NOTICIERO SIDERAL que desvela espectáculos GRANDES y MUY ADMIRABLES,
e invita a todos a contemplarlos, pero especialmente a FILÓSOFOS y ASTRÓNOMOS,
los cuales fueron observados por GALILEO GALILEI, gracias a un CATALEJO recientemente logrado por él,
en la FAZ DE LA LUNA, en INNUMERABLES ESTRELLAS FIJAS, en el CÍRCULO LÁCTEO, en ESTRELLAS NEBULOSAS, pero especialmente en CUATRO PLANETAS que giran alrededor de Júpiter con distintos intervalos, y periodos, a velocidad sorprendente
De este modo tan espectacular presentaba en el frontispicio o página inicial el editor del Noticiero sideral, Sidereus Nuncius, nombre elegido para presentar al mundo de manera impresa los descubrimientos que Galileo había realizado con su catalejo perfeccionado. No era para menos pues esos descubrimientos eran tan admirables que terminarían de poner el mundo del conocimiento patas arriba, tras el centrifugado revolucionario iniciado por Copérnico.
El mensajero recién llegado de las estrellas era impreso a inicios de 1610. El año antes, Galileo había recibido noticias de un catalejo ideado por un autor holandés y se le encargó perfeccionarlo con fines militares. Galileo usó sus conocimientos matemáticos y físicos para crear un catalejo más potente, que le sirvió para obtener el favor (y la tranquilidad económica) de los Médici. Con esta seguridad pudo dedicarse a lo que de verdad le interesaba, que era dirigir su perspicillum (lente o anteojo, hasta más tarde no sería llamado telescopio) hacia el cielo.
Lo que vio confirmó sus teorías, que refutaban las ideas establecidas en su tiempo y que permanecían inmutables desde tiempos de Aristóteles. Este hecho transformaría nuestro mundo. Tanto es así que aún hoy los seres humanos que habitamos el planeta seguimos sintiendo, aunque no seamos conscientes, sus consecuencias. En una entrada anterior traté de exponer estas consecuencias advirtiendo las conexiones que a través de los siglos nos llevan a los papas actuales con la inquisición que juzgo a Galileo. En esta nueva entrada intentaré explicar por qué.
Galileo mostrando el uso de su invento al Duque de Venecia, óleo de Bertini.
Galileo dedicó los últimos meses de 1609 a observar como decimos el cielo con su catalejo perfeccionado. Apenas ese tiempo le bastó para tener a principios del año siguiente bastante material para publicar el Noticiero, con datos tan notables que en un librito de apenas cincuenta páginas echaría abajo todo el sistema planteario aristotélico-ptolemaico, considerado correcto hasta entonces.
Grandes cosas, sin duda, propongo en este breve tratado para que sean examinadas y contempladas por cada uno de los que estudian la naturaleza. Con estas palabras iniciaba el autor su obra, antes de exponer que con su instrumento había logrado ver innumerables estrellas, más de las conocidas hasta la fecha, así como la Luna a gran aumento. De modo que podía afirmar que la Luna de ninguna manera está cubierta por una superficie lisa y pulida, sino áspera y desigual; y que a semejanza de la faz de la propia Tierra se encuentra llena de grandes protuberancias, profundas lagunas y anfractuosidades.
En esta imagen anterior vemos los primeros dibujos realizados por Galileo (preciosas acuarelas) tras observar la Luna.
En los dibujos se representa el terminador o línea que separa la zona iluminada de la oscura en la cara de la Luna. Gracias a esta línea y al efecto óptico de las sombras es más apreciable el contorno rugoso, plagado de cráteres, de su superficie. Antes de esta sorprendente observación se daba por hecho que los cuerpos celestes estaban envueltos en una esfera perfectamente lisa, siguiendo el modelo aristotélico: Resultará grato y hermosísimo demostrar, materialmente, que la sustancia de las estrellas que hasta hoy los astrónomos llamaron nebulosas dista mucho de ser lo que se ha creído hasta ahora.
A este descubrimiento le sigue otro no menos admirable: lo que sobrepasa cumplidamente toda admiración, o lo que, ante todo, nos empuja a llamar la atención de todos los astrónomos y filósofos, es precisamente el hecho de que encontremos cuatro estrellas erráticas, que ninguno de ellos conociera ni observara antes que nosotros, las cuales, a semejanza de Venus y de Mercurio alrededor del Sol, tienen
sus propios periodos alrededor de una estrella bastante famosa. Galileo descubría cuatro de los satélites de Júpiter, que lógicamente orbitaban alrededor de este planeta, que a su vez gira alrededor del Sol, con lo cual quedaba definitivamente descartado el modelo establecido.
Es curioso seguir el minucioso detalle de las posiciones de las lunas de Júpiter descritas en el libro. Pero bueno, esto son detalles astronómicos que posiblemente hoy interesen a muy pocos. Vamos a lo que había motivado esta entrada.
¿Qué consecuencias suponen los descubrimientos de Galileo?
Se considera a Galileo el padre de la ciencia moderna. Introdujo el método científico que establece que para desarrollar nuevos conocimientos hay que emplear una determinada norma: la observación, la experimentación y el establecimiento de hipótesis, que posteriormente son contrastadas o refutadas por otros experimentadores.
Es conocido el afán de experimentación de Galileo, en especial con el famoso experimento en el que arrojaba dos objetos de semejante tamaño y distinto peso, se cree que desde una torre similar a la de Pisa. ¿Cuál es el sentido de esa voluntad por la experimentación?
Tras la publicación del Noticiero sideral, Kepler tuvo en sus manos el libro apenas unas semanas después. Este tardaba apenas unos días en responder escribiendo al italiano una misiva posteriormente publicada y conocida como Conversación con el mensajero de las estrellas. Este curioso diálogo entre mensajeros siderales supone la primera campaña de investigación científica a tiempo real entre distintos puntos del planeta.
Esta es una de las características primordiales del método científico, la posibilidad de establecer un método estable y contrastable que pueda ser observado mediante la experimentación por distintos agentes, aunque no exista relación entre ellos, de manera que las conclusiones obtenidas sean perfectamente objetivas. Esto es, ajenas por completo a la subjetividad de la reflexión de un solo autor o una escuela o tendencia de autores.
La realidad así es comprendida por la observación rigurosa de los elementos materiales. No por la reflexión individual de los sujetos, quienes pueden estar influenciados por lo previamente aprendido, sus propias vivencias, el entorno ideológico o cultural, etc.
Otra característica estimable del método científico es que procura llegar al conocimiento de las realidades desarrollando y perfeccionando los elementos tecnológicos (que permiten medir cada vez de manera más exacta y por tanto experimentar con mayor propiedad). Estos avances suponen un desarrollo del ser humano en cuanto a su capacidad para conocer el mundo y la posibilidad de evolucionar hacia modelos de sociedades más alejadas del oscurantismo y las supersticiones.
Es aquí donde la ciencia choca con las tradiciones, tal y como Galielo se vio obligado a renunciar de sus descubrimientos atormentado por un proceso inquisitorial que le llevó a vivir el resto de sus días detenido en su casa y con sus obras incluidas en el índice de libros prohibidos.
Disculpen el chiste, pero en cierto modo refleja el enojo de Galileo con el papa y su brazo armado Belarmino, sustituyendo brain por dick
La mentalidad supersticiosa y acientífica demuestra un perfecto maridaje con el poder establecido. Los descubrimientos científicos y el avance tecnológico suponen una amenaza para quienes ostentan el poder, pues su intención es la de perpetuarse en un modelo social inalterable, y cualquier advertencia de desarrollo social es vista como una amenaza a su poder.
La lucha de las ideas es desde tiempos de Aristótelés una lucha entre el idealismo y el materialismo, entre las reflexiones reveladoras de un determinado personaje o escuela del saber y las observaciones realizadas mediante el razonamiento riguroso y objetivo a través del estudio de las muestras materiales.
Si, como decía Althusser, los griegos abrieron el continente Matemáticas con sus hallazgos sobre los números y Galileo inauguró el continente Física con su nuevo método científico, sería Marx quien hubiese dado las llaves de un nuevo territorio inexplorado, que sería el del desarrollo de las ciencias sociales.
No es casual que hoy día veamos a personas proclamando, con éxito de seguidores en todo el mundo, curiosas teorías sobre las vacunas, por ejemplo. No es casual que esto suceda en plena pandemia y que hasta un presidente de un país referente mencione métodos curativos poco rigurosos. No es anecdótico que los terraplanistas proliferen, en una especie de secta anacrónica y absurda. No es accidental que retrocedamos en cuestiones de sexo y género, dando pábulo a los nuevos mercados de la gestación o perpetuando la prostitución como mercado laboral, precisamente ahora que el feminismo comenzaba a desafiar a los poderes establecidos.
Nada de esto es casual. Vivimos tiempos de cambio, por mucho que se hayan esforzado en convencernos de que esto que vivimos es el fin de los tiempos. Seguramente esto pensaron los emperadores romanos o los santos inquisidores que quemaban a los herejes, que su mundo nunca iba a cambiar. El claroscuro o terminador lunar en que nos encontramos pone en evidencia sus contradicciones. El mundo cambiará, las sociedades evolucionarán. Todo se mueve, sin embargo se mueve.
Pues esto es todo de momento con Galileo, amigos. Añado enlace a una versión española del Mensajero Sideral por si acaso. Salud.
Noticiero sideral en español.
Retrato de Galileo atribuido a mi paisano Murillo.