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viernes, 4 de diciembre de 2020

Lo que todo revolucionario incipiente debe leer

Aprende, marginado, hombre del campo,
aprende, ocupante de la cárcel,
aprende, mujer atada a la cocina,
¡aprende sexagenaria!
Prepárate para gobernar.
Ven a la escuela, hombre sin techo.
El saber es para ti que tienes frío.
Hambriento: toma con fuerza el libro: es un arma.
Prepárate para gobernar.

¡No temas preguntar las cosas, camarada!
No te dejes influenciar,
averigua tú mismo.
Lo que no sabes por cuenta propia
no lo sabes.

Bertolt Brecht, Elogio del estudio



Entre las ventajas de militar está la ocasión de aprender de camaradas más veteranos o con más experiencia. Precisamente por experiencia, por tener una edad, sé lo importante que es y los años que nos ahorraríamos de estar bien asesorados. Cuántas veces hemos pensado ojalá me hubieran hecho saber antes de esta lectura, de esta película o de esta música. De ahí la importancia de participar en las actividades que organizan los comunistas: siempre aprendes algo, seas joven o mayor.

Uno de los temas recurrentes, por lo que veo, es el de por dónde empezar a leer o qué textos recomendar a un compañero interesado en empezar a estudiar o que tenga curiosidad por conocer más sobre el comunismo.

De eso va esta entrada. Aclaro que me animo a hacerlo no porque me considere capacitado de una manera especial, sino precisamente por ser totalmente ordinario. Como suelo decir en este blog, mi opinión puede ser interesante porque soy un militante del montón, y al ser por tanto como muchos es probable que haya pasado por las mismas inquietudes, problemas y dudas que la mayoría.

Además, el blog permite hacer comentarios, que en este caso serán más bienvenidos que nunca para quien quiera aportar su experiencia particular. Así se completará esta lista que, claro está, es insuficiente y rudimentaria.

Vamos al grano. Separo primero un par de puntos para hacer dos aclaraciones iniciales y luego iré desglosando las lecturas una por una (por orden de dificultad, de modo que las primeras serían para un lector iniciado y las últimas para los más avanzados).


Importancia de tener conocimientos generales: el comunismo (socialismo, marxismo, materialismo dialéctico, son términos semejantes y todos ellos puedes encontrar en los textos) es mucho más que una teoría política o un método económico. Quienes creen que el comunismo es simplemente una determinada actitud política o un conjunto de medidas económicas es porque jamás han visto un texto marxista.

A medida que vayamos profundizando en las lecturas veremos que los comunistas se preocupan por todos los aspectos del conocimiento, por la Ciencia en general y todo el saber que provenga especialmente de los métodos científicos. Al tratarse de temas relacionados con la sociedad, obviamente son preponderantes los asuntos que tienen que ver con lo que se llama Ciencias Sociales o Humanidades (Sociología, Política, Economía, Antropología, etc).

Es conveniente tener aunque sea algunos conocimientos sobre Filosofía. Nos encontraremos frecuentes menciones a conceptos filosóficos (idealismo, materialismo, metafísica, dialéctica, etc) o citas a autores como Hegel o Feuerbach. Por ello es recomendable que busquemos información sobre estos aspectos. Asimismo veremos que los autores aluden a las situaciones históricas de su época, a los personajes relevantes y a las circunstancias que vivían. Es obvio, dado que el comunismo no es sólo teoría sino también praxis (práctica). Sobre todo praxis, deberíamos decir. Así pues comprenderemos mucho mejor los textos clásicos si conocemos cómo era la época en la que vivían sus autores, es decir, tener también algunos conocimientos sobre Historia

Aunque parezca simple o pueril, yo recomendaría al militante tener en su biblioteca particular algún manual (tipo ESO o bachillerato, o para quien quiera profundizar más algún manual de primeros años de carrera) sobre Filosofía y sobre Historia.

Y por aquello de conocer también al enemigo, añadiría también algún manual sobre Economía (en este caso de autores de la economía capitalista, claro) que contenga los conceptos básicos para conocer los elementos primordiales del sistema en que vivimos (multinacional, bolsa, PIB, crédito, y toda esa jerga) y menciones a los autores clásicos del capitalismo (Smith, Ricardo, Keynes).

 



Manuales y textos de resumen: los camaradas más experimentados suelen decir que es recomendable leer las fuentes directas. Por supuesto, lo ideal sería leer directamente a Marx y a Engels, todas las obras que podamos, desde su inicio sin ningún intermediario ni interpretación, tal y como harían sus seguidores en su tiempo. 

No olvidemos que Marx y Engels escribían para los trabajadores. Habrían caído en una tremenda incoherencia si no hubiesen escrito pensando en que sus textos iban dirigidos para la batalla de la lucha diaria. La mayoría de textos escritos por ellos son claros y directos y sólo necesitan del interés del lector para ser comprendidos.

Sin embargo, Carlos y Federico no dejaron textos que tuviesen sistematizado o esquematizado el contenido de sus teorías. Pienso que esto se debe en parte a que el marxismo no es un dogma, no es un patrón que pueda aplicarse a cada situación como aplicamos una regla o un termómetro, cada momento requiere un análisis concreto. También debemos pensar que la ciencia creada por ellos recién era inaugurada y aún hoy, siglo y medio después, se encuentra en desarrollo. Y, por supuesto, que la tarea titánica de escribir el Capital y fundar la Primera Internacional, todo ello bajo el acoso de las autoridades, no debía dejar mucho tiempo al diseño de manuales.

Marta Harnecker es el ejemplo quizás más conocido de creación de escritos formativos. Autora chilena colaboradora de fundamentales experiencias sociales como el gobierno de Cuba, el de Allende y también de Hugo Chávez. Escribió los Cuadernos de educación popular y Los conceptos elementales del materialismo histórico, textos muy populares para todos los militantes. En ellos podemos encontrar perfectamente sistematizados y estructurados por temas los principios del marxismo, de un modo muy asequible al lector.

Georges Politzer fue un filósofo y psicólogo marxista, profesor de materialismo dialéctico en la Universidad Obrera de París. Ejecutado por los nazis a causa de su actividad en la resistencia francesa, sus alumnos editaron en forma de manual los contenidos de sus clases en un libro también muy popular, Principios elementales y fundamentales de filosofía

Recomiendo encarecidamente la lectura de ambos textos para los interesados que se inicien en el marxismo, de modo que tendrán una primera impresión bien organizada y esquematizada de los dos aspectos principales del comunismo, el materialismo histórico y la dialéctica.

Añado también el libro Fundamentos del materialismo dialéctico e histórico, de Spirkin y Yajot, breve texto que resume de manera brillante estos asuntos desde la perspectiva soviética. También es muy interesante, como contrapunto a los soviéticos, la labor formativa y divulgadora del argentino Néstor Kohan, autor de diversos libros que dan una visión muy cercana y actual del marxismo; sus participaciones en seminarios y cursos son muy amenas y pueden consultarse en Youtube, recomiendo echarles un vistazo. 



1. Principios del comunismo. Escrito elaborado por Engels como proyecto para presentar a la Liga de los Comunistas pero que él mismo descartó y prefirió que fuese redactado por el propio Marx. Escrito en forma de catecismo de preguntas y respuestas. Lo cito porque creo que aclara al lector inicial bastantes aspectos del Manifiesto, cuya lectura sin explicaciones puede desanimar al principiante.


2. El Manifiesto del Partido Comunista. Texto mítico que no necesita presentación. Baste decir que sirvió como programa para unificar a los comunistas de todos los países. Sienta las bases principales del comunismo, el análisis de la sociedad burguesa y la necesidad de enfocarla en la lucha de clases, y en su parte final expone la táctica de los comunistas en cuanto a los demás partidos obreros. Obligada lectura.


3. Tres fuentes y tres partes integrantes del marxismo. Carlos Marx. Federico Engels. Incluyo juntos estos tres folletos de Lenin, tres breves textos de batalla en los que resume de manera brillante la obra de ambos autores y sus fuentes. En la edición de la editorial Progreso de los textos escogidos de Lenin, cuyo orden es cronológico, estos tres panfletos vienen separados en primer lugar; que hayan sido escogidos para el inicio no es casual. En Tres fuentes encontramos frases dignas de enmarcarse como: "Los hombres han sido siempre, en política, víctimas necias del engaño ajeno y propio, y lo seguirán siendo mientras no aprendan a descubrir detrás de todas las frases, declaraciones y promesas morales, religiosas, políticas y sociales, los intereses de una u otra clase".



4. Prólogo a la Crítica de la Economía Política. El prólogo de esta obra contiene una síntesis de Marx sobre la interpretación materialista de la historia y una mención a los conceptos de infraestructura y superestructura. Una de sus frases es bien conocida: "No es la conciencia del hombre la que determina su ser, sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia".


5. Trabajo asalariado y capital. Aquí Marx inicia los ensayos puramente económicos. Por supuesto carece aún de la profundidad y rigor científico de El capital pero para el trabajador que se inicia en el marxismo resultarán reveladores los descubrimientos del autor sobre la fuerza de trabajo, la mano de obra y su empleo como mercancía.



6. El Estado y la Revolución. Lenin desarrolla la teoría de Marx sobre el Estado. En ella descubrimos que El Estado es el órgano de la dominación violenta de una clase sobre otra y que para alcanzar el socialismo los trabajadores deben destruir la vieja máquina del Estado burgués e instaurar su dictadura.


7. La vida y el pensamiento revolucionario de Marx y Engels, de David Riazanov. Para tener una visión completa es interesante además leer alguna biografía. Ésta además parte de la premisa de ser una biografía realizada desde el materialismo, esto es, explicando la trayectoria de ambos autores desde sus circunstancias personales y los condicionantes de su época. En formato de conferencias dadas por el autor, separadas en capítulos que corresponden con las etapas vitales. Interesante lectura para que entendamos qué lejos de la verdad se encuentran quienes afirman que Marx y Engels eran burgueses y teóricos de gabinete. 


8. Un partido con las paredes de cristal. Álvaro Cunhal, secretario general del Partido Comunista de Portugal entre 1961 y 1992. "Nos proponemos decir con veracidad cómo somos, cómo pensamos, cómo actuamos, cómo luchamos, cómo vivimos nosotros, los comunistas portugueses. Se dirá todo, tornando trasparentes las paredes de nuestro Partido, de modo que quien está fuera pueda observar al Partido como a través de paredes de cristal". Escrito en palabras muy claras con un evidente afán didáctico, responde a aquel axioma del Manifiesto: los comunistas no esconden sus intenciones. Lógico, dado que pretenden ser la vanguardia del pueblo.


9. Declaraciones de la Habana. Considero que es importante conocer las palabras de una mente tan lúcida y tan clara como la de Fidel Castro, primero por descubrir su brillante y diáfana visión del mundo, y segundo por tener conocimiento de el ejemplo de dignidad universal del pueblo cubano.


10. Charlas en la prisiónMarcelino Camacho explica en un librito de unas 50 páginas  las bases del sindicalismo, con contenido ideológico también muy didáctico para la lucha en los centros de trabajo desde una perspectiva de clase, con párrafos tan esclarecedores como el de la imagen siguiente.



11. Los fundamentos del Leninismo, Iosif Stalin realiza aquí un resumen en un pequeño libro destinado seguramente a la batalla y la formación de las bases, en el que se repasan la síntesis del desarrollo del marxismo aplicado a la época imperialista -esto es, el Leninismo-, con el objetivo de esclarecer las posiciones frente a las habituales perspectivas revisionistas, frecuentes entonces tal como lo son hoy.


12. Anti-Duhring. Aquí damos un pasito a un nivel superior de lecturas. Decía Lenin en el folleto Tres fuentes que el Anti-Dühring era uno de los libros "que no debía faltarle a todo obrero con conciencia de clase". Encargado a Engels para dar respuesta a las críticas sobre Marx de un autor muy influyente en esos años, Eugenio Duhring. La importancia del texto radica en el resumen de la dialéctica que supone el libro, no por la importancia del oponente, cuyo nombre se recuerda precisamente por haberle dedicado Engels esos artículos.

 


13. La ideología Alemana. Obra extensa de la que señalo el capítulo primero, Feuerbach. No publicada en vida de los autores, que la sometieron "a la crítica roedora de los ratones" en un cajón y dedicada al uso particular como forma de acuerdo de los dos grandes pensadores. En este primer apartado veremos una explicación de Engels y Marx sobre el materialismo histórico como intento de comprender el proceso real de producción de la vida. Encontramos en él el desarrollo de las tesis sobre materialismo ("no es la conciencia la que determina la vida, sino la vida la que determina la conciencia") y pasajes clarificadores sobre la influencia de la ideología: "Las ideas de la clase dominante son las ideas dominantes en cada época; o dicho de otra forma: la clase que ejerce el poder material dominante en la sociedad es, a su vez, el poder espiritual dominante".


14. Imperialismo fase superior del capitalismo. Texto de Lenin de gran importancia para comprender las características de la fase del capitalismo que sucedió a la fase vivida por Marx y que el líder soviético analiza con brillantez: la formación de monopolios, el papel de la bancocracia, la forma de movimiento del capital en el mundo del desarrollo de los transportes una vez repartido el mundo entre los países poderosos, etc. Fundamental para comprender el planeta en que vivimos. 

15. La filosofía  como arma de la Revolución, Práctica teórica y lucha ideológica, Aparatos ideológicos del Estado, interesante conjunto de ensayos de  Louis Althusser que nos ayudarán a entender la fuerza del aparato ideológico como forma de dominación de la clase que ostenta la posesión de los medios. Encontraremos una entrevista con respuestas del autor, dos ensayos sobre la teoría y la praxis. Como diría Lenin y resalta el filósofo francés: "sin teoría revolucionaria no hay práctica revolucionaria". Estilo también muy didáctico que se agradece en la lectura.



16. Introducción a la economía política,  Unos años antes de ser asesinada, Rosa Luxemburgo impartía clases sobre economía política. Al parecer Rosa redactaba notas que le servían de base para sus lecciones y tuvo la intención de publicarlas. No pudo verlo en vida, pero las notas conservadas sirvieron para componer este texto. Recomendable para entender la teoría marxista y analizar el capitalismo. Particularmente me declaro fan incondicional de la fina ironía y la extraordinaria manera de abofetear a diestro y siniestro a los economistas de su época de esta autora imprescindible. 



17. Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana, de nuevo otra obra de Engels recomendada por Lenin en Tres fuentes. Especie de continuación de La Filosofía alemana, ya fallecido Marx. Desde la sombra de Hegel y Feuerbach, se resumen las ideas del materialismo histórico. 



18. El Capital, tomo primero.  Llegados aquí, es hora de iniciar la lectura de la obra fundamental de Marx. Seguramente es una lectura complicada, pese a que el propio autor expresó en el prólogo de la primera edición que los capítulos más dificultosos son los primeros y que son asequibles a cualquier lector. La verdad es que asequibles son, es decir cualquier persona de cultura media puede acceder a su entendimiento, pero sí es cierto que necesitan una constancia y una voluntad importantes.

Particularmente recomiendo que se lea a la vez que se toman notas. Es decir, ir haciendo un esquema personal que nos sirva para ir siguiendo el hilo. Cualquier trabajador no dispone hoy día de la cantidad de tiempo que se necesitaría para leer (y entender) de una sentada aunque sea el primer tomo. Otra opción es usar algunas de las guías existentes (por ejemplo la de Diego Guerrero, que puedes ver aquí), pero siempre con la lectura conjunta, nunca en vez de

Es un esfuerzo grande pero veréis cómo compensa y qué satisfacción produce el ir desgranando esa cantidad de conocimientos que nos ponen ante los ojos y sin disfraz todas las miserias del capitalismo.


Eso es todo, aunque insisto en la posibilidad de comentar y añadir participaciones. Todos los libros comentados pueden adquirirse a precio asequible en ediciones de bolsillo o de pasta blanda. Añado para quien quiera dos enlaces donde pueden encontrarse en PDF para descargar.

SALUD Y LOS LECTORES QUE SEAIS CUADROS O ASPIRANTES A CUADROS, RECORDAD QUE EN CIERTA FORMA SOIS LOS CONTINUADORES DE LA LUCHA DE CARLOS MARX Y FEDERICO ENGELS POR LA EMANCIPACIÓN DE LA CLASE OBRERA. Hasta la Victoria siempre!

- Marxist internet archive (en español)

- Biblioteca virtual de la UJC, La caja de herramientas.  


miércoles, 21 de octubre de 2020

El Plan de Resiliencia europeo y la acumulación de capital

"La violencia es la partera de toda sociedad vieja que lleva en sus entrañas otra nueva. Es ella misma una potencia económica." Marx, capítulo XXIV de El Capital, apartado 6, Génesis del capital industrial.



En esta entrada trataremos la relación entre deuda pública y acumulación de capital. Comprobaremos su importancia al establecer a comparación las conclusiones que obtengamos con la realidad misma de la actualidad española, analizando el considerado como "acuerdo histórico" del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia. La cuestión no es insignificante, pues afectará a la sociedad española, al trabajo, a las infraestructuras o a los servicios públicos, en general a la vida de todos en las próximas décadas, ante la influencia de la pandemia.


La deuda pública como parte necesaria en el origen del proceso de acumulación.

Si ustedes recuerdan, allá por el mes de marzo (cuando ya era evidente que debíamos confinarnos y ya no se veían tan ridículos a los chinos con sus mascarillas), se produjo una cruenta polémica entre los Estados miembros de la UE, que enfrentaba a un grupo de países del sur con los denominados "países frugales". 

En ella el primer ministro de Portugal llegó a tildar de "repugnante y mezquino" a su homólogo holandés (aquí un enlace a noticia de aquellos días por si quieren refrescar la memoria). Aquel enfrentamiento ponía cara a cara a estos países llamados frugales, capitaneados por Holanda y su beligerante primer ministro Mark Rutte, y que vendrían a agrupar a Países Bajos, Austria, Suecia o Dinamarca, frente a otros como Portugal, Italia o España. Si recordamos, las noticias nos llevaron la buena nueva de que Francia o Alemania, en una posición mediadora, lograron forzar una postura equitativa y la resolución del famoso acuerdo. En aquel suceso la elección del término frugal para referirse a estos países nórdicos parece cualquier cosa menos casual. 

La calificación de frugal sugiere en el imaginario popular la idea de que estos países nórdicos son ahorradores, austeros y eficientes, en oposición a los meridionales, despilfarradores, manirrotos y dispersos. El fondo económico de este calificativo estaría en el déficit de cada Estado, esto es, la relación entre el gasto y los ingresos. Los países sureños habrían desaprovechado la época de las vacas gordas para equilibrar su déficit, cosa que sí hicieron los nórdicos. Es decir, dentro de la habitual lógica idealista del capitalismo, ajena al análisis materialista tan frecuentemente, la cuestión de la frugalidad vendría a ser una versión moderna de la fábula de Esopo sobre la cigarra y la hormiga. 


Podríamos preguntarnos una cosa. ¿Han sido esos Estados frugales desde siempre? ¿Cuándo aprendieron frugalidad y cómo así, que nosotros nos perdimos la clase?

En el famoso capítulo XXIV del que se extrae la cita que encabeza esta entrada, Marx describe el proceso de acumulación originaria. Esta acumulación primaria, dice nuestro amigo Carlos, hace las veces de la manzana de Adán en la Biblia, es el pecado original del capitalismo, un no se culpe a nadie del reparto de papeles que le ha tocado vivir a cada nación. Recomendable repasar este fundamental capítulo para entender cómo se produce la acumulación a través de las etapas históricas del capitalismo.

Casualmente, Holanda es citada unas veinte ocasiones en él. Podemos leer, por ejemplo: "Bajo el sistema colonial, prosperaban como planta de estufa el comercio y la navegación. Las colonias brindaban a las nuevas manufacturas, que brotaban por todas partes, mercado para sus productos y una acumulación de capital intensificada gracias al régimen de monopolio. El botín conquistado fuera de Europa mediante el saqueo descarado, la esclavización y la matanza refluían a la metrópoli para convertirse aquí en capital. Holanda, primer país en que se desarrolló plenamente el sistema colonial, había llegado ya en 1648 al apogeo de su grandeza mercantil."

Durante el siglo XVII, la supremacía comercial establece las bases de la supremacía industrial. Es por esto la relevancia que las naciones poderosas daban a la posesión de colonias. El comercio entre puntos distantes del globo lleva a la creación de los créditos y los primeros bancos. La propia palabra banco tiene su origen en Italia, donde sobre bancos (escritorios) los primeros banqueros realizaban sus préstamos. En ciudades como Génova o Ámsterdam se cocinaban las grandes operaciones económicas coloniales. Familias como los Fugger o los Médicis fueron los precursores de la deuda entre Estados: "La deuda pública se convierte en una de las palancas más potentes de la acumulación originaria. Es como una varita mágica que infunde virtud procreadora al dinero improductivo y lo convierte en capital (...). La deuda pública ha venido a dar impulso a las sociedades anónimas, al tráfico de efectos negociables de todo género, al agio (especulación sobre el cambio de moneda); en una palabra, a la lotería de la bolsa y a la moderna bancocracia".

Esa bancocracia, o excesivo poder de los bancos en los distintos gobiernos, son desde su origen muy similares a lo que son ahora, sociedades de intereses económicos: "los grandes bancos no fueron nunca más que sociedades de especuladores privados que cooperaban con los gobiernos y que, gracias a los privilegios que éstos les otorgaban, estaban en condiciones de adelantarles dinero. Por eso, la acumulación de la deuda pública no tiene barómetro más infalible que el alza progresiva de las acciones de estos bancos".

Para los que somos ajenos a los conceptos económicos, podría parecer que hipotecarse es un mal negocio. Endeudarse, incluso al nivel de Estado, no es negativo en capitalismo, al contrario: "La deuda pública, o sea, la enajenación del Estado —absoluto, constitucional o republicano—, imprime su sello a la era capitalista. La única parte de la llamada riqueza nacional que entra real y verdaderamente en posesión colectiva de los pueblos modernos es la deuda pública. Por eso es perfectamente consecuente esa teoría moderna, según la cual un pueblo es tanto más rico cuanto más se carga de deudas". De hecho, en la actualidad, por delante de España se encuentran entre los países que más deuda pública poseen significativas economías como EEUU o Japón. 

La clave de esa permisividad del endeudamiento, que en la lógica simple debería considerarse un proceso poco recomendable, está en la manera en que esos capitales prestados son cubiertos, a través del sistema tributario, que tiende a encarecer principalmente los productos de primera necesidad: "Como la deuda pública tiene que ser respaldada por los ingresos del Estado, que han de cubrir los intereses y demás pagos anuales, el sistema de los empréstitos públicos tenía que ser forzosamente el complemento del moderno sistema tributario. Los empréstitos permiten a los gobiernos hacer frente a gastos extraordinarios sin que el contribuyente se dé cuenta de momento, pero provocan, a la larga, un recargo en los tributos. A su vez, el recargo de impuestos que trae consigo la acumulación de las deudas contraídas sucesivamente obliga al Gobierno a emitir nuevos empréstitos, en cuanto se presentan nuevos gastos extraordinarios. El sistema fiscal moderno, que gira todo él en torno a los impuestos sobre los artículos de primera necesidad (y por tanto a su encarecimiento) lleva en sí mismo, como se ve, el resorte propulsor de su progresión automática. El excesivo gravamen impositivo no es un episodio pasajero, sino más bien un principio".




Acumulación y endeudamiento en la actualidad.

Llegados a este punto, nosotros que somos de natural curiosos, nos hacemos otra pregunta. Esto fue publicado por Marx en el año 1867. ¿Estará ya obsoleto o puede verse un reflejo en la sociedad actual? ¿Estamos seguros de que esto no es algo desfasado, dado que hoy día todo es muy complejo?

Marx termina este interesante capítulo XXIV con una referencia a la tendencia histórica de la acumulación capitalista. Lenin toma el relevo y aplica el método materialista y dialéctico marxiano para demostrar que el capitalismo pasa a una fase diferente, el imperialismo, en la que los grandes capitales se concentran y dan lugar a monopolios a partir de finales del siglo XIX. Unas cuantas empresas monopolizan los sectores económicos más importantes. Los bancos manejan cantidades tan enormes de capital financiero que se vuelven imprescindibles para la economía de los gobiernos. Ya no quedan colonias por descubrir, el mundo está repartido, así que las grandes potencias disputan entre ellas por el control de los recursos.

Tras la Segunda Guerra Mundial, los Estados Unidos adquieren el papel dominante y se decide el nuevo orden económico mundial en los acuerdos de Bretton Woods, que establece la creación del Fondo Monetario Internacional, y del dólar estadounidense como moneda de referencia internacional.

Este proceso de expansión y acumulación capitalista llevó a que los grandes bancos mundiales lograran colocar en los países en desarrollo grandes capitales a bajo tipos de interés. Pero los tipos de interés eran varia­bles y la deuda crecía tras los ciclos de crisis, como la del petróleo. Tal y como indica Marx, la deuda genera más deuda.

En las décadas de los 80 y 90 las deudas de los países se multiplica por 10. La tendencia es creciente hasta la fecha.  El incremento del desempleo y la incapacidad de las medidas keynesianas para enfrentar la crisis condujeron a que las clases dominantes se decidieran a recuperar el terreno perdido, mediante el neoliberalismo: privatizaciones, aumento de la globalización, liberalización de los mercados de bienes y servicios o  flexibilización de los mercados de trabajo son las consecuencias neoliberales.

El endeudamiento sigue creciendo. La clave en los últimos años está en el trasvase de los llamados "activos tóxicos" a la deuda pública. Las ayudas a la banca endosan a las administraciones públicas los costes asociados a los activos tóxicos. Así, son las clases populares quienes pagan la factura mediante recortes en salarios, en servicios públicos o en las pensiones. 


La deuda y la acumulación en la Unión Europea.

Llegados a este punto, nuestra perspicacia nos puede hacer pensar que, bueno, esto es porque el sistema en el que vivimos es el menos malo y que las peores consecuencias se las llevan los pobres cubanos o venezolanos, que osaron sacar los pies del plato, o los bolivianos que se empeñan en no votar como quiere EEUU, no nosotros que somos europeos y tenemos una moneda común y libertad de circulación y fondos para repartir entre los países miembros. ¡Esto es Europa, no una colonia del siglo XVII!  

Me temo que la realidad nos puede dar un disgusto. En los años 80, la adhesión a la UE de los miembros de Europa del sur estuvo acompañada de una considerable desindustrialización. La industria de España se redujo significativamente por su incorporación a la UE. Esta forma de reordenar el sistema productivo español respondía a los intereses de los países industriales exportadores más poderosos, como Alemania. La economía en España se destinó al sector inmobiliario y al turismo. Esta tendencia se incrementó además por la sobrevaloración de la peseta que, debido al descenso de los precios de las importaciones, debilitó el mercado doméstico.

Por tanto, es correcto afirmar que la incorporación de los países del sur a la UE trajo consigo un modelo de desarrollo desigual. Entidades como la famosa Troika obligaron a los gobiernos de los países más endeudados a cumplir estrictas medidas de austeridad. Ni siquiera importantes movimientos políticos como Syriza en Grecia, que acabó siendo vendida a trozos, pudieron oponerse a las restricciones o los recortes, en un vano intento por salir de la situación actuando desde dentro de las instituciones ya existentes.



Características macroeconómicas de la deuda.

Como hemos visto (y hemos observado que Marx describió hace siglo y medio), el proceso de deuda externa forma parte del paisaje natural del capitalismo; el hecho de que una nación se endeude con otra y obtenga créditos está dentro de las prácticas económicas habituales. 

El problema llega cuando el país deudor ya no está en situación de pagar los intereses en los plazos prefijados, es decir, cuando un país ha agotado sus existencias de reservas externas y no recibe ningún tipo de importación de capital. Para los países acreedores, es imprescindible que los créditos obtenidos deban producir intereses, lo que significa que el país deudor otorga a los acreedores extranjeros el derecho sobre unos beneficios futuros, obtenida en el proceso productivo interno, que como es lógico satisfaga los intereses pactados.

Es decir, a los países acreedores les interesa mucho que se produzca un crecimiento económico suficiente para poder superar la satisfacción de las deudas externas sin pérdidas de bienestar material (al menos el mínimo que le permita producir) en el país deudor.

En esto consiste lo que los expertos consideran las condiciones de éxito de un proceso de endeudamiento. Para que un proceso de endeudamiento externo no acabe en una crisis, se consideran una serie de criterios.

El criterio de transformación hace referencia a que los créditos no deben emplearse para aumentar el consumo interno, sino que deben transformarse en inversiones nacionales productoras de ingresos, de manera que la balanza aumente por la parte de ingresos a través del PIB y se reduzca en el consumo, especialmente el público.

Otros criterios como el criterio de eficiencia indica que las inversiones financiadas con recursos ajenos deben reflejar una rentabilidad superior al tipo de interés real internacional, para que se autofinancie el servicio de la deuda (pueda seguir la tendencia en un ciclo continuo de endeudamiento) y el criterio de transferencia que obedece a que el capital importado se debe invertir de tal forma que se obtengan productos competitivos en el mercado mundial. 

Como vemos, un proceso de endeudamiento es considerado exitoso, en palabras llanas, si no termina asfixiando al país endeudado sino que le permite mantenerse activo de modo que la rueda del capital financiero siga circulando, si permite perpetuar el modelo y, en especial, si transforma el modelo productivo de modo que sea beneficioso para los países que prestan el capital, esto es, reduciendo el gasto de los países impulsados con los préstamos y aumentando su capacidad productora en género que sea comercialmente atractivo para los inversores. 

Este aparente contrasentido explicaría las actuaciones a veces sorprendentes de los organismos internacionales, como el reciente anuncio del Fondo Monetario Internacional que pedía a los gobiernos el aumento de los impuestos a las grandes empresas para ayudar el gasto público, o la condescendencia por parte de los sectores neoliberales a las medidas de ayuda social como los ERTES o los ingresos mínimos. 



El Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia. España puede.

En el escenario que ha planteado la pandemia producida por el covid-19  (cuya aparición ha desnudado todas las vergüenzas del sistema capitalista, como son su incapacidad de plantear una respuesta a corto o medio plazo a una crisis sanitaria sobrevenida dado su carácter caótico y dependiente de la respuesta de los mercados, y ha puesto en evidencia la superioridad de los sistemas que posean cierta planificación económica, así como la necesidad de sistemas públicos sanitarios), la Unión Europea debía responder con prontitud, puesto que el enfrentamiento mencionado al inicio de esta entrada entre los países miembros dejaba a la luz su carácter puramente comercial y nula empatía social.

Tras unos meses de negociaciones, finalmente se llegaba al acuerdo, que responde al rimbombante nombre de Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, nombre que no deja de ser bastante significativo como veremos al fin.

El presidente Sánchez, que unas semanas antes ya había hecho referencia a la necesidad de un nuevo "plan Marshall", en palabras literales, anunciaba con sus socios de gobierno el plan con la promesa de la creación de miles de empleos (800 mil) y la modernización de la economía española

El acuerdo es considerado tan memorable que fue lanzado con el sobrenombre Next Generation UE, (a nivel local, España puede) y moviliza una inyección de 140.000 millones en fondos europeos para España (de un total de 750.000 millones para todos los países miembros), lo que supone un buen pellizco del pastel para nuestro país. La novedad del plan está en su volumen y en que el dinero procede de una masiva emisión de deuda conjunta por parte de la Comisión Europea. Los Estados miembros se endeudarán de forma conjunta y a un alto nivel.

Las líneas generales del plan serían la modernización del tejido productivo, la transformación tecnológica y digital y el desarrollo de una serie de medidas o palancas que deben proyectar la economía (fundamentalmente desarrollo de infraestructuras, impulso del turismo, ayudas al empleo y despliegue del Ingreso Mínimo Vital, modernización del sistema fiscal), todo ello cruzado por cuatro ejes transversales: la transición ecológica, la transformación digital, la igualdad de género y la cohesión social y territorial.

En general, un plan que parece muy atractivo. La pregunta capciosa de rigor sería  ¿de dónde saldrá el dinero? 

La respuesta que nos ofrecen es que saldrá de todos. Es decir, el dinero que llegue a España no será dinero prestado por los frugales. Será dinero europeo obtenido con la emisión conjunta de deuda

Los gobiernos deberán enviar a Bruselas un Plan Nacional de Reformas en las que se detallen las inversiones y reformas a realizar. Esos planes están condicionados, deben seguir las recomendaciones específicas por país (CSR, por sus siglas en inglés) a instancias de la Comisión Europea. 

Además, existe el llamado ‘freno de emergencia‘, medida incluida para frenar las inquietudes de los países frugales. Ese freno de emergencia se activa cuando un Estado miembro considera que algún país no está cumpliendo los objetivos. Con este mecanismo la Comisión Europea puede analizar el destino de las inversiones realizadas y la forma en que se recuperarán las cantidades prestadas (en otras palabras, que se cumplan los criterios de transformación y eficiencia antes explicados, para que resulte beneficioso a los acreedores).



Conclusiones, análisis del plan desde la perspectiva de la acumulación.

Antes de entrar en las características particulares del plan, el acuerdo tiene dos matices en lo general que no dejan de ser muy llamativos:

a) la UE como institución ya había quedado al desnudo antes de la pandemia y el virus sólo ha constatado la necesidad de superar un organismo cuya misión es la de sostener como sea un sistema económico caótico y profundamente desigual, que está alineado con el imperialismo norteamericano y tras su supuesta labor social esconde las bases militares que prolongan la supremacía americana, muy tocada por el auge de China. La UE no es reformable ni hay indicios que justifiquen ahora las maniobras de reanimación de una institución colapsada, por mucho temor que se tenga a la pandemia.

b)  la economía política pone de nuevo de manifiesto que el capitalismo considera a las sociedades, al ser humano y a la naturaleza, un puro negocio para el beneficio de unos pocos elegidos. Así como se analizan los sistemas sanitarios como si se tratase de empresas (cuando obviamente la salud no es un producto que permita obtener beneficios, ni es mensurable la salud de un pueblo), del mismo modo se valoran los procesos económicos en función del beneficio que produzcan y del movimiento favorable a los intereses de una oligarquía en los mercados; en absoluto se tiene en cuenta que tras esos procesos se encuentran seres humanos, si no es para que produzcan y sean rentables.


En cuanto a las características particulares del plan, como hemos dicho el propio nombre, plan de recuperación, transformación y resiliencia, nos da pistas de su naturaleza:


1. Recuperación: Si observamos la situación desde la perspectiva neoliberal, el sistema ha estado a punto de derrumbarse tras la primera oleada de la pandemia. En principio se comprobó que el confinamiento era una medida acertada para frenar los contagios. Pero esto dificultaba la economía, en especial en un país como el nuestro, dependiente de la hostelería y el turismo, así que la "nueva normalidad" nos llevó a una realidad similar a la anterior pero con mascarillas, distancia social y el riesgo permanente de engrosar los ingresos en las unidades de cuidados intensivos.

Una segunda oleada acabaría tumbando el sistema. De ahí la necesidad de imponer un plan de choque, que respondería al primer término del plan, la recuperación. 

Los países frugales probablemente nunca habrán estado en contra de un nuevo endeudamiento, aunque sea conjunto. Sus objeciones posiblemente se hayan producido por las cantidades destinadas a la deuda pública o al interés en que devolverán las cantidades. Pero ni a Holanda ni a Alemania ni a ninguno de los países desarrollados les incomoda el plan. Al contrario, como hemos visto, les interesa prolongar el proceso de deuda, mucho más en un contexto de moneda única en el que no tendrán el problema de exportadores más competitivos.  La economía holandesa podrá seguir siendo frugal (consumirá menos de lo producido) a costa del esfuerzo de los países del sur. 

Por su parte, la Alemania de Merkel ha comprendido, como cualquier neoliberal que tenga dos dedos de frente, que ante una crisis como la que se presenta, es conveniente que el aparato de la UE no se desmorone y que, por tanto, era preciso sostener a los países del sur. Eso explica su papel de intermediario amistoso junto con Macron. La comunidad -económica- europea necesitaba de los consumidores sureños para seguir viviendo.

2. Transformación: la teórica transformación del sistema productivo no ha tardado en manifestar una curiosa noticia en esta misma semana. Inditex, la empresa del destacado multimillonario Amancio Ortega (a quien al parecer Amazon rendirá pleitesía con una serie dedicada a su vida) solicitará 100 millones de los fondos europeos para crear una nueva sede en Galicia. Eso sí, la sede será ecoeficiente, sostenible, tecnológica y todos los aditamentos requeridos para ser admisible por los tiempos modernos.

No es la única empresa con ingresos millonarios que solicita acogerse a los fondos. El pasado día 15 de octubre era la fecha en que se abría la posibilidad para que España presentara su borrador del plan de recuperación acordado con la UE y las empresas han presentado ya un millar de proyectos, entre los cuales figuran planes de la propia Inditex, de Endesa, Iberdrola o Ferrovial.

Sólo Inditex registró un beneficio neto de 3.639 millones de euros en su año fiscal 2019-2020, con un incremento del 6% respecto al ejercicio anterior. 

Por su parte, Adif, la empresa de infraestructuras ferroviarias que permanece en sospecha por la participación en los contratos investigados en Suiza por parte del rey emérito, comunicó que la compañía tiene proyectos en cartera ya avanzados que suponen un total de 14.000 millones de euros. Eso sí, enfocados en la reducción de las emisiones y a la digitalización.

Endesa, conocida puerta giratoria de personalidades como Aznar, Elena Salgado o Luis de Guindos, ha planteado hasta 19.000 millones de euros de gasto para el uso de los fondos de la UE con un total de hasta 110 proyectos.

Con esta carta de presentación, que esperemos se encuentre la objeción del gobierno actual, que se precia de progresista, se antoja complicado que se cumplan las metas planteadas de transformación y renovación del tejido productivo. 

La promesa del Ejecutivo incluye los mencionados 800.000 empleos en su legislatura. La cuestión será saber: ¿Qué tipo de empleos? ¿Estarán encuadrados dentro de la legislación actual o no se derogarán las reformas laborales? ¿Permitirán los países frugales que España trate de escapar de su papel colonial de sede turística y hostelera con mano de obra barata? ¿Mejorarán las condiciones del sector agrícola tan castigado en los últimos años? ¿Permitirá la bancocracia nacional que el conjunto de inmuebles que ostenta como posesiones tóxicas rebaje el precio del alquiler y de la venta de viviendas?

3. Resiliencia: este término, que tiene visos de ser la palabra de moda en esta temporada, hace referencia a la capacidad para adaptarse con resultados positivos a una situación traumática. 

Llámenme mal pensado pero me resulta inevitable pensar que es un eufemismo que esconde la intención de averiguar hasta qué punto es capaz la clase trabajadora española de soportar la sobreexplotación. ¿O debemos pensar que la capacidad de resistencia que se ponga a prueba será la de los propietarios de grandes empresas y las grandes fortunas?

Las ayudas europeas a las empresas españolas serán en su mayoría en forma de préstamos (las transferencias a fondo perdido no pasarán de los 33.000 millones de euros) lo que supondrá una carga sobre la hacienda española. El Gobierno había planteado la posibilidad de una reforma fiscal que aumentara los impuestos a las rentas más altas, pero esta reforma ha quedado aparcada para más adelante, bajo la excusa del presidente Sánchez en que este momento es para invertir y sostener las empresas competitivas

En cambio, sí se han presentado ya propuestas sobre servicios digitales,  conocido como tasas ‘Google’ y otros relacionados con la fiscalidad medioambiental, en línea con las recomendaciones de la Comisión Europea, como la creación del impuesto sobre envases de plástico de un solo uso, y el incremento del IVA de las bebidas azucaradas y edulcoradas del 10% al 21%. 

Otro aspecto que el FMI ha pedido a España es un paquete de reformas de las pensiones y el ajuste de variables para que se produzca el deseado incremento de las pensiones con el IPC. El asunto de las pensiones es un deseo recurrente de los organismos europeos con respecto a España, país que ostenta una de las poblaciones más envejecidas del mundo.

Una reciente polémica sobre el precio de las mascarillas en España, superior al de otros países, desveló que una directiva europea de 2006 impide a España bajar el IVA unilateralmente a las mascarillas, pues el Tribunal Europeo en una sentencia de 2013 prohibió a España bajar al 10% el IVA del material sanitario.

España es uno de los países europeos más afectados por la pandemia. Hasta la fecha, la UE no ha tenido inconveniente en que se haya reiniciado la actividad turística y hostelera en nuestro país, se han producido viajes comunitarios, pese a que nuestro sistema sanitario acarrea ya años de recortes y privatizaciones. La población vive en muchos casos hacinada en viviendas en las que no se dispone de espacio para realizar aislamientos cuando son necesarios.

Nada se habla ya en España sobre la cuestión de la deuda, ni sobre el rescate a la banca. Hace unas semanas, la Audiencia Nacional absolvía a Rodrigo Rato y a los demás acusados por la estafa en bolsa de Bankia. 

¿Debemos suponer que también la UE será sometida a la prueba de resiliencia de permitir el cambio de los países del sur hacia un modelo productivo que rompa su papel de colonias turísticas y agrícolas de los países nórdicos y más desarrollados?

Si la violencia en los periodos descritos por Marx en los que se acumulaba el capital de manera originaria o por Lenin en el origen del imperialismo eran visibles por el ruido de espadas y mosquetones, hoy en día la violencia necesaria para crear la acumulación de capital no se aprecia ni produce aparentemente ríos de sangre. La violencia es más sutil. O quizás nosotros estamos adormecidos por el exceso informativo de la época en que vivimos. La violencia está en los trabajadores obligados a usar el transporte público y a enfrentarse al virus sin las medidas necesarias, en los sanitarios explotados con la excusa del heroísmo, en los ancianos abandonados en las residencias, en los colegios con aulas saturadas y sin medios de prevención, en el desamparo de los usuarios a los que las recortadas plantillas de los centros de salud no puede atender.

Entonces como ahora, la violencia trae al mundo las reformas que son necesarias. "Si el dinero «nace con manchas naturales de sangre en un carrillo», el capital viene al mundo chorreando sangre y lodo por todos los poros, desde los pies hasta la cabeza"


martes, 21 de mayo de 2019

¿Redistribuir la riqueza?

Leemos estos días de campañas electorales que el problema está en el reparto de la riqueza, que la cuestión de fondo es que la ciudadanía debe revertir la políticas liberales y lograr unos gobiernos que procedan a un reparto de la riqueza más justo (frase literal leída ayer). 

Entiendo que tiene su lógica esta afirmación. Vemos cada día que los datos económicos nos muestran que las riquezas están cada vez más concentradas en un pequeño porcentaje de la población y que además la diferencia de volumen con respecto a la inmensa mayoría se acrecenta de un modo absolutamente rechazable por cualquier moral o ética.

Ayer también vimos la polémica surgida en los medios sobre la donación del señor Amancio Ortega, quien había anunciado el regalo generoso de varios millones para luchar contra el cáncer. No voy a ofender la inteligencia del lector discutiendo esta noticia, me sirve para poner ejemplo al asunto, puesto que el debate generado dividía a los liberales que se asombraban de la ingratitud de los que rechazaban las donaciones y a los progresistas que enfocaban el problema en la redistribución de  la riqueza mediante los impuestos.

La cuestión que muchos nos preguntamos, aprendices de comunistas pejigueros y cansinos que se hacen demasiadas preguntas, es: ¿de verdad el problema de la desigualdad está en un mal reparto de la riqueza?

Los Simpsons ya predijeron la distribución de la riqueza en forma de lluvia de dinero

Nos dicen los expertos que la economía tiene tres fases: producción, distribución y consumo. Este esquema se adapta como un guante al modo de ver las cosas desde la perspectiva capitalista (en este blog hicimos modestamente ese ejercicio de explicar las bases del capitalismo desde su óptica en estas entradas ). Es así porque en el capitalismo todo es un gran mercado, la vida es un inmenso mercado donde todo se vende, por tanto el proceso general, tanto para una caja de fresones de Huelva como para las aplicaciones de una empresa informática de Hong Kong, el recorrido sigue las fases de producción, luego se lleva al mercado y por último se vende. 

Así pues parece lógico pensar que si todos producimos (todos trabajamos o necesitamos trabajar para vivir) y también todos consumimos (quien quiera mantener esa manía de seguir viviendo), es decir si siempre se cumplen los dos extremos de esa cadena, es por tanto en ese reparto intermedio de los bienes donde el mecanismo falla. 

Pues bien, esto no es así.

Se admite que en tiempo de campaña electoral los mensajes se reducen al mínimo, por aquello de que la izquierda siempre va en desventaja de propaganda al no contar con el apoyo de los grandes medios. Se comprende también que en tiempos de derrota ideológica pretendamos no abarcar demasiado, no sea que por querer ir más allá de lo que el público está dispuesto a entender perdamos la explicación de asuntos más básicos.

Es cierto además que ante la imposibilidad momentánea de emprender luchas mayores, y ante el descalabro en derechos de la clase trabajadora y la voracidad del capital en su supuesta crisis, es necesario hacer los ajustes que se puedan llevar a cabo en forma de impuestos más equitativos, defensa del Estado de bienestar, planes de empleo, etc. Pero como lo cortés no quita lo valiente, no cuesta nada explicar la verdad del asunto mientras se pelea por estas reformas. Porque de otro modo, podríamos pensar que la izquierda entiende ese reparto como la panacea de todos nuestros males, de manera que estaría contando a los trabajadores una verdad a medias.

Para contar toda la verdad, vamos a llamar a nuestro amigo Carlos Marx, que como siempre acude corriendo y nos da unas cuantas advertencias:

1. Poner el énfasis en la distribución de la riqueza presupone el rol del empresario como motor del progreso. El sufrido emprendedor de nuestros días, héroe del desarrollo neoliberal, que se hace a sí mismo, se bate el cobre emprendiendo y con sus brazos sostiene todo el proceso económico; luego que se reparta mal ya no es culpa suya, bastante tiene con emprender. Aunque parezca exagerada, esta es la idea que se tiene hoy día si miramos las noticias de las páginas color salmón. De la lectura de los clásicos, Smith, Ricardo, puede llegarse a esta conclusión: el mercado es injusto, pobres obreros, su trabajo no se valora bajo los valores de la igualdad, fraternidad y libertad, y también se infiere de los socialistas utópicos y anarquistas, Owen, Proudhon, con quienes Marx tuvo una intensa discusión en sus obras y no fue por motivos personales.

2. El problema surge en la producción. Las sociedades vienen determinadas por la manera en que se lleva a cabo ese trabajo imprescindible para la fabricación de productos y su consumo. No son los empresarios quienes producen la riqueza, son los trabajadores. La clase social de quienes no poseen esos medios es la clase que en realidad sostiene todo el conjunto sobre sus hombros; los empresarios sólo poseen los medios. Pretender repartir la riqueza creada por los propios trabajadores supone arrebatarles lo que ellos mismos han creado y repartirlo además según reglas contrarias a sus intereses.

3. El capital tiende a la acumulación y a la ganancia. Por muy bienintencionado que sea un empresario, la propia competencia en el mercado le llevará siempre a reducir los costes para poder seguir compitiendo, en una carrera sin fin en la que el eslabón más débil, el obrero, es quien tiene todas las papeletas para perder antes o después. La caridad y las donaciones no son más que brindis al sol ante la marea imparable de la inmensa masa del capital. 

4. Esta imparable desigualdad afecta, por supuesto, siempre a los mismos, a los trabajadores. Arrinconados en una inmensa tropa de parados, quedan sin armas frente a esos gobiernos progresistas de cuya benevolencia quedan dependientes, con la única ventana que se abre cada cuatro años en las urnas como única esperanza. Pero mientras los medios de producción estén en pocas manos, esos gobiernos no podrán evitar que lo que nos den con una mano se nos quite con la otra. 

5. Por tanto, ese reparto de la riqueza es un parche, una medida paliativa. Necesaria, pero incompleta. Para seguir formando a nuestros compañeros de clase de manera veraz, debemos explicar que sin el control de esos medios nunca habrá una sociedad verdaderamente equitativa, que esa debe ser la meta y nuestro trabajo por impuestos más equitativos y la defensa de los sistemas públicos, aunque parezca enorme de por sí, no deja de ser una etapa en un camino cuya finalidad es transformar la sociedad entera, no reformarla.

Para añadir un texto sobre el tema, creo que es interesante recomendar la Crítica al programa de Gotha (1875), en la que Marx analiza el programa del Partido Obrero Alemán, y en el que podremos leer párrafos tan sugerentes como éste:




martes, 16 de abril de 2019

Nociones básicas de Economía

En esta entrada y posteriores (segunda y tercera) se hace un repaso  sobre conceptos básicos de la economía, con el objetivo de entender cómo funciona la sociedad capitalista y poder así analizarla mejor. Intentaré explicar de manera sencilla ideas como factores de producción, producto interior bruto, inflación, oferta y demanda, laissez faire y otras. Hablaré también un poco sobre autores fundamentales para el capitalismo como Adam Smith, Ricardo o Keynes y su influencia.

El objetivo es ponerse en la piel del capitalista bienintencionado que cree en la bondad del libre mercado para comprender cómo son sus razonamientos.

Este blog no lo lee nadie pero me gusta escribir estas entradas por si el mensaje encerrado en una botella llega a alguna playa. Me sirve a mí para repasar conceptos y, como soy un tipo del montón (por tanto soy uno de muchos), quizás haya más militantes comunistas o curiosos que se encuentren en mi misma situación. 

Vamos pues con ello.


Sucede que a los trabajadores (al menos los de mi edad, hoy día los estudios básicos incluyen asignaturas sobre economía) la jerga de los economistas nos suena enrevesada pero a la vez cercana. Enrevesada porque tiene matices matemáticos y abstractos que no son fáciles de manejar, pero cercana porque forman parte del menú diario de radios y televisiones, de tal modo que todos nos hemos formado una idea más o menos acertada de esos conceptos económicos.

En una entrada anterior hablaba sobre la dificultad de leer El capital (aquí enlace). Puede ser que una de las dificultades al leer este texto esté motivada por ese desconocimiento o esa idea formada de manera no del todo correcta. Recordemos que el subtítulo que Marx le puso fue "Crítica de la economía política". Por tanto, la mejor manera de entender esa crítica es manejar con alguna soltura el objeto criticado. 

Y para eso estamos. Si a uno le da por buscar un poco, llama la atención la gran facilidad con la que puede encontrarse lecturas sobre economía básica por todas partes. Basta hacer una búsqueda en internet y surgen montones de manuales y diccionarios. En la biblioteca de mi pueblo encontré al menos diez de este tipo. Hay también muchos libros que enfocan este tema como si fuesen libros de consejos para personas emprendedoras que quieren conocer los entresijos del mercado y montar un negocio; su valor equivale al de los libros de autoayuda.

En todos ellos encontraremos referencias a Marx y al socialismo. Aunque quisieran evitarlas, no pueden, dada la influencia de nuestro amigo Carlos. Unos textos serán al menos amables y lo explicarán pero dirán que el socialismo no funciona y que la historia se ha encargado de demostrarlo. Otros directamente agreden al lector con tremendas falacias. Es lógico. Esos manuales están escritos con la intención de aparecer en los estantes principales de los grandes almacenes; si se dedicaran a explicar la teoría que demuestra que el capitalismo es criminal probablemente no aspirarían a entrar en la lista de los 40 libros más vendidos.

Poco tiempo antes de ser asesinada, Rosa Luxemburgo se encargó de dar clases sobre economía política para la formación de cuadros. Las notas que la autora redactó para esas clases se editaron en un libro con el nombre Introducción a la economía política. En este libro podemos encontrar reflexiones muy interesantes sobre este aspecto, la represión que la sociedad -incluida la formación universitaria- hace a las visiones sobre la economía desde el materialismo dialéctico y la manera en que los economistas capitalistas eluden explicar en sus estudios cuestiones que vayan más allá de la perspectiva idealista. Es muy interesante y podremos disfrutar en su lectura de la ironía mordaz de la autora.

En esas lecciones, Rosa Luxemburgo decía:


La economía es una ciencia muy particular. Los problemas y las controversias aparecen apenas se da el primer paso en esta rama del conocimiento, apenas se plantea la pregunta fundamental: de qué trata esta ciencia. El obrero común, que tiene sólo una idea muy vaga de qué es la economía, atribuirá su falta de conocimiento a una deficiencia en su educación general. Pero en cierto sentido comparte su perplejidad con muchos estudiosos y profesores eruditos.

Según nuestra compañera Rosa, mucha parte de culpa de la dificultad con la que se expresan los economistas procede de ese interés oculto en no revelar de manera descarnada los vericuetos del capitalismo. De hecho, sería más correcto que se hablase de economía política, teniendo en cuenta que se trata de la ciencia que estudia los mecanismos mediante los cuales un pueblo crea su riqueza, administra el trabajo, lo distribuye, etc. 

Para empezar, en muchos de esos manuales que comentaba más arriba, encontraremos definiciones que nos hablan de una ciencia que trata la limitación de los recursos y su administración y del trabajo para satisfacer las necesidades humanas, con el objetivo de lograr la felicidad de las personas.

Con esta definición podríamos afirmar que se trata por tanto de la ciencia más fallida o menos elaborada, puesto que la economía hasta el momento no ha logrado distribuir precisamente mucha felicidad ni satisfacer las necesidades más que de una pequeña parte de los seres humanos.

Pero bueno, no empecemos con exigencias. Sea como sea es cierto que los recursos son limitados, que el trabajo humano desarrolla unos medios de producción mediante los cuales obtiene de la naturaleza una forma de subsistir y que cada sociedad tiene un sistema por el que los administra. Esto es así tanto si miramos con microscopio la economía de una familia cualquiera como si alargamos la vista en un catalejo y miramos a todo un país o un continente. 

Por ello los economistas distinguen entre macro y microeconomía. Aquí van algunas definiciones.

La Microeconomía se encarga de las personas y las empresas, los negocios, los mercados y demás en una zona determinada. 

La Macroeconomía estudia zonas amplias como un país o un conjunto de países y usa magnitudes amplias como la renta nacional, el paro o las importaciones y exportaciones.

En la actividad de producción y distribución intervienen los llamados agentes económicos, que pueden ser de tres tipos: las empresas, como agentes dedicados únicamente a la producción, las familias, que aportan el recurso productivo humano y a la vez realizan el consumo de los productos, y el Estado como un agente intermedio que puede hacer funciones como oferente o demandante, puede destinar ingresos a empresas de interés social o a las familias en forma de subsidios o pensiones. 

El punto de encuentro donde se desarrolla el intercambio entre esos agentes es el mercado, entendido como un concepto difuso que comprende desde el lugar físico donde se realiza una compra-venta hasta las conexiones informáticas por las que circula la información de una operación bancaria. La relación entre esos agentes en el mercado produce un flujo circular de la actividad económica. Por poner un ejemplo, una familia ofrece medios productivos al mercado donde son adquiridos por una empresa, que a su vez fabrica un producto que es consumido por las familias. Ese flujo da vueltas, es circular, y representa el motivo de estudio de los economistas.

Los expertos hablan de mercado de competencia perfecta como un mercado ideal que tendría unas características concretas como la libertad de concurrencia (hay libertad para crear empresas y esto lleva a que haya muchas que se reparten su parte de mercado), la ausencia de monopolios (cuando hay un solo productor de un bien o servicio) o de oligopolios (unos pocos productores).

El flujo de ingresos supone para los trabajadores el salario, para los propietarios de edificios o tierras las rentas, para las empresas el beneficio y para el capital el interés.

Los mercados pueden ser a su vez de factores de producción (compran para producir), financieros (sobre préstamos) o de bienes y servicios (se compran los productos). 

La curva de la demanda es una gráfica que relaciona el precio de los productos y la cantidad comprada.
Se trata de la cantidad total que están dispuestos a gastar los consumidores en un momento dado, esto es, la cantidad demandada de bienes o servicios por los agentes económicos para cada nivel de precio. Presenta una pendiente negativa: el gasto de los compradores asciende cuando bajan los precios. Si bajan los precios, la demanda agregada será mayor. 
Para las empresas esta gráfica tiene una importancia grande pues de ella pueden obtenerse ciertas predicciones sobre el comportamiento del mercado ante las variaciones de los precios.

Ese comportamiento del mercado es uno de los pilares sobre los que se fundamenta la ideología capitalista. Es evidente que en cualquier sociedad, de cualquier tipo, es imprescindible que exista un comercio entre pueblos o zonas geográficas, una compra y venta de productos o servicios. De hecho el comercio es una de las claves en la historia de la humanidad. Comienza a finales del Neolítico y es pieza fundamental en el desarrollo de las primeras civilizaciones (fenicios, griegos, romanos), desarrolla las líneas por las que transcurre la evolución humana (creación del dinero, bancos, rutas comerciales, los descubrimientos, innovaciones en el transporte, conflictos entre países, el colonialismo, la globalización, etc).


Esta importancia del comercio fue observada
por numerosos autores desde antiguo, pero fue el británico Adam Smith quien en 1776 publica el que se considera el primer tratado de economía política, Una investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones, conocido como La riqueza de las naciones. Smith es el primero de los pensadores que forman la Escuela Clásica (compuesta por autores como Ricardo, Malthus, Mill, Say y otros, incluido el propio Marx, cuyos nombres nos resultarán familiares a poco que frecuentemos la lectura del Capital o de cualquier texto económico). De la obra de Smith nos interesa, por resumir con mucha brevedad, este aspecto sobre la importancia de los mercados que, como digo, es el pilar del capitalismo.
En La riqueza de las naciones, Smith explica que dentro de los factores de producción (conjunto de recursos que se emplean para producir todas las cosas que necesitamos para vivir, como los recursos naturales, el trabajo, el capital , la organización de los medios) el trabajo humano tiene una relevancia especial, pues de su división surge el incremento en la productividad.
En la época de Smith, finales del XVIII, se produce la Revolución Industrial, especialmente en la tierra del autor, Gran Bretaña, en la que los tiempos de la manufactura dejan paso a la aparición de las máquinas que permiten la producción en el modo fabril (producción a nivel industrial en las fábricas).
Es esa innovación en la forma de producción la que eleva el número de productos y bienes y, por tanto, es lo que aumenta la riqueza de las naciones. Según Smith, ese afán por especializar y dividir el trabajo no es algo planeado por las personas sino que nace de una tendencia natural del ser humano en hacer intercambios y comerciar. Esta tendencia no es benevolente sino que es fruto del interés individual:

El hombre, en cambio, está casi permanentemente necesitado de la ayuda de sus semejantes, y le resultará inútil esperarla exclusivamente de su benevolencia. Es más probable que la consiga si puede dirigir en su favor el propio interés de los demás, y mostrarles que el actuar según él demanda redundará en beneficio de ellos. Esto es lo que propone cualquiera que ofrece a otro un trato. Todo trato es: dame esto que deseo y obtendrás esto otro que deseas tú; y de esta manera conseguimos mutuamente la mayor parte de los bienes que necesitamos. No es la benevolencia del carnicero, el cervecero, o el panadero lo que nos procura nuestra cena, sino el cuidado que ponen ellos en su propio beneficio. No nos dirigimos a su humanidad sino a su propio interés, y jamás les hablamos de nuestras necesidades sino de sus ventajas. Sólo un mendigo escoge depender básicamente de la benevolencia de sus conciudadanos. Y ni siquiera un mendigo depende de ella por completo.

 Esto es, Smith señala que los mercados son relaciones voluntarias de particulares que participan del intercambio en beneficio propio, pero ese interés individual acaba redundando en un bien común. Para que ese mercado fluya es una condición necesaria, además, que exista alguna acumulación de capital. Es esa acumulación de capital la que origina la división del trabajo y su volumen depende del volumen del mercado. (Puede que en algún momento oigas una especie de eco dentro de tu cabeza, es la risa de Marx, pero recordemos que estamos intentando comprender el pensamiento capitalista).

Ese aparente desorden de la suma de los egoísmos particulares acaba desarrollando un orden en el conjunto que finalmente beneficia a toda la sociedad de una manera equilibrada o armónica, en una manera semejante a la arena disuelta en el agua cuando reposa y se precipita en el fondo. Smith utiliza como una metáfora la imagen de una mano invisible, que equivale a la idea de una fuerza natural o superior que armoniza el desorden de los enfrentamientos particulares en el mercado.
En definitiva, Smith propone la idea del laissez faire (en francés, dejar hacer, dejar pasar), o sea la ausencia de control por parte de los Estados o de autoridades superiores, como gobiernos o monarcas. Esta manera de entender la economía supone una ruptura con la visión anterior a Smith, que defendía la protección de los gobiernos -mercantilismo- en forma de aranceles e impuestos, ruptura que viene marcada por la aparición de una nueva clase social burguesa que se abre paso en la sociedad con la fuerza de las máquinas fabriles de la Revolución Industrial.
La ausencia de control en los mercados es la característica que determina el llamado liberalismo clásico


Otro concepto que nos sonará bastante de las noticias y de los artículos económicos es el de economía de mercado. Es aquella en la que no intervienen los gobiernos, la del laissez faire. Su contraria sería la economía planificada, en la que todo está dirigido desde el gobierno. En la realidad ninguna economía es puramente de uno de ambos tipos, ni siquiera la economía de mercado del país más liberal, todas ellas acuden a la intervención estatal cuando les resulta conveniente.

Más conceptos útiles. Una de las gráficas que manejan los economistas y que permite analizar el comportamiento de los mercados es la de la frontera de posibilidades de producción. En ésta se representan
las cantidades máximas de producción que puede obtener una economía en un periodo determinado haciendo uso de todos los recursos que tiene disponibles. Dentro de las diferentes posibilidades de producción de una economía, las alternativas para producir un producto u otro y qué cantidad de cada uno son muy grandes. Si se elige una alternativa, se están descartando otras posibilidades. La relación entre lo que se elige y lo que se descarta es el coste de oportunidad.
Esta gráfica relaciona, de modo un poco irreal, la cantidad de productos que se pueden realizar en un eje y la cantidad de otro producto en el otro eje, usando todos los medios disponibles (en el dibujo por ejemplo X podrían ser cantidades de zapatos y Xa 100 zapatos y Xb 200, o Y cantidades de vestidos). De ese modo los puntos dentro de la curva, A o B, indican la relación entre el número de vestidos o zapatos que se podrían fabricar con todos los medios de producción. El punto C indica una producción relacionada por debajo de ese tope, por tanto una producción ineficiente o con recursos ociosos; el punto D, por encima, sería una posibilidad inalcanzable, a la que sólo se podría llegar realizando una innovación en los medios.

Todos habremos oído hablar del PIB, el Producto Interior Bruto, pero veamos qué es exactamente. En la economía, en especial en la macroeconomía, como en todas las ciencias sociales, los expertos deben recurrir a las estadísticas para que sus estudios tengan rigor. Es imposible usar términos absolutos como en las ciencias exactas, sus métodos recurren entonces a estudios estadísticos. Pues bien, el PIB es una de esas estadísticas y en ella se estima el valor de todos los bienes y servicios producidos en un país en un tiempo determinado.
El PIB sólo tiene en cuenta las transacciones que implican dinero. Podría contabilizar tanto las ventas como los gastos (en Economía los ingresos tienen que ser iguales a los gastos, dado que toda transacción es un intercambio entre dos agentes por el mismo valor). Se usan los ingresos porque ya existen normas de los gobiernos que obligan a declararlos. Forma parte de la contabilidad nacional, que es un registro del sistema económico de un país y permite hacerse una idea de su situación y planear actuaciones a nivel estatal.

Estas estadísticas sirven para tener un modo de medir la macroeconomía. Según Keynes (otro autor importante que tenemos que ver y lo haremos en la siguiente entrada de esta serie), el PIB puede contabilizarse siguiendo una ecuación que suma los gastos de un país del siguiente modo:


Y = C + I + G + EN

En la ecuación Y (el PIB) es la suma de los cuatro gastos tradicionales: el consumo (C) hecho por los hogares en bienes y servicios, que suman el 70 % del total, la inversión (I) de empresas en capital, como equipos o edificios, el Gobierno (G) representado como los gastos en compras de bienes y servicios estatales, y las exportaciones netas (EN) o diferencia entre las compras de productos extranjeros (importaciones) y ventas al exterior (exportaciones).

Más adelante como digo veremos un poco de Keynes pero adelantemos que su visión del PIB viene a partir de la Gran Depresión o Crisis del 29, una crisis de nivel global que se originó en EE.UU. y que tuvo su salida en la Segunda Guerra Mundial. En ella el comercio del planeta descendió hasta más de la mitad. Keynes pensaba que la política del gobierno tenía que estar centrada en que las personas aumentasen el gasto en bienes y servicios, con el fin de incentivar el comercio internacional.

Como vemos, apenas hemos visto una primera entrada y ya nos encontramos con una gran crisis. En la siguiente veremos también que esa definición de la economía que nos planteaba la felicidad de la población y el reparto de los recursos incluye necesariamente una parte importante de periodos de crisis y conceptos que la explican.

¿Cómo entienden los economistas tradicionales las crisis? Es un tema interesante, pero con esto es bastante para una primera entrada, continúa en la siguiente si la fuerza nos acompaña.