Mostrando entradas con la etiqueta Capital. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Capital. Mostrar todas las entradas

martes, 23 de octubre de 2018

Objeciones a las objeciones de Laclau sobre el concepto de ejército industrial de reserva


Buscando información sobre el concepto de "ejército industrial de reserva" encontré ayer un interesante video del pensador argentino Ernesto Laclau, que recoge un pasaje de una conferencia suya en la Universidad Católica de Perú, Lima. 
Puedes ver el vídeo (es corto, de unos 5 minutos) haciendo haciendo click sobre estas letras.




En este pasaje de su conferencia, Laclau explica la noción de desempleo en Marx. En breves palabras, Laclau afirma que Marx "trata de introducir" al desempleado en la lógica del capital a través de la categoría de ejército industrial de reserva. Dentro de esa lógica, el desempleo viene a cumplir una funcionalidad durante los periodos de crisis, en los que se reduce la demanda de mano de obra, en forma de competencia entre los propios obreros parados, lo que hace aumentar la ganancia por la bajada de salarios.

Laclau ve algunas pegas en los argumentos marxistas. Considera que, dado que según el propio Marx los salarios no pueden bajar de un nivel mínimo de subsistencia -por debajo del cual el proletariado desespera o muere-, no se explica por tanto la saturación  de parados producida por el desempleo estructural, que crece hasta producir una cifra de desempleados superior a la teóricamente necesaria para ser funcional para el sistema, de manera que se escapa de esa lógica, como un sector marginal fuera de ella.

Laclau recurre a una cita de Trotsky para proponer que si "el desempleo estructural continúa tendremos que repensar la teoría marxista de las clases sociales". Termina comentando que "cada vez más sectores pueden ser articulados por lógicas distintas tal y como Marx las pensó".

Bien. Creo que las objeciones de Laclau tienen varios puntos débiles evidentes. Voy a explicarlas y si por casualidad en el ciberespacio esta entrada encuentra un lector que considere que mis objeciones son a su vez incorrectas, su opinión será bienvenida en el recuadro para comentarios que está abierto al final.

La pregunta que me hago es  ¿cabe poner en duda la existencia de las clases sociales y el antagonismo capital/trabajo debido a que el desempleo desmesurado crea un exceso de desempleados que supera el concepto marxista de ejército de reserva?

Para empezar, en mi modesta opinión, creo que Marx deja suficientemente desarrollado el concepto en el capítulo XXIII del primer tomo de El capital, donde al explicar la acumulación capitalista especifica que ese cambio en el capital no es sólo cuantitativo sino cualitativo, esto es, además de crecer aumentando en cantidad también cambia cualitativamente, variando la proporción entre capital constante y variable. Dicho en palabras llanas, es la parte del trabajador la que va aportando cada vez más a ese incremento, el capital crece a costa de exprimir progresivamente el trabajo.

Si esto sucedía en época de nuestro amigo Carlos Marx (que además él mismo se encarga de aclarar que no fue el único ni el primero que observó este proceso), creo que sería ridículo afirmar que en nuestros días ha dejado de suceder por muy heterogéneo y diverso que se haya vuelto el panorama. Si observamos el ejemplo de la economía actual española, llegaremos a concluir sin mucha dificultad que la mayor parte del gasto y del esfuerzo en "superar la crisis" está recayendo sobre las sufridas espaldas de lo que ahora se llama ciudadanía y que antes era proletariado o clase obrera. Ante la ausencia de nuevos mercados en los que medrar y bajo la alargada sombra de la explosión de una nueva burbuja ahora de tipo financiera, los empresarios están basando esa supuesta recuperación española en el recorte de derechos laborales, empleo precario y el aumento de un ejército de desempleados, cuyas filas engrosan soldados cada vez más veteranos, bajo la excusa de la austeridad y el cumplimiento del pago de las diversas deudas.

Prosigue el amigo Marx un poco más adelante del mismo capítulo y explica que, durante esas fluctuaciones,  "al producir la acumulación del capital, la población obrera produce también, en proporciones cada vez mayores, los medios para su propio exceso relativo". Es una de las "condiciones de vida del régimen capitalista de producción". Nuevamente en palabras sencillas, el sistema es en sí mismo formado por un mecanismo de antagonismo u oposición entre capitalistas y trabajadores. Es inevitable. Únicamente será matizado o disfrazado bajo distintas máscaras en la actualidad, con las peculiaridades modernas, pero del mismo modo y mecanismo expuesto en El capital. 

Esas fluctuaciones en el desempleo y en las sucesivas subidas y bajadas de salarios son, por tanto, provocadas de manera interesada por el propio sistema, tanto las que producen subidas como bajadas, según sea preciso para el mantenimiento del juego.

Aquí quizás cabría replicar que, sin embargo, hoy día el desempleo ha alcanzado cifras tan desmesuradas que, siguiendo el razonamiento señalado de Trotsky o Laclau, podríamos poner en duda la eficacia de esta explicación, en la duda que nos crea esa supuesta funcionalidad de tan exagerada cifra de parados.

En mi opinión, Laclau no tiene en cuenta en su debida forma que los conceptos empleados por Marx, tales como el tiempo de trabajo socialmente necesario o medios de subsistencia, deben ser entendidos bajo la perspectiva social e histórica. Ese nivel mínimo de subsistencia no es una cantidad estándar que se aplique por una convención entre las partes negociadoras. Su valor es relativo y depende de múltiples factores. En la época de Marx, por ejemplo, el trabajo fabril más sencillo era dedicado al trabajo infantil o era más propicio para emplear a  trabajadoras mujeres que a hombres; hoy día, pese al avance social, el sistema busca las revueltas para continuar exprimiendo a la clase trabajadora de un modo semejante. Las peculiaridades históricas dependerán de las circunstancias políticas, legales o incluso morales, pero siempre enfocadas a sostener ese antagonismo. Antes más evidentes, ahora más veladas y complejas, pero semejantes. Estas peculiaridades son como sabemos producto no sólo de la dominación puramente económica, pues pueden intervenir factores ideológicos.


Las artimañas del sistema hoy se basan, entre otros factores, en normalizar ese pauperismo  del trabajador y en homologar como natural las condiciones precarias de trabajo: becarios, promesas de contrato con un periodo de trabajo gratuito, creación de falsos autónomos, etc. De hecho hoy día el tener un empleo no garantiza vivir fuera de la pobreza. De este modo no es tan sencillo diferenciar el grupo de trabajadores con empleo del grupo de desempleados, e incluso dentro de ellos la proporción que es funcional para el sistema de la que queda marginada. El argumento de Laclau queda por tanto un poco en el aire, puesto que no es posible establecer comparaciones basándose sólo en registros de empleo. 

Por último, esa supuesta heterogeneidad o diversidad de la sociedad actual no realiza un factor tan determinante en última instancia como para poner en duda el antagonismo capital y trabajo. Más bien podría decirse que pasado el tiempo ese enfrentamiento se agudiza. Y, por otra parte, resulta llamativo que la diversidad se quiere mostrar evidente siempre en el bando oprimido, pero no tanto así en el opresor. El capital, ya sea con la careta salvaje o la sensata o la responsable, continúa machacando con la misma precisión homogénea y compacta a la clase trabajadora, sea cual sea el ropaje con el que trate de cambiar su apariencia.

martes, 14 de agosto de 2018

La teoría del valor (I). La dificultad de leer El Capital

Mientras en las alturas discuten si el marxismo es o no un método científico, los militantes de base seguimos peleando con nuestra realidad diaria, en este ambiente cada vez más hostil de salvapatrias con ramalazos fascistas, venidos arriba ante la aparente ausencia de su depredador natural ideológico.

Ya milites en una gran ciudad o un pueblo, en una asamblea numerosa o en cuadro, seas de más o menos edad, con mayor o menor gusto por la lectura, es decir un militante o simpatizante común y corriente, te ocurrirá como en mi caso que te gustaría tener una buena formación teórica, para afianzar los mimbres con los que seguir creando conciencia en las situaciones que se te presenten en tu día a día.


Puede ser que te ocurra como a mí, que has pasado ya la lectura del Manifiesto y otros textos fundamentales y te sientes con ganas de emprender de una vez por todas el asalto al primer tomo de El Capital, tras varios intentos abandonados o postergados indefinidamente, o de iniciar ahora su lectura.


Pues bien, esta entrada y la siguiente van sobre esto. Intentaré dar alguna recomendación basada en mi experiencia para facilitar la lectura del primer tomo de El Capital, de manera sencilla. En esta primera entrada voy a empezar por aspectos más básicos y en una segunda entrada (El capital y la teoría del valor) me complicaré la vida afrontando la teoría del valor que da título a esta nota. 

Al final de esta entrada podrás encontrar referencias y enlaces de interés (lecturas, videos) sobre el tema, te recomiendo que les eches un vistazo. Si esto sirve para incentivar la lectura de al menos una persona, lo daré por bien empleado.


¿Qué es El Capital? Sabemos que es la obra cumbre de Marx, a la que dedicó la mayor parte de su vida y que le supuso un gran sacrificio personal y familiar. Durante décadas ocupó su esfuerzo a la redacción de muchos cuadernos de notas y al estudio de la Economía. 

Exiliado de varios países por la persecución de las autoridades debido a su participación activa contra sus gobiernos, acabó residiendo en Londres, en situación de pobreza, sin parar por ello de escribir. Su yerno, el pensador Paul Lafargue, escribe de Marx: "su método de trabajo le imponía con frecuencia tareas cuya magnitud difícilmente puede imaginar el lector. Así, para escribir las veinte páginas sobre legislación fabril inglesa que contiene El capital revisó toda una biblioteca de informes de los inspectores fabriles de Inglaterra y Escocia. Los leyó de punta a cabo, como puede advertirse en las marcas de lápiz que allí aparecen."


Imagen de la impresionante sala de lectura del Museo Británico de Londres, donde Marx debió redactar durante años El capital

Realizó numerosas redacciones y correcciones hasta encontrar la forma que consideraba más adecuada para exponer sus teorías, algunas de las cuales (como la del valor) tienen cierta dificultad para ser comprendidas en una sola lectura.

Consta de tres volúmenes, de ellos Marx sólo vio impreso en vida el primero, en el 1867. Los dos restantes fueron publicados por su amigo y compañero Federico Engels en años posteriores.

En obras anteriores Marx fue anticipando sus ideas sobre el capitalismo, que ya iba vislumbrando y elaborando, como por ejemplo en Miseria de la Filosofía (1847) o en Trabajo asalariado y capital (1849) o en Salario, precio y ganancia (1865), pero como decimos es en El capital donde expone todo su trabajo de forma definitiva y rotunda.

En ella Marx analiza, disecciona, critica y desbarata por completo el capitalismo, pone al descubierto todas sus mentiras, desvela las artimañas e intrigas que los capitalistas han empleado (y emplean) para someter a la clase trabajadora. Al ser desveladas, el autor pone en las manos del lector obrero un eficaz método de análisis del capitalismo, de manera que pueda combatir, ya comprendidas y descubiertas, esas artimañas. 

¿Qué no es El Capital? No es por tanto en sentido estricto un manual de Economía. Es más bien una gran crítica de las teorías económicas capitalistas. De hecho, el subtítulo de la obra es Crítica de la Economía Política

Quizá sorprenda que la obra fundamental de Marx sea una crítica al rival ideológico. Como militantes, e interesados en cambiar este mundo tan injusto, es imprescindible que conozcamos bien al adversario. Conociendo su funcionamiento es como estaremos en disposición de enfrentarnos a él. Decía el poeta clásico Ovidio: "es correcto aprender, incluso del enemigo". Marx parece indicarnos que incluso y sobre todo hay que aprender del enemigo. Pensemos que toda nuestra vida, el sistema en que vivimos, el trabajo, las ciudades, las relaciones entre las personas, la prensa, el estilo de vida, todo, en definitiva, está condicionado por la ideología capitalista (lo más importante es poseer bienes, todo tiene un precio, el dinero manda, etc). Por eso Marx dedicó ese gran esfuerzo a descubrir el mecanismo de este sistema, para poder descomponerlo y así superarlo.

Veremos también que El Capital no es sólo un texto económico. No es un conjunto de fórmulas matemáticas o estadísticas en un sentido técnico únicamente. El capital reúne ideas de distintas disciplinas, mezcla conceptos filosóficos, sociales, políticos y mucho de Historia. Esta forma de analizar la economía con una visión ampliada y totalizadora permite ver el asunto de una manera dialéctica, es decir, acercarnos al problema no con una visión reducida desde una sola dimensión sino sumando las perspectivas desde todas las dimensiones implicadas (en la siguiente entrada se explica con mejor detalle cuando hablemos del valor).


¿Cómo debemos leer El capital? El propio Marx aclara nada más empezar el prólogo de la primera edición que es el capítulo primero (la mercancía) el que nos va a dar mayor dificultad, en especial la parte referida al valor. 


Si se buscan ensayos o estudios sobre la manera de acometer esta obra, encontraremos opiniones de estudiosos del marxismo tan diferentes como Althusser, que recomienda saltarse este primer capítulo, comenzar por el segundo hasta el final del tomo I y una vez acabado abordar el capítulo inicial, o como Néstor Kohan, que sugiere iniciar la lectura por los capítulos finales del primer volumen, los que se refieren a la acumulación originaria, para luego volver al inicio.


Sin ánimo de contradecir a estos grandes autores, personalmente no encuentro el sentido a esa lectura estilo Rayuela. No creo que para un lector medio sea de especial ayuda desordenar el orden que el autor había ideado, que además -si somos capaces de hacer una visión general del primer tomo a vista de pájaro- vemos que su esquema no es nada casual sino que sigue una intención muy bien desarrollada.


Cierto que el primer capítulo es complejo y que el resto del texto tiene pasajes muy densos que nos obligarán a leer con gran atención y volver atrás en muchos casos. Pero nadie dijo que esto fuese un paseo por el campo, llegar a las entrañas del capitalismo nos va a costar algún esfuerzo, a unos más y a otros menos, pero nuestra voluntad está supuesta. En palabras de Marx:


Exceptuando el apartado referente a la forma de valor, a esta obra no se le podrá acusar de ser difícilmente comprensible. Confío, naturalmente, en que sus personas serán personas deseosas de aprender algo nuevo y, por tanto, también de pensar por su propia cuenta (prólogo).



¿Y si leemos directamente un resumen? He visto que existen muchos resúmenes editados y esquemas que pueden encontrarse en internet. No lo recomiendo a nadie. Primero porque dudo que esos libros estén escritos por personas que de verdad comprendieron el texto, y puede que los haya que ni siquiera sean marxistas. Me imagino que a ti como a mí te habrá pasado que compraste en algún mercadillo una biografía o un texto marxista que resultó ser una anti-biografía o una diatriba del comunismo. Segundo porque, si es posible, aunque sea con gran dedicación y tiempo, leer el original es siempre la mejor opción, en éste o cualquier texto, especialmente de autores comunistas.


Sí veo útil ir realizando esquemas o anotaciones a medida que se lee, y en este sentido sí me parece interesante el uso de resúmenes o esquemas, cuando acompañen a la lectura del texto original, como un complemento o refuerzo. Al final de esta entrada hago referencia a un buen resumen que nos valdría tal como digo de refuerzo o seguimiento.


¿Qué es tan complicado en su lectura? Es evidente que se trata de una lectura extensa y en ocasiones bastante densa, que nos pedirá una gran atención en diversos pasajes. Para un trabajador, esta dedicación no es posible de una manera continuada (trabajo o búsqueda de trabajo, cuidado de hijos, tareas domésticas, desplazamientos, en fin, no es grato dedicar el tiempo libre a lecturas complejas) ni siquiera para acabar de una vez el primer volumen. Por eso considero que las anotaciones, que se pueden repasar para refrescar lo ya leído en cada intervalo en que retomemos el libro, nos vienen muy bien.


Como compensación, los trabajadores tenemos un gran aliciente en la lectura de El capital y es que en ella nos veremos reflejados constantemente. Para nosotros, nietos, hijos y hermanos de trabajadores, leer sobre explotación es leer sobre nuestra realidad cotidiana y sobre nuestros recuerdos desde la infancia. Puede que incluso al ir leyendo sintamos que Marx va colocando en sus sabias palabras los términos exactos de las sensaciones y sospechas que alguna vez habremos imaginado todos cuando nos paramos a razonar sobre este mundo injusto en que vivimos. Cuando esto sucede, la sensación es semejante a haber vivido ciego todo el tiempo y recuperar la visión de golpe con un chasquido de los dedos.



Otro ejercicio que deberemos esforzarnos en hacer es acostumbrarnos a pensar en abstracto. Los que no estamos acostumbrados a estudios teóricos (y la vida nos ha llevado a hacer como mucho estudios técnicos donde lo práctico y lo inmediato es la prioridad) quizás tengamos una cierta dificultad en pensar de manera abstracta. Mercancía, capital, trabajo son conceptos que deberemos ver en su aspecto indefinido, teórico. Y esos conceptos impalpables a su vez serán analizados de manera científica tal como un investigador de la naturaleza observa a través de un microscopio:



cuando analizamos las formas económicas no podemos servirnos del microscopio ni de reactivos químicos. La facultad de abstraer debe hacer las veces del uno y de los otros.(Prólogo)


Pensar en abstracto y además acostumbrarnos también a relacionar cada aspecto detallado con el conjunto de situaciones y vínculos que contiene una sociedad, las relaciones que existen entre los diferentes grupos sociales, la estructura económica y también la influencia política e ideológica de cada momento social:




"Marx concibe el movimiento social como un proceso histórico– natural regido por leyes que no sólo son independientes de la voluntad, la conciencia y la intención de los hombres, sino que además determinan su voluntad, conciencia e intenciones." (opinión sobre El capital de la revista rusa El heraldo europeo, citado en el prólogo a la segunda edición).



