener en su biblioteca particular algún manual (tipo ESO o bachillerato, o para quien quiera profundizar más algún manual de primeros años de carrera) sobre Filosofía y sobre Historia.

Y por aquello de conocer también al enemigo, añadiría también algún manual sobre Economía (en este caso de autores de la economía capitalista, claro) que contenga los conceptos básicos para conocer los elementos primordiales del sistema en que vivimos (multinacional, bolsa, PIB, crédito, y toda esa jerga) y menciones a los autores clásicos del capitalismo (Smith, Ricardo, Keynes).

 



Manuales y textos de resumen: los camaradas más experimentados suelen decir que es recomendable leer las fuentes directas. Por supuesto, lo ideal sería leer directamente a Marx y a Engels, todas las obras que podamos, desde su inicio sin ningún intermediario ni interpretación, tal y como harían sus seguidores en su tiempo. 

No olvidemos que Marx y Engels escribían para los trabajadores. Habrían caído en una tremenda incoherencia si no hubiesen escrito pensando en que sus textos iban dirigidos para la batalla de la lucha diaria. La mayoría de textos escritos por ellos son claros y directos y sólo necesitan del interés del lector para ser comprendidos.

Sin embargo, Carlos y Federico no dejaron textos que tuviesen sistematizado o esquematizado el contenido de sus teorías. Pienso que esto se debe en parte a que el marxismo no es un dogma, no es un patrón que pueda aplicarse a cada situación como aplicamos una regla o un termómetro, cada momento requiere un análisis concreto. También debemos pensar que la ciencia creada por ellos recién era inaugurada y aún hoy, siglo y medio después, se encuentra en desarrollo. Y, por supuesto, que la tarea titánica de escribir el Capital y fundar la Primera Internacional, todo ello bajo el acoso de las autoridades, no debía dejar mucho tiempo al diseño de manuales.

Marta Harnecker es el ejemplo quizás más conocido de creación de escritos formativos. Autora chilena colaboradora de fundamentales experiencias sociales como el gobierno de Cuba, el de Allende y también de Hugo Chávez. Escribió los Cuadernos de educación popular y Los conceptos elementales del materialismo histórico, textos muy populares para todos los militantes. En ellos podemos encontrar perfectamente sistematizados y estructurados por temas los principios del marxismo, de un modo muy asequible al lector.

Georges Politzer fue un filósofo y psicólogo marxista, profesor de materialismo dialéctico en la Universidad Obrera de París. Ejecutado por los nazis a causa de su actividad en la resistencia francesa, sus alumnos editaron en forma de manual los contenidos de sus clases en un libro también muy popular, Principios elementales y fundamentales de filosofía

Recomiendo encarecidamente la lectura de ambos textos para los interesados que se inicien en el marxismo, de modo que tendrán una primera impresión bien organizada y esquematizada de los dos aspectos principales del comunismo, el materialismo histórico y la dialéctica.

Añado también el libro Fundamentos del materialismo dialéctico e histórico, de Spirkin y Yajot, breve texto que resume de manera brillante estos asuntos desde la perspectiva soviética. También es muy interesante, como contrapunto a los soviéticos, la labor formativa y divulgadora del argentino Néstor Kohan, autor de diversos libros que dan una visión muy cercana y actual del marxismo; sus participaciones en seminarios y cursos son muy amenas y pueden consultarse en Youtube, recomiendo echarles un vistazo. 



1. Principios del comunismo. Escrito elaborado por Engels como proyecto para presentar a la Liga de los Comunistas pero que él mismo descartó y prefirió que fuese redactado por el propio Marx. Escrito en forma de catecismo de preguntas y respuestas. Lo cito porque creo que aclara al lector inicial bastantes aspectos del Manifiesto, cuya lectura sin explicaciones puede desanimar al principiante.


2. El Manifiesto del Partido Comunista. Texto mítico que no necesita presentación. Baste decir que sirvió como programa para unificar a los comunistas de todos los países. Sienta las bases principales del comunismo, el análisis de la sociedad burguesa y la necesidad de enfocarla en la lucha de clases, y en su parte final expone la táctica de los comunistas en cuanto a los demás partidos obreros. Obligada lectura.


3. Tres fuentes y tres partes integrantes del marxismo. Carlos Marx. Federico Engels. Incluyo juntos estos tres folletos de Lenin, tres breves textos de batalla en los que resume de manera brillante la obra de ambos autores y sus fuentes. En la edición de la editorial Progreso de los textos escogidos de Lenin, cuyo orden es cronológico, estos tres panfletos vienen separados en primer lugar; que hayan sido escogidos para el inicio no es casual. En Tres fuentes encontramos frases dignas de enmarcarse como: "Los hombres han sido siempre, en política, víctimas necias del engaño ajeno y propio, y lo seguirán siendo mientras no aprendan a descubrir detrás de todas las frases, declaraciones y promesas morales, religiosas, políticas y sociales, los intereses de una u otra clase".



4. Prólogo a la Crítica de la Economía Política. El prólogo de esta obra contiene una síntesis de Marx sobre la interpretación materialista de la historia y una mención a los conceptos de infraestructura y superestructura. Una de sus frases es bien conocida: "No es la conciencia del hombre la que determina su ser, sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia".


5. Trabajo asalariado y capital. Aquí Marx inicia los ensayos puramente económicos. Por supuesto carece aún de la profundidad y rigor científico de El capital pero para el trabajador que se inicia en el marxismo resultarán reveladores los descubrimientos del autor sobre la fuerza de trabajo, la mano de obra y su empleo como mercancía.



6. El Estado y la Revolución. Lenin desarrolla la teoría de Marx sobre el Estado. En ella descubrimos que El Estado es el órgano de la dominación violenta de una clase sobre otra y que para alcanzar el socialismo los trabajadores deben destruir la vieja máquina del Estado burgués e instaurar su dictadura.


7. La vida y el pensamiento revolucionario de Marx y Engels, de David Riazanov. Para tener una visión completa es interesante además leer alguna biografía. Ésta además parte de la premisa de ser una biografía realizada desde el materialismo, esto es, explicando la trayectoria de ambos autores desde sus circunstancias personales y los condicionantes de su época. En formato de conferencias dadas por el autor, separadas en capítulos que corresponden con las etapas vitales. Interesante lectura para que entendamos qué lejos de la verdad se encuentran quienes afirman que Marx y Engels eran burgueses y teóricos de gabinete. 


8. Un partido con las paredes de cristal. Álvaro Cunhal, secretario general del Partido Comunista de Portugal entre 1961 y 1992. "Nos proponemos decir con veracidad cómo somos, cómo pensamos, cómo actuamos, cómo luchamos, cómo vivimos nosotros, los comunistas portugueses. Se dirá todo, tornando trasparentes las paredes de nuestro Partido, de modo que quien está fuera pueda observar al Partido como a través de paredes de cristal". Escrito en palabras muy claras con un evidente afán didáctico, responde a aquel axioma del Manifiesto: los comunistas no esconden sus intenciones. Lógico, dado que pretenden ser la vanguardia del pueblo.


9. Declaraciones de la Habana. Considero que es importante conocer las palabras de una mente tan lúcida y tan clara como la de Fidel Castro, primero por descubrir su brillante y diáfana visión del mundo, y segundo por tener conocimiento de el ejemplo de dignidad universal del pueblo cubano.


10. Charlas en la prisiónMarcelino Camacho explica en un librito de unas 50 páginas  las bases del sindicalismo, con contenido ideológico también muy didáctico para la lucha en los centros de trabajo desde una perspectiva de clase, con párrafos tan esclarecedores como el de la imagen siguiente.



11. Los fundamentos del Leninismo, Iosif Stalin realiza aquí un resumen en un pequeño libro destinado seguramente a la batalla y la formación de las bases, en el que se repasan la síntesis del desarrollo del marxismo aplicado a la época imperialista -esto es, el Leninismo-, con el objetivo de esclarecer las posiciones frente a las habituales perspectivas revisionistas, frecuentes entonces tal como lo son hoy.


12. Anti-Duhring. Aquí damos un pasito a un nivel superior de lecturas. Decía Lenin en el folleto Tres fuentes que el Anti-Dühring era uno de los libros "que no debía faltarle a todo obrero con conciencia de clase". Encargado a Engels para dar respuesta a las críticas sobre Marx de un autor muy influyente en esos años, Eugenio Duhring. La importancia del texto radica en el resumen de la dialéctica que supone el libro, no por la importancia del oponente, cuyo nombre se recuerda precisamente por haberle dedicado Engels esos artículos.

 


13. La ideología Alemana. Obra extensa de la que señalo el capítulo primero, Feuerbach. No publicada en vida de los autores, que la sometieron "a la crítica roedora de los ratones" en un cajón y dedicada al uso particular como forma de acuerdo de los dos grandes pensadores. En este primer apartado veremos una explicación de Engels y Marx sobre el materialismo histórico como intento de comprender el proceso real de producción de la vida. Encontramos en él el desarrollo de las tesis sobre materialismo ("no es la conciencia la que determina la vida, sino la vida la que determina la conciencia") y pasajes clarificadores sobre la influencia de la ideología: "Las ideas de la clase dominante son las ideas dominantes en cada época; o dicho de otra forma: la clase que ejerce el poder material dominante en la sociedad es, a su vez, el poder espiritual dominante".


14. Imperialismo fase superior del capitalismo. Texto de Lenin de gran importancia para comprender las características de la fase del capitalismo que sucedió a la fase vivida por Marx y que el líder soviético analiza con brillantez: la formación de monopolios, el papel de la bancocracia, la forma de movimiento del capital en el mundo del desarrollo de los transportes una vez repartido el mundo entre los países poderosos, etc. Fundamental para comprender el planeta en que vivimos. 

15. La filosofía  como arma de la Revolución, Práctica teórica y lucha ideológica, Aparatos ideológicos del Estado, interesante conjunto de ensayos de  Louis Althusser que nos ayudarán a entender la fuerza del aparato ideológico como forma de dominación de la clase que ostenta la posesión de los medios. Encontraremos una entrevista con respuestas del autor, dos ensayos sobre la teoría y la praxis. Como diría Lenin y resalta el filósofo francés: "sin teoría revolucionaria no hay práctica revolucionaria". Estilo también muy didáctico que se agradece en la lectura.



16. Introducción a la economía política,  Unos años antes de ser asesinada, Rosa Luxemburgo impartía clases sobre economía política. Al parecer Rosa redactaba notas que le servían de base para sus lecciones y tuvo la intención de publicarlas. No pudo verlo en vida, pero las notas conservadas sirvieron para componer este texto. Recomendable para entender la teoría marxista y analizar el capitalismo. Particularmente me declaro fan incondicional de la fina ironía y la extraordinaria manera de abofetear a diestro y siniestro a los economistas de su época de esta autora imprescindible. 



17. Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana, de nuevo otra obra de Engels recomendada por Lenin en Tres fuentes. Especie de continuación de La Filosofía alemana, ya fallecido Marx. Desde la sombra de Hegel y Feuerbach, se resumen las ideas del materialismo histórico. 



18. El Capital, tomo primero.  Llegados aquí, es hora de iniciar la lectura de la obra fundamental de Marx. Seguramente es una lectura complicada, pese a que el propio autor expresó en el prólogo de la primera edición que los capítulos más dificultosos son los primeros y que son asequibles a cualquier lector. La verdad es que asequibles son, es decir cualquier persona de cultura media puede acceder a su entendimiento, pero sí es cierto que necesitan una constancia y una voluntad importantes.

Particularmente recomiendo que se lea a la vez que se toman notas. Es decir, ir haciendo un esquema personal que nos sirva para ir siguiendo el hilo. Cualquier trabajador no dispone hoy día de la cantidad de tiempo que se necesitaría para leer (y entender) de una sentada aunque sea el primer tomo. Otra opción es usar algunas de las guías existentes (por ejemplo la de Diego Guerrero, que puedes ver aquí), pero siempre con la lectura conjunta, nunca en vez de

Es un esfuerzo grande pero veréis cómo compensa y qué satisfacción produce el ir desgranando esa cantidad de conocimientos que nos ponen ante los ojos y sin disfraz todas las miserias del capitalismo.


Eso es todo, aunque insisto en la posibilidad de comentar y añadir participaciones. Todos los libros comentados pueden adquirirse a precio asequible en ediciones de bolsillo o de pasta blanda. Añado para quien quiera dos enlaces donde pueden encontrarse en PDF para descargar.

SALUD Y LOS LECTORES QUE SEAIS CUADROS O ASPIRANTES A CUADROS, RECORDAD QUE EN CIERTA FORMA SOIS LOS CONTINUADORES DE LA LUCHA DE CARLOS MARX Y FEDERICO ENGELS POR LA EMANCIPACIÓN DE LA CLASE OBRERA. Hasta la Victoria siempre!

- Marxist internet archive (en español)

- Biblioteca virtual de la UJC, La caja de herramientas.  


jueves, 19 de septiembre de 2019

¿Por qué el Anti-Dühring?

Nuestro viejo amigo Vladimiro decía en aquel folleto llamado Tres fuentes y tres partes integrantes del marxismo (aquí se hizo un repaso) que el texto conocido como el Anti-Dühring era uno de los libros "que no debía faltarle a todo obrero con conciencia de clase".

La subversión de la ciencia por don Eugenio Dühring, que era el nombre verdadero, conocido como Anti-Dühring (supongo que como eco de una obra de Julio César dirigida a Cato, Anticato) sabemos que es un texto de referencia para los comunistas, puesto que en un formato breve y muy asequible a cualquier lector resume las ideas principales del materialismo dialéctico. 

En él podemos leer a Engels refutando las teorías de don Eugenio de manera detallada y a al mismo tiempo una especie de contrapartida argumental con las teorías marxistas. Por eso es interesante el texto, porque resulta muy didáctico leer las ideas marxistas expuestas de manera esquematizada y además en cierto modo comparadas con las ideas de un adversario ideológico contemporáneo de Marx y el propio Engels.


Es por eso que recomiendo su lectura a todo estudiante joven o a quien esté queriendo iniciarse en el marxismo, aunque sea talludito como es mi caso. Pero aquí no venimos a hablar del libro. Me interesa más bien dar una respuesta a estas preguntas: ¿quién era Dühring? ¿Por qué Engels le dedicó toda una obra? ¿Por qué se le atacó con esa dureza? 





Si pudiéramos traer, de una manera mágica, al señor Dühring hasta nuestros días y hacer que conviviese en el actual panorama político, yo me apuesto que las cadenas de TV se rifarían su presencia. No sé si los más famosos periodistas de hoy lograrían convencerle; al parecer don Eugenio tenía un carácter complicado, pero seguro que la Sexta Noche habría movido cielo y tierra para llevarle ante las cámaras en su show político nocturno. 


¿Quién era Dühring? En internet pueden leerse comentarios que me parecen un tanto despectivos -Dühring no sería conocido hoy día si Engels no se hubiera visto obligado a mencionarle-, pero es verdad que su mensaje no ha llegado a la posteridad. Lo cierto es que en su tiempo fue un personaje muy peculiar y bastante popular.

David Riazanov, historiador del marxismo y miembro del Partido Bolchevique, escribió (1): "leyendo el Anti-Dühring podría suponerse que era un perfecto cretino. Pero Dühring no era precisamente un mentecato, sino un hombre de gran valía, poseedor de cualidades aptas para suscitar el entusiasmo y la admiración de la juventud. Poseía una cultura enciclopédica que se movía y orientaba libremente en los problemas de las ciencias naturales y la filosofía, de la economía política y del socialismo. Sus doctrinas exponían un sistema ideológico completo y daban respuesta a las preguntas más torturantes." 


Tampoco era precisamente un desconocido en su tiempo. Dice Riazanov: "Había conquistado ascendiente entre la juventud debido al odio que los profesores abrigaban contra él. Añádase que su vida estaba lejos de ser feliz, como no puede serlo la del hombre que a los veintiocho años se queda ciego y está obligado a adquirir todos sus conocimientos con ayuda de otros. Había sufrido mucho y eso contribuía a que conquistara simpatías".


Al parecer fue en su momento una persona muy influyente en el ambiente político de la Alemania de aquellos tiempos. Durante años fue admirado por los jóvenes estudiantes de la Universidad de Berlín. Acompañado de un niño llegaba a la universidad y explicaba filosofía y política ante una legión de admiradores que le escuchaban embelesados. Tal era su autoridad que se puede hablar de un culto a su figura en Berlín. 


Llegó a ejercer influjo incluso entre compañeros de Marx y Engels en el partido socialdemócrata, aunque su ideología era distante a la marxista. Dühring criticó abiertamente las teorías de Marx y era visto por sus admiradores como un radical que señalaba las "deficiencias" del socialismo científico desde una posición más a la izquierda. 

La situación de los socialistas de Alemania era difícil. Presionados por la persecución del gobierno, de un carácter muy reaccionario y represivo, los socialistas alemanes entendieron la conveniencia de unirse en un solo partido. En aquel momento se hallaban divididos en dos grandes tendencias, por una parte los seguidores de las tesis marxistas y por otra los de Lasalle. En 1875 se celebró el congreso de la ciudad de Gotha y se había creado un programa que en cierto modo uniría los propósitos de ambas tendencias, aunque no sin la crítica mordaz de Marx, quien como sabemos redactó un análisis muy duro en su texto Crítica al programa de Gotha

Dice Riazanov que el Partido Socialdemócrata Alemán nació en 1875 producto de la fusión, en el Congreso de Gotha, del Partido Obrero Socialdemócrata -de inspiración marxista y dirigido por Bebel y Liebknecht (padre de Karl, que años después sería asesinado junto a Rosa Luxemburgo)- y la Asociación General de los Trabajadores Alemanas, fundada por Ferdinand Lasalle. Esa unión inspiró una profunda desconfianza en Marx y Engels debido a las profundas concesiones hechas a los seguidores lasallianos. 

Esa desconfianza se agudizó al aumentar el dominio ideológico personificado en la figura de Dühring. El nivel intelectual de la socialdemocracia no era suficientemente elevado para haber aceptado aún, de manera total, las teorías marxistas y permitía ese desliz con tesis opuestas y poco científicas. Escribe Engels en el prólogo a la primera edición: "no se quería dar nuevamente ocasión a una división y confusión sectarias en el partido, todavía demasiado joven, y que acababa de llegar a la unión definitiva".  

Por tanto, un militante curioso que leyese acerca de este pasaje histórico del comunismo podría preguntarse ¿por qué ese ataque tan cruento a un supuesto compañero de partido, cuando era necesaria la unidad de los socialistas en aquel difícil momento?

Si conocemos el detalle de los hechos, la división producida por la distancia ideológica de las dos tendencias y las importantes diferencias teóricas que les separaban, la respuesta es clara. Marx y Engels dedicaron casi toda su vida a mantener la doctrina del socialismo científico, del materialismo dialéctico. El enfoque del profesor Dühring suponía poner en riesgo el avance que hasta el momento se había logrado en el desarrollo del socialismo moderno. Sus ideas eran erróneas e idealistas, aunque de apariencia radical casaban a la perfección con la corriente lasalliana, reformista e inocua para la política dictatorial del gobierno conservador de entonces.   



Veamos algunas muestras de ello en el propio texto. 
En una breve introducción, Engels parece querer sentar las bases del marxismo en un breve texto, como preparación o recordatorio de la lectura posterior. Inicia con una afirmación contundente: el socialismo moderno es por su contenido el producto de la percepción del antagonismo de clase entre poseedores y desposeídos, asalariados y burgueses, por una parte; y de la anarquía reinante en la producción, por otra. Pero, por su forma teórica, se presenta inicialmente como una continuación, en apariencia más consecuente,  de los principios establecidos por los grandes  ilustrados franceses del siglo XVIII.  Como toda nueva teoría, el socialismo moderno tuvo que enlazar con el pensamiento que existía previamente. Pero la raíz, el origen real del socialismo, reside en las condiciones económicas.

Continúa luego: un comunismo ascético que enlazaba con la tradición espartaca, fue la primera forma de la doctrina. Después vinieron los tres grandes utópicos: Saint Simon, Fourier, y Owen. (...) Los tres tienen en común el hecho de no representar los intereses del proletariado.

Un poco después: Semejante tipo de concepción es, en lo esencial, la de todos los socialistas ingleses y franceses y el de los primeros socialistas alemanes, incluyendo a Weitling. El socialismo es la expresión de la verdad absoluta, de la razón y la justicia absolutas, y basta con que sea descubierto para que por su propia fuerza conquiste el mundo; como la verdad absoluta es independiente del tiempo, el espacio y de la evolución histórica, es meramente casual la cuestión del lugar y el momento de su descubrimiento. (...) De ello no podía resultar más que una especie de socialismo ecléctico de término medio que domina las cabezas de la mayoría de los trabajadores socialistas de Francia e Inglaterra; mezcla, de una parte, de las manifestaciones críticas de los principios económicos menos contradictorios y, de otra parte, de las representaciones sociales futuristas de los diversos fundadores de escuela.
Para hacer del socialismo una ciencia había que empezar por situarlo en el terreno de la realidad.

En definitiva, la lucha de Engels contra Dühring es a grandes rasgos la misma de Marx con Proudhon, de Rosa Luxemburgo con Bernstein o Lenin con los mencheviques. 

En la historia del socialismo existen y han existido personajes bienintencionados, de gran influencia y predicamento en las masas, que no empleaban en sus métodos el materialismo sino conceptos idealistas que les llevaban a crear discursos de apariencia radical (o todo lo contrario, de apariencia pacífica y moderada) pero que en el fondo eran inocuos para el sistema, no tenían la consistencia ni la capacidad para hacer daño al capitalismo en sus fundamentos.



1. Enlace al texto completo en Fundación Federico Engels que contiene el interesante artículo de Riazanov Cincuenta años del Anti-Dühring. 




lunes, 29 de abril de 2019

El ascensor social del capitalismo


Stevie Wonder ha compuesto canciones fantásticas. Incluso a mí que soy de rock duro me gustan muchas de ellas, en especial una que se llama Sir Duke. Seguro que la has escuchado más de una vez. En la primera estrofa de este famoso tema, Stevie, con su voz increíble, canta:

La música es un mundo en sí misma,
Con un lenguaje que todos entienden, 

Con igualdad de oportunidades 

Para que todos canten, bailen y aplaudan.


Es seguro que el autor quiere hacer una metáfora sobre la universalidad de la música, pero me parece muy llamativa esa referencia a la igualdad de oportunidades.

Al parecer Stevie Wonder ha sido un comprometido activista político durante su carrera. Otra de sus conocidas canciones (Happy birthday) sirvió para establecer en los USA el día nacional de Martin Luther King, como lucha contra el racismo. Al recoger el Óscar a la mejor canción en 1984 (I Just Called to Say I Love You) dedicó el premio a Nelson Mandela. También se ha comprometido con los derechos de las personas con discapacidad. Es declarado seguidor, asimismo, del ex presidente Obama. 

El detalle que me escama es el siguiente. La música, incluso en el mundo ideal y ajeno a lo político, está determinada por las circunstancias: no todos tenemos la misma voz, por ejemplo, ni la misma gracia para bailar, ni tampoco los oyentes se encuentran en las mismas situaciones de ánimo cuando escuchan una canción, por muy mágica que sea. 

El caso de Stevie Wonder es especialmente significativo. Nació privado del sentido de la vista por complicaciones a causa de su nacimiento prematuro. Separada del marido y cargada con su bebé ciego de nacimiento y los hermanos, la madre se trasladó a Detroit donde pudo llevar al pequeño Stevie a una iglesia para que participase en el coro. Allí el niño tuvo ocasión de demostrar que poseía un don natural para la música tocando instrumentos como el piano, la batería o la armónica y de este modo fue descubierto por agentes musicales con sólo once años. 

Además, que su madre escogiese Detroit y no otra ciudad fue algo decisivo. En esta ciudad, una de las más populosas y prósperas de los USA (conocida como la ciudad del motor -Motor Town- por su industria automovilística, con empresas como General Motors o Ford), tenía su sede el sello discográfico Motown. La Motown fue la discográfica principal de la música negra norteamericana, cuna de artistas como Marvin Gaye, Diana Ross, los Jackson Five o Lionel Richie.

Así pues, la pregunta es ¿habría pensado igual el bueno de Stevie sobre la igualdad de oportunidades si no hubiese tenido acceso a un coro cerca de casa y en la ciudad con la mayor discográfica en el momento en que estallaba la moda de la música negra? 

¿Qué habría sido de aquel niño, a pesar de todo su talento, siendo negro y ciego en los USA? 

Si se supone que todos nacemos en igualdad de oportunidades, libres de encauzar nuestra vida, ¿de qué depende entonces la diferente fortuna de cada individuo?

Por increíble que nos parezca, en pleno siglo XXI encontraremos respuestas a estas preguntas que no están muy alejadas del mundo imaginario de videoclip musical que ha servido de introducción en esta nota. Esas respuestas hacen referencia al esfuerzo personal, al trabajo duro, al emprendimiento individual, al carácter positivo, a ascensores sociales, etc.

Pero, como repito a menudo en este blog, la realidad es tozuda y se empeña en desmentir esas creencias. Observa este titular que salió en los medios hace unas semanas:


¿Qué ha ocurrido con el ascensor social en Florencia? ¿Era un ascensor mágico y sólo funcionaba para los Médici? ¿Son los trabajadores florentinos especialmente vagos e indolentes y nunca quisieron tener la cultura emprendedora y positiva?

La enojosa realidad nos trae estos otros dos titulares recientes:

Un observador medianamente razonable entendería que tras estas diferencias se esconden otro tipo de motivos más terrenales que los principios del esfuerzo y la superación personal.

Tampoco basta una explicación basada en "ascensores sociales", que se limite a interpretar la situación social de una persona en la mera exposición de sus circunstancias, sin relacionarlas entre sí. No se trata solo de errores en la educación y fracaso escolar, ni tampoco de crear planes contra el paro. Los expertos llegan a hablar de "suelo pegajoso" en referencia a la dificultad de algunas personas para "ascender" a un nivel de vida superior.

Existe una manera de entender este proceso más desarrollada. Frente a la manera de explicar el mundo que antepone la importancia de las ideas (los ideales, las motivaciones religiosas o políticas) o la actuación de determinados personajes (los personajes protagonistas de su propia historia), la razón y la simple observación de la realidad nos hace sugerir que existe un modo de organizar las sociedades en las que vivimos y que este modo de organizarse viene condicionado por las circunstancias materiales.

En el famoso prólogo de uno de sus textos anteriores y preparatorios de El Capital, Contribución a la Crítica de la Economía Política, Marx escribió:


"en la producción social de su vida los hombres establecen determinadas relaciones necesarias e independientes de su voluntad, relaciones de producción que corresponden a una fase determinada de desarrollo de sus fuerzas productivas materiales. El conjunto de estas relaciones de producción forma la estructura económica de la sociedad, la base real sobre la que se levanta la superestructura jurídica y política y a la que corresponden determinadas formas de conciencia social. El modo de producción de la vida material condiciona el proceso de la vida social política y espiritual en general. No es la conciencia del hombre la que determina su ser sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia."

Esto es, son los medios materiales los que sientan la base sobre las que se crea la coyuntura en la que vivimos. También nuestra manera de ver el mundo, nuestra ideología, nuestras ideas religiosas e incluso el arte está mediado por esa materialidad, no al revés. No es nuestra actitud ante la vida la que hará que seamos prósperos viajeros del ascensor que sube, ni la fe por sí misma nos despegará del pegajoso suelo de la pobreza.

No es posible entender una sociedad sin tener en cuenta sus circunstancias económicas y políticas. El materialismo histórico muestra que la estructura económica de la sociedad está siempre presente en la vida de cada individuo. La sociedad, vista desde una perspectiva dialéctica y más correcta que el enfoque capitalista, debe observarse como un conjunto, una inmensa trama de influencias que componen un tejido amplio en el que cada hilo está relacionado con el resto. Los individuos no son entes aislados, todos pertenecen a un sector social y las fuerzas económicas y políticas actúan haciendo que ese sector se desarrolle o bien frene y quede estancado. 

Por mucho que moleste a nuestros amigos de los ascensores sociales, la libertad en la que supuestamente vivimos no es tanta como para pretender que todos nacemos iguales y que todos disponemos de igualdad de oportunidades, ni la economía se mueve de manera independiente y libre sin condicionamientos.

Visto así, la igualdad de oportunidades del bueno de Stevie ya se aprecia de otro modo, al igual que encontramos explicaciones más válidas para la situación de los vecinos sevillanos del Polígono Sur y los florentinos que no decidieron nacer de la estirpe de los Médici. ¿Verdad?


lunes, 17 de diciembre de 2018

La izquierda de San Junípero

De la famosa serie televisiva Black Mirror mi capítulo preferido es el que se llama San Junípero. Para quien no lo haya visto o no recuerde, (lo recomiendo), es aquel capítulo en el que las personas pueden experimentar una existencia paralela conectándose a un dispositivo. Los conectados son desplazados virtualmente -pero con un realismo absoluto que se asemeja a la propia existencia- a una ciudad imaginaria, San Junípero, que es una especie de zona residencial costera al estilo californiano, donde todos los habitantes son eternamente jóvenes y reviven el ambiente fiestero de los años 80 o 90.
Una escena del capítulo con las protagonistas, de la serie producida por Endemol y distribuida por Netflix.


Los usuarios de esa realidad simulada pueden disfrutarla unas horas al día mientras están vivos o decidir, antes de la muerte, si quieren vivir allí virtualmente de manera indefinida. 

El guión da bastante juego y plantea diversas lecturas. Sugiere el debate en cuanto a la levedad de la existencia humana y a la realidad virtual como evasiva, similar al opio. (También es llamativo que las protagonistas sean una pareja lesbiana e interracial; en mi opinión hay otro aspecto interesante de la trama y es la dualidad entre el amante y el amado, el que se enamora sin freno y el que se deja amar o menosprecia el amor con desdén. Pero eso es otra historia. Como comunistas rancios y ninotchkianos, nos interesa aquí sólo el aspecto ilusorio de esa vida artificial).

¿Quién no se ha dejado llevar alguna vez por ensoñaciones mientras estaba despierto? Yo mismo confieso haber pasado horas con la mirada perdida, mientras en el interior de mi cabeza era el delantero centro que llevaba al Sevilla a ganar la Copa de Europa o el batería de Led Zeppelin. Debe ser una característica propia del ser humano el ensoñar, más aún cuando la vida no es un camino de rosas.

Nuestra realidad se encuentra repleta de fantasías que no son sólo las que producen los ensueños particulares. Comenzando por la religión, que se plantea como respuesta a las preguntas inevitables del ser humano la fe en fuerzas superiores. Como sabemos los que nos hemos iniciado en esto del materialismo dialéctico, la sociedad también está construida sobre axiomas que aceptamos como indiscutibles pero que observados con detenimiento son ilusorios.

Marx demuestra en El Capital que pilares de la sociedad como la teoría del valor, base sobre la que se apoya todo nuestro sistema económico, surgen de fetiches. La mercancía, el dinero, el mercado. Objetos y circunstancias reales que por arte de magia cobran vida y obtienen poderosos atributos fuera de lo normal, como la mesa que sigue siendo un objeto físico vulgar y corriente. Pero en cuanto empieza a comportarse como mercancía, la mesa se convierte en un objeto físicamente metafísico. No sólo se incorpora sobre sus patas encima del suelo, sino que se pone de cabeza frente a todas las demás mercancías, y de su cabeza de madera empiezan a salir antojos mucho más peregrinos y extraños que si de pronto la mesa rompiese a bailar por su propio impulso (1).

Incluso las fluctuaciones de los salarios y los precios, la demanda y la oferta, eje sobre el que se sostiene la economía capitalista en que vivimos, está supuestamente apoyada en un equilibrio de carácter casi mágico que otorga al libre mercado una cualidad semejante a la justicia universal. No tienen en cuenta, como explica Marx, la realidad mundana y palpable del trabajo humano y de su expresión social:

Júzguese, pues, de la importancia decisiva que tiene la transformación del valor y precio de la fuerza de trabajo en el salario, es decir, en el valor y precio del trabajo mismo. En esta forma exterior de manifestarse, que oculta y hace invisible la realidad, invirtiéndola, se basan todas las ideas jurídicas del obrero y del capitalista, todas las mistificaciones del régimen capitalista de producción, todas sus ilusiones librecambistas, todas las frases apologéticas de la economía vulgar. (2)

Pero ¿por qué se fomenta el pensamiento basado en ilusiones?

Como sabemos, el pensamiento dominante es el pensamiento de la clase dominante (de nuevo el amigo Marx).  Esto es, la ideología cumple la importante función de asegurar en el poder a la clase dirigente, la clase que tiene el mando del Estado y que mediante él somete al resto, impidiendo que por cualquier motivo los sometidos puedan tender a rebelarse.

Una clase social cuyo pensamiento está, por así decirlo, distraído con dilemas cuya resolución no afecta a nada que haga daño al sistema, es una clase sometida:

Un hombre listo dio una vez en pensar que los hombres se hundían en el agua y se ahogaban simplemente porque se dejaban llevar de la idea de la gravedad. Tan pronto como se quitasen esta idea de la cabeza, considerándola por ejemplo como una idea nacida de la superstición, como una idea religiosa, quedarían sustraídos al peligro de ahogarse. Ese hombre se pasó la vida luchando contra la ilusión de la gravedad, de cuyas nocivas consecuencias le aportaban nuevas y abundantes pruebas todas las estadísticas. (3)


¿Y cómo se expresa esto en la vida de nuestros días?

En la situación actual la izquierda ha encontrado en las elecciones un fetiche con el que pretende retomar la hegemonía del descontento social, perdida y disipada desde los movimientos surgidos en 2011 en torno a los ciudadanos indignados.

Desde aquella fecha no dejan de sucederse las apariciones de nuevas plataformas electorales, las confluencias y los nuevos impulsos en cada cita con las urnas. La izquierda parece querer reinventarse en cada semestre, en este tiempo que nos ha tocado vivir en el que el ritmo vertiginoso nos hace creer que todo es nuevo, o mejor que todo debe ser nuevo. 

No quiero decir con esto que deba menospreciarse la participación en los procesos electorales. Ni tampoco que debamos centrarnos en la práctica de los frentes de lucha ajenos al parlamentarismo. Quiero decir que se valora en exceso, en ocasiones como el único valor posible, y se convierte en una ilusión más, la ilusión electoralista. Y en especial ese campo electoral no se emplea en combatir al pensamiento dominante.

Una persona con poca formación materialista (una persona normal formada en el sentido común, tenga o no educación superior, es decir cualquiera de nosotros) puede llegar a creer que una victoria electoral es la solución a todos los problemas. Por ejemplo, puede pensar que la cuestión es de personas, que sustituir a unos dirigentes corruptos por otros decentes es la clave. O puede creer que un dirigente de interminable expediente (me refiero a expediente académico, no laboral) está más capacitado para un puesto de responsabilidad que un trabajador simple. Y si deja de ejercitar el razonamiento crítico puede acabar creyendo cualquier infamia que le repitan los medios

Del mismo modo una persona cuya vida dependa del trabajo que pueda vender a otro (o sea que pertenezca a la clase trabajadora), puede creerse ajeno a los problemas que afectan a su clase, bien porque considere que no pertenece a esa clase sino a una superior o porque crea que no hay tales clases sociales, o incluso teniendo cierta conciencia de ello considere que lo que les ocurre a otros trabajadores de otros sectores -mucho más los de otros países- no les afectará a ellos.

Sirvan dos ejemplos de actualidad. Hace unos días, Pablo Iglesias echaba por tierra de un plumazo cualquier trabajo de conciencia que se haya realizado hasta ahora en su partido sobre la importancia del ejemplo de Venezuela y la Revolución Bolivariana, declarando que la situación de este país hermano era nefasta y que en sus tiempos jóvenes opinaba tonterías (¡ay, la batalla de las ideas que tantas veces nombró Chaves!). Toda la labor de concienciación la mandaba a donde el comandante mandó al ALCA.
Casi simultáneamente, se presentaba una nueva opción política -electoral- como alternativa a Podemos, encabezada por el ex juez Garzón, Gaspar Llamazares o Beatriz Talegón, entre otros.  El enésimo experimento de unidad de las izquierdas no se ha complicado mucho para averiguar un nombre: La izquierda. 
Me pregunto si en breve ocurrirá con el término "izquierda" algo similar al proceso ocurrido con la palabra "socialdemocracia" en el último siglo, y tendremos que usar otra palabra. 


Vive la izquierda de hoy instalada en su San Junípero de elecciones permanentes.

Parece ser que la ilusión consiste en creer que avanzamos cuando no hacemos más que dar vueltas en torno al lenguaje de consignas propio de las urnas. El San Junípero de los izquierdistas es su zona de confort, el entorno cómodo donde no hay riesgo de levantamientos incómodos y violentos, donde las indignaciones son volcadas delante de la webcam como en un espejo solitario y viralizadas en las redes. La militancia es a distancia y desde casa, y además atomizada en miles de frentes, cada uno el suyo por su gremio o sus características personales.

Y, sobre todo, el confort sanjuniperiano viene expresado por la comodidad de pensamiento. El pensamiento idealista prevalece sobre el materialista. No conviene querer transmitir complejos pensamientos dialécticos: estos no caben en un eslogan electoral ni en el estrecho margen de un tuit. La gente está cansada, harta de politiqueos. Si explicar una idea supone un esfuerzo excesivo, mejor decir que es un error de juventud, no sea que se pierdan un puñado de votos. Si defender algo antiguo ya no vende, mejor huir hacia adelante y transformarlo en algo que parezca nuevo y variopinto, como un anuncio de Benetton.

El resultado es el mismo que se produce cuando el que queda embebido en un ensueño de pronto vuelve a la realidad. El desencanto. El que despierta y ve que todo es un sueño sólo quiere volver a dormir cuanto antes. Se fomenta así, la pasividad, el conformismo. Se impide la educación en la lucha, el inconformismo.

La resignación es el precipitado que resulta cuando el revuelo de la indignación sin organización reposa tras chocar contra los aparatos represivos.

En las grandes masas populares que aún no fueron despertadas a la lucha hay un fondo de resignación. Esta resignación es más antigua que la historia misma, que siempre ha sido la historia de la sociedad de clases, por tanto, la historia de la explotación y la opresión. La gente del pueblo, moldeada por esta historia, por más que se rebelara, como las revueltas terminaban siempre en derrota, no podía hacer más que resignarse y aceptar con filosofía la necesidad que soportaban. (4)


1. Marx. El capital. Tomo I. El fetichismo de la mercancía
2. Marx. El capital, tomo I. El salario
3. Marx-Engels. La ideología alemana. Prólogo.
4. Althusser. Filosofía para los no filósofos. I, Qué dicen los no filósofos.