martes, 9 de enero de 2018

Politzer. Principios elementales de Filosofía


Inicio el año en este frío enero con el mismo propósito de animar a la lectura de textos marxistas. Sí, estoy así de loco. Y no sólo pretendo incitar a leer sino además  ¡a hablar de Filosofía! Lo dicho. Loco de remate.
Vamos a hablar un poco de materialismo dialéctico y para ello tomaré como referencia el libro Principios elementales de Filosofía. Una lectura que resultará muy básica a los lectores que estén acostumbrados al tema pero que es muy interesante para recordar conceptos o aclararlos en cualquier caso.

Si no lo conoces, con este libro te acercarás a los conceptos esenciales del marxismo. Te ayudará también a entender cómo funciona el estilo de pensamiento que usan los capitalistas, lo que te será de gran utilidad para distinguir sus maneras tramposas. No olvidemos que hoy día la inmensa mayoría de medios informativos, los métodos de enseñanza en los centros docentes, las obras de los intelectuales y escritores más conocidos, las redes sociales, toda nuestra sociedad se encuentra imbuida de pensamientos antimaterialistas y antidialécticos. Esto es así porque de este modo se logra sostener el sistema capitalista y confundir a los sectores populares. Por eso es necesario que conozcamos sus fundamentos y sepamos rebatirlos con razonamientos que nos permitan un enfoque más favorable a la clase trabajadora y poder así transformar el mundo en que vivimos.

Como en las anteriores entradas, puedes descargarte el resumen del libro en un archivito PDF fácil de leer en el móvil si pinchas sobre estas palabras.

¿Quién fue su autor? George Politzer fue un comunista militante de origen húngaro, psicólogo y filósofo, que participó en la fundación de la Universidad Obrera de París en los años 30
donde ejerció como profesor de materialismo dialéctico. Tras la ocupación de Francia por los fascistas, participa en la resistencia clandestina hasta que es capturado por los nazis y fusilado en 1942. 

De las notas tomadas por sus alumnos, quienes tenían en gran estima a Politzer por su carisma y su capacidad de entusiasmar, se realizó este libro, que resume las enseñanzas del profesor en la Universidad Obrera. La continuación -Principios fundamentales- la trataremos más adelante en este blog.

No te rindas antes de empezar. Politzer consigue explicar con gran sencillez cuestiones filosóficas de manera que resultan muy fáciles de entender por cualquier persona. Sólo es necesario un poco de interés y con la lectura de sus páginas obtendremos un buen inicio para adentrarnos en el materialismo dialéctico. Vamos a ver un breve resumen de su contenido:



Principios elementales de Filosofía
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¿Cuál es la relación entre el materialismo y el marxismo?
El materialismo es la base del marxismo. La intención del materialismo es dar una explicación científica a los problemas del mundo. No se trata de una creación de Marx o Engels, existen pensadores materialistas desde la Antigüedad y se desarrolla en la Historia a la vez que se suceden los descubrimientos científicos.

La filosofía que se opone al materialismo es el idealismo.  Son dos maneras enfrentadas de explicar el mundo. 
El materialismo se opone al idealismo en un aspecto fundamental: el idealismo supone que los objetos no pueden tener existencia sin que haya una mente que esté consciente de ellos. Para poder conocer las cosas, se debe tomar en cuenta la conciencia, las ideas, el sujeto y el pensamiento. Para los materialistas, al contrario, es la materia la que produce el pensamiento. El materialismo afirma que el mundo es material y que existe objetivamente, independientemente de la conciencia.

Esto supone que nuestro modo de vida y nuestra conciencia vienen determinados por los aspectos materiales de la sociedad en que vivimos. Para el materialismo es por tanto el plano material de una sociedad (el factor económico especialmente) el que define los planos ideológicos, políticos y demás.

A lo largo de la Historia se han producido avances y descubrimientos que transformaron las sociedades. Durante la Revolución Neolítica, gracias a la difusión de la agricultura, el modo de vida pasó de ser nómada a sedentario. Durante la Revolución Industrial los avances tecnológicos, como la máquina de vapor, fueron otro gran impulso para una transformación social hacia una forma de vida urbana y mecanizada.



Este es el núcleo principal del materialismo histórico: el factor económico es la base sobre la que se sustenta el conjunto de características de las sociedades, su forma de vida, sus ideas, su organización, etc.

Características del método idealista.
Este método de entender el mundo sugiere una serie de características particulares:

1. Principio de identidad: consiste en preferir la inmovilidad al cambio. Se considera al universo como algo fijo, la naturaleza y las sociedades son permanentes. "No hay nada nuevo bajo el sol", expresiones de este tipo están muy arraigadas en nosotros.  
Es frecuente ver "chistes" como éste en la red. Cuando se critica al socialismo se suele decir que la naturaleza del ser humano es egoísta y vaga y que sin control de una fuerza superior todo sería desorden. Su naturaleza es fija y no puede cambiarse, nos dicen. Esta forma de ver las cosas olvida que si la sociedad cambia (cambian las condiciones materiales), el ser humano también lo hará.

2. Aislamiento de las cosas: si todo es inmutable, una cosa es y sigue siendo siempre. Nos habituamos a separar las cosas, acentuamos su identidad y separamos unas cosas de otras.
La metafísica tiende a ver las cosas sin relación entre ellas, de este modo se tiende a pensar por ejemplo que  "la política es la política y la filosofía es la filosofía", que no hay conexión entre ellas. Igualmente para el idealismo el hombre es independiente de la forma social en que vive. 

3. Divisiones eternas e intransferibles: esas divisiones son absolutas. Por ejemplo, "siempre ha habido ricos y pobres y siempre los habrá". Se establece entre ellos muros infranqueables, nunca será posible un cambio real.


Según esta periodista, colaboradora de medios como La Razón, el hecho de que el partido de Hitler se considerase socialista basta para relacionar a los nazis con el comunismo. Las ideologías para ella son cualidades parecidas a los adjetivos, etiquetas absolutas y aisladas, sin variación en el tiempo ni en el espacio ni más relación con otros aspectos sociales que su definición semántica. Parece infantil pero esta manera de "razonar" está bastante extendida en las redes.

4. Oposición de los contrarios: dos cosas contrarias no pueden existir al mismo tiempo. Sería una contradicción y para el idealismo la contradicción es un absurdo imposible. 

La lógica, que se considera el arte de pensar bien, siguiendo estas características llega al principio del tercero excluido, según el cual entre dos posibilidades contradictorias no hay lugar para una tercera.

La lógica es un método de razonamiento que clasifica a cada cosa de un modo bien determinado, que obliga a ver las cosas como idénticas a ellas mismas y que nos pone en disposición de elegir, de escoger entre una u otra opción excluyendo una tercera posibilidad
En las pasadas elecciones de EE.UU. la prensa española "de izquierdas" presentaba a Trump como una opción fatal y a su rival, Hillary Clinton, como la opción deseable. Ambas candidaturas se presentaban como algo aislado, opuestas y por tanto diferentes; no cabía para esta prensa la valoración de ambos partidos como las dos caras de una misma moneda que en el fondo comparten buena parte de sus políticas y sólo se diferencian en cuestiones de apariencia. Excluyendo una tercera opción se nos coloca en la diatriba de escoger a la opción heredera de Obama o en caso contrario seremos etiquetados como "partidarios de Trump". Esta celada que parece tan tosca resulta ser muy habitual, es el pan de cada día en los medios y en la política.


La dialéctica.
En oposición a la metafísica tenemos la dialéctica. La dialéctica surge de la observación de la naturaleza, donde todo se mueve y cambia, el movimiento y el cambio existe en todo y en nosotros mismos.

La dialéctica se emplea desde la Antigüedad pero dominada por la metafísica, dado que no se habían dado aún los avances científicos necesarios.

Toma una nueva dimensión con el filósofo alemán Hegel (1770-1831), que supo comprender el cambio en las ciencias. Comprobó, ayudado por esos progresos científicos, que en el universo todo es movimiento y cambio.

En la dialéctica vemos también una serie de características en su método: 

1. Ley del cambio y del movimiento dialéctico: nada permanece como es ni queda como está. Hay que estudiar las cosas en movimiento, en su cambio.
Para la dialéctica no hay nada definitivo, absoluto o sagrado. No hay poder en el mundo que pueda fijar las cosas en un estado definitivo. Todo tiene un proceso, una marcha que avanza con cambios. 

Las especies animales, por ejemplo, podríamos pensar que siempre han existido tal como las conocemos; sin embargo, a través de los estudios científicos sabemos que no han sido siempre así sino que han sufrido enormes cambios y han evolucionado hasta lo que hoy son.



2. Ley de la acción recíproca o encadenamiento de procesos: los procesos van unidos y encadenados, el mundo no es fijo sino que es un conjunto de procesos. La sociedades deben estudiarse también como un conjunto complejo de procesos, un desarrollo histórico.

En el ejemplo que poníamos antes, para la metafísica la política y la filosofía son mundos apartes que no deben estar relacionados. Esto, como estamos viendo, no es así y podemos tener una idea más completa del mundo relacionando todos sus aspectos.

3. Ley de la contradicción: las cosas se transforman en su contrario. Al analizar las cosas en movimiento, en su transformación, caeremos en continuas contradicciones. El simple movimiento es una contradicción, un cuerpo no está donde estaba hace un momento.

Cada cosa contiene ella misma y su contrario, existen antagonismos (en la vida se contienen las circunstancias que dan lugar a la muerte y a su vez la muerte de un ser vivo contiene células que permanecen vivas, además de ocasionar el desarrollo de nuevos seres vivos).

La dialéctica nos obliga a ver todos los aspectos de una cosa, no sólo un lado.

4. Ley de transformación de cantidad en calidad o ley del progreso por saltos: la naturaleza demuestra que la evolución de las cosas no puede ser sólo cuantitativa indefinidamente, en última instancia hay un cambio cualitativo. 

Por ejemplo el agua calentada hasta los 99 grados centígrados sigue siendo agua. Un grado más, 100º, y tendremos vapor.

En la Historia observamos que las grandes transformaciones  de las sociedades vienen precedidas de una acumulación de cambios que, al llegar a un determinado punto, suponen un salto y es entonces cuando se produce la transformación.


Según quienes niegan esto, la Historia tiene "accidentes", cosas que ocurren pero podrían no haber pasado. Es normal ver en los libros e internet explicaciones como la de la imagen que acompaña estas letras: la Revolución Francesa se explica en que Luis XVI era débil. De no ser así la Historia hubiera seguido otro curso. La dialéctica enseña que las Revoluciones son procesos necesarios. Se acumulan cambios continuos que acaban produciendo un cambio brusco.


El materialismo histórico. 
El materialismo histórico es, simplemente, la aplicación de este método dialéctico a la historia de las sociedades humanas.  

Los idealistas dicen que un proletario o un burgués son uno u otro porque piensan como uno u otro. Por el contrario, nosotros decimos que, si piensan como un proletario o como un burgués, es porque son uno u otro. Un proletario tiene una conciencia de clase proletaria porque es proletario. 


Si se es burgués -se dice- es porque se piensa como un burgués; para no serlo, pues, basta cambiar la manera de pensar y, para hacer cesar la explotación burguesa, basta con efectuar un trabajo de convicción ante los patrones. Esta es una teoría defendida por los socialistas cristianos  y del socialismo utópico. Pero también es la teoría de los fascistas que luchan contra el capitalismo no para suprimirlo sino para hacerlo más “¡razonable!”. Cuando el patronato comprenda que explota a los obreros -dicen- no lo hará más. He aquí una teoría completamente idealista, cuyos peligros son visibles.


Marx nos habla del “ser social”. ¿Qué entiende por eso? 
Los hombres actúan porque tienen ciertas ideas. Deben estas ideas a sus condiciones materiales de existencia, porque pertenecen a una u otra clase. Esto no quiere decir que haya sólo dos clases en la sociedad: hay una cantidad de clases, de las cuales principalmente dos están en lucha: burguesía y proletariado. Por lo tanto, bajo las ideas se encuentran las clases. La sociedad está dividida en clases, que luchan una contra la otra. Así, si se examinan las ideas de los hombres, se comprueba que esas ideas están en pugna, y bajo estas ideas encontramos a las clases que también están en pugna. En consecuencia, las fuerzas matrices de la Historia, es decir, lo que explica la Historia, es la lucha de clases.




Al estudiar el materialismo histórico, hemos visto que la historia de las sociedades se explica por el encadenamiento siguiente: los hombres hacen la historia por su acción, expresión de su voluntad. Esta es determinada por las ideas. Hemos comprobado que lo que explica las ideas de los hombres, es decir, su ideología, es el medio social donde se manifiestan las clases, las que a su vez están determinadas por el factor económico, o sea, al fin de cuentas, por el modo de producción. Hemos visto también que entre el factor ideológico y el factor social se encuentra el factor político, que se manifiesta en la lucha ideológica como expresión de la lucha social. Por lo tanto, si examinamos la estructura de la sociedad a la luz del materialismo histórico, vemos que en la base se encuentra la estructura económica; luego, por encima de ella, la estructura social, que sostiene la estructura política,y por último la estructura ideológica.

Vemos, por consiguiente, que es la estructura económica la que está en la base de la sociedad. Se dice también que es la infraestructura (lo que significa la estructura inferior). La ideología, que comprende todas las formas: la moral, la religión, la ciencia, la poesía, el arte, la literatura, constituye la supra o superestructura (que significa: estructura que está en la cima). 

Conciencia verdadera y conciencia falsa.
Acabamos de decir que las ideologías son el reflejo de las condiciones materiales de la sociedad, que es el ser social quien determina la conciencia social. Se podría deducir de ello que un obrero debe tener automáticamente una ideología obrera. 
Pero tal suposición no corresponde a la realidad, porque hay obreros que no tienen conciencia de obreros. Por lo tanto, corresponde establecer una distinción: la gente puede vivir en condiciones determinadas, pero la conciencia que tienen de ello puede no corresponder a la realidad. Es lo que Engels llama: “tener una conciencia falsa”.
Cuentas tan divertidas como ésta, pese a ser parodias muy exageradas, no difieren por desgracia de los comentarios que podemos escuchar en cualquier bar español.



Simplemente porque ha razonado mal, porque ha elegido mal su ideología, este obrero puede convertirse para nosotros en un enemigo de clase, mientras que, sin embargo, él es de nuestra clase. Así, tener una conciencia falsa, es engañarse o ser engañado sobre su verdadera condición.

Por consiguiente, el trabajo ideológico tiene para nosotros, marxistas, una extremada importancia. Hay que destruir la conciencia falsa para adquirir una conciencia verdadera y esta transformación no puede realizarse sin el trabajo ideológico.

Ahora sabemos mejor lo que es el materialismo dialéctico, forma moderna del materialismo, fundado por Marx y Engels y desarrollado por Lenin. Por eso se habla hoy de marxismo-leninismo. 

Marxismo-leninismo y materialismo dialéctico están indisolublemente unidos, y sólo el conocimiento del materialismo dialéctico permite medir toda la extensión, todo el alcance, toda la riqueza del marxismo-leninismo. Esto nos lleva a decir que el militante no está verdaderamente armado ideológicamente si no conoce el conjunto de esta doctrina.

La burguesia, que lo ha comprendido bien, se esfuerza por introducir su propia ideología en la conciencia de los trabajadores empleando todos los medios posibles. 

Paralelamente a la lucha en la calle y en el lugar de trabajo, los militantes deben llevar a cabo la lucha ideológica. Su deber es defender nuestra ideología contra todas las formas de ataque, y, al mismo tiempo, dirigir la contraofensiva para la destrucción de la ideología burguesa en la conciencia de los trabajadores. Pero para dominar todos los aspectos de esta lucha, hay que estar armado. El militante sólo lo será verdaderamente mediante el conocimiento del materialismo dialéctico.




Recomendamos la lectura de este libro, fácil de encontrar en internet y a precio asequible en cualquier librería. 


1 comentario:

  1. Entonces debería haberse titulado "Principios de filosofía marxista".
    O "Principios filosóficos del materialismo dialéctico".

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