¿Y por qué entonces esta complicación con teorías y sutilezas económicas si lo que buscamos es pasar cuanto antes a la acción?  Que Marx se decidiera a enfocar su método científico desde el punto de vista económico no es casual. Como sabemos de otras lecturas (por ejemplo en el Manifiesto) realizar una radiografía de la sociedad que deje al descubierto su esqueleto económico es la base de la interpretación materialista de la historia.

El propio Marx nos lo va a explicar con sus palabras, veamos este pasaje de una obra anterior (Contribución a la crítica de la economía política, ensayo o borrador de lo que después sería el primer volumen de la obra que nos ocupa):



Mis estudios profesionales eran los de Jurisprudencia, de la que, sin embargo, sólo me preocupé como disciplina secundaria, al lado de la filosofía y de la historia. En 1842- 1843, siendo redactor de la Gaceta Renana, me vi por vez primera en el trance difícil de tener que opinar acerca de los llamados intereses materiales. Los debates sobre la tala furtiva (...) y la situación de los campesinos del Mosela, fue lo que me movió a ocuparme por vez primera de cuestiones económicas. Por otra parte, en aquellos tiempos en que el buen deseo de “marchar a la vanguardia” superaba con mucho el conocimiento de la materia, la Gaceta Renana dejaba traslucir un eco del socialismo y del comunismo francés, teñido de un tenue matiz filosófico. Yo me declaré en contra de aquellas chapucerías, pero confesando al mismo tiempo francamente que mis estudios hasta entonces no me permitían aventurar ningún juicio acerca del contenido propiamente dicho de las tendencias francesas. (...) Tanto las relaciones jurídicas como las formas de Estado no pueden comprenderse por sí mismas ni por la llamada evolución general del espíritu humano, sino que radican, por el contrario, en las condiciones materiales de vida (...) En la producción social de su existencia, los hombres contraen determinadas relaciones necesarias e independientes de su voluntad, relaciones de producción que corresponden a una determinada fase de desarrollo de sus fuerzas productivas materiales. El conjunto de estas relaciones de producción forma la estructura económica de la sociedad, la base real sobre la que se eleva un edificio jurídico y político y a la que corresponden determinadas formas de conciencia social. El modo de producción de la vida material determina el proceso de la vida social, política y espiritual en general. No es la conciencia del hombre la que determina su ser, sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia. 


Así vemos que para Marx lo económico, entendido en su sentido político, es la clave que nos desvelará el conjunto de relaciones sociales de una determinada comunidad, región, pueblo, estado, etc, de manera que nos situemos en una posición ventajosa para llevar a cabo lo que realmente pretendemos, que es cambiar el mundo en que vivimos, no limitarnos a su análisis. No pretendemos ser unos extraordinarios eruditos que sepan diagnosticar cuál es la enfermedad de nuestro mundo, lo que pretendemos es aplicarle el tratamiento adecuado.


En un escrito muy anterior de Marx, las Tesis sobre Feuerbach, Marx llega a la siguiente conclusión en una de sus citas más famosas: 



Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo.


Pues bien, para aportar nuestro pequeño granito de arena a esta tarea descomunal, seguiremos hablando del primer volumen de El capital en esta entrada partida en dos, será en la siguiente entrega. 

Antes de terminar, aquí está la relación de textos y videos prometidos. Como he dicho antes, recomiendo echar un vistazo a todos ellos. Salud.


-- La teoría económica de Marx de Francisco Erice, del FIM (Fundación de Investigaciones Marxistas), texto que repasa los contenidos no sólo de El capital sino también de otros textos económicos de Marx (Miseria, Contribución) de una manera muy instructiva.


-- Apartado de formación de Espacio de Encuentro Comunista (ECC) en el que encontraremos bibliografía y dentro de ella un resumen de El Capital completo de Diego Guerrero para leer, como hemos comentado, de manera simultánea y como apoyo al texto original. También en este sitio dos conferencias en VIDEO de Xavier Arrizabalo muy interesantes.

-- Programa 5 Escuela de Cuadros, El fetichismo de la Mercancía VIDEO de esta interesante serie del PSUV con una extraordinaria (en mi opinión) charla del profesor Reinaldo Carcanholo sobre el complejo concepto de la mercancía.

-- Marx y la lógica dialéctica de El Capital VIDEO, Néstor Kohan realiza, con su habitual tono un tanto cómico pero muy didáctico, una aproximación al método dialéctico de Marx y la teoría del valor.


-- Una buena edición de El Capital y a un precio asequible (para tener en casa al menos el primer volumen) es la de Siglo XXI, con traducción y notas de Pedro Scaron. El primer tomo viene en tres entregas, bien encuadernadas y con espacio en los márgenes para escribir a lápiz nuestras anotaciones.