viernes, 13 de julio de 2018

El rol de Trump en la guerra comercial

Disciplinadamente ilusionados, retomamos el blog para entusiasmo de los fans tras un breve periodo de letargo, motivado en parte por estar enfrascados en la lectura definitiva del primer tomo del Capital y en parte por el desaliento que provoca este tiempo de nuevas políticas que nos ha tocado vivir. Pero ya sabemos, aquí no se rinde nadie.
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Un Trump figurado firma en defensa de la aceituna negra en la multitudinaria protesta realizada en Sevilla el pasado día 5.

La semana pasada los organismos encargados del comercio de EE.UU. confirmaban la imposición de aranceles sobre la aceituna negra española, la peor noticia para los trabajadores del sector, pues se calcula que deja en el aire unos 8.000 puestos de trabajo, entre agricultores y empleados de las industrias y servicios anexos. 

Esta confirmación es además una condena casi definitiva, los aranceles se imponen durante un periodo de cinco años. Esto supone la pérdida del sector y origina un precedente muy peligroso para la agricultura española, sustentada principalmente en ayudas de la PAC (Política Agrícola Común que garantiza a los agricultores un mínimo de calidad de vida).


Tras las tragedias familiares se esconde un enredo económico y político que deberíamos conocer para vislumbrar el motivo de estas maniobras. ¿Por qué el gobierno yanqui toma ahora medidas proteccionistas como los aranceles? ¿Cómo puede afectarnos una guerra comercial? La prensa atribuye las causas a las intenciones particulares del malvado Trump y sus homólogos en el otro extremo del mapamundi, Xi Jinping y Putin. Si somos capaces de observar el detalle, veremos que este argumento es bastante discutible.

Donald y Felipe VI en el reciente encuentro en la visita del monarca a EE.UU., con Letizia y Melania en sus correspondientes posiciones decorativas. Si hubo aceitunas sobre la mesa sólo fueron como aperitivo.

¿Qué son las medidas proteccionistas?
El proteccionismo es una tendencia económica que se centra en proteger la producción de un país mediante impuestos a los productos extranjeros. Los aranceles son uno de esos impuestos, tributos que se aplican a los bienes en importación cuando llegan a la aduana. 

Se opone a la tendencia librecambista, que tiene en el comercio libre su objetivo y considera que las medidas proteccionistas perjudican al crecimiento económico. Apoyan la desregulación y la reducción de las barreras comerciales.

Las medidas proteccionistas se consideran algo muy desfasado. La intervención del Estado en cualquier materia, más en lo económico, es el gran horror del capitalismo. Se critica a Trump que emplee estos métodos arcaicos, pero no es lo único que la opinión pública le censura. Se teme que con sus medidas y con su carácter despótico inicie una guerra comercial con China. Debemos entender para ello cuál es la situación comercial entre estos dos gigantes y el mercado internacional.

La balanza comercial.
Se llama balanza comercial al equilibrio de importaciones y exportaciones en un país. El saldo o resultado de ese balance es la diferencia entre ambos conceptos y por tanto puede dar un resultado negativo o positivo, esto es, ser un déficit o un superávit.

En el caso de EE.UU. la situación es deficitaria con respecto a China, es decir, las importaciones provenientes de China fueron superiores a las exportaciones que los estadounidenses realizaron hacia aquel país. De hecho el déficit es el más grande de la historia comercial entre ambos, estimado en casi 400 mil millones de dólares. La promesa de reducir ese déficit fue precisamente uno de los argumentos de campaña que llevó a Trump a la presidencia. 

La manera en que EE.UU. afronta este problema de desequilibrio comercial es fundamental para sus intereses. El gobierno Trump encarna la actitud más drástica y protectora, frente a la postura de su antecesor, Obama, y sucesora que es aparentemente más diplomática y conciliadora y partidaria del respeto riguroso al mercado libre.

El talante proteccionista en los mercados tiene un inconveniente y es que puede recibir la misma respuesta de los rivales, produciendo una espiral de tarifas aduaneras que acabe perjudicando seriamente a las relaciones comerciales a nivel internacional. Es lógico pensar, por tanto que Trump está siendo temerario e imprudente, teniendo en cuenta además que la economía mundial se encuentra en una situación muy delicada.

La crisis económica mundial.
Expertos advierten que en breve puede producirse la explosión de otra burbuja económica, producida por el desmesurado endeudamