Uno de los pocos cómics que tiene la biblioteca de mi pueblo es esta edición de Maus (Art Spielgman, editorial Reservoir Books, 1980) y gracias al servicio de préstamos he podido leer esta obra que conocía por referencias y sus buenas críticas pero no había podido hojear hasta ahora.
Como dice una reseña en la contraportada de la edición que leí, nada menos que de Umberto Eco, la lectura es de esas que te atrapan y te mantienen en una contínua afluencia de sentimientos. Pese a la intencionada sobriedad con la que está contada la historia y a la sencillez de trazos y detalles que caracteriza al cómic underground, la historia está magníficamente contada y sabe transmitir con fuerza numerosos sentimientos. Además, Spielgman hace gala de originales recursos gráficos en la disposición y en la presentación de los personajes, en las elipsis y los diálogos, que llevan en volandas la ya de por sí interesante historia.
Reconozco que soy una persona incapaz de soportar las escenas violentas, en especial cuando se refieren a niños. Las famosas películas El pianista o La lista de Schindler nunca acabé de verlas. Este cómic contiene todas las historias de horror que hemos oído sobre el Holocausto: las matanzas arbitrarias en la calle, los asesinatos de niños a golpes, las cámaras de gas, etc. Esto hace que para una persona con problemas para tolerar la violencia sea un poco difícil la lectura, aunque el morbo por saber hasta dónde puede llegar la maldad te hace continuar.
Sin duda como narración de los espantos que sufrieron quienes conocieron la barbarie fascista de esos años es un documento sensacional, que incluye las anécdotas vividas por el padre del autor, superviviente del campo de Auswitch, de ahí el subtítulo Una historia de supervivencia.
Hay un par de aspectos que me llamaron la atención de Maus, por los que escribo esta entrada.
Aclaro que el autor especifica que es exactamente eso, una historia sobre supervivencia, y que es evidente que no está enfocada como relato sobre el Holocausto únicamente sino que incluye las vivencias personales posteriores a aquellas experiencias. Pero ciertos detalles chirrían al lector que no sea imparcial políticamente y en especial antifascista.
En las pocas referencias que hay en la narración sobre personajes comunistas (en eso se equipara a las películas más famosas sobre el tema, en las que las referencias al comunismo o a la URSS son nulas), estos no salen bien parados.
Hacia el inicio de la novela, la esposa del protagonista es engatusada por un vecino que la mete en un lío por traducir documentos de comunistas.
Más avanzada la narración, el protagonista tiene un encargado dentro de uno de los campos de concentración que es comunista y se deja sobornar a cambio de comida.
En el final de la historia, cuando los alemanes se ven obligados a replegarse y se acerca el final de la guerra, el narrador comenta, de pasada, que la esposa del protagonista, que aún permanecía en un campo cercano a Auswitch, es liberada por "los rusos". El propio protagonista es liberado por los americanos, con quienes se encuentra en las calles. Ninguna referencia a los verdaderos liberadores de Auswitch y vencedores de la guerra, el Ejército Rojo.
En fin, supongamos que Maus, aunque hubiese mostrado una mejor idea de los comunistas o hubiese referido la importancia del ejército soviético en la liberación de los campos de exterminio, habría seguido mereciendo la cantidad de premios que recibió, como el Pullitzer o el premio literario de Los Angeles Times.
Muy interesante lectura, disponible en la biblioteca pública de Mairena del Alcor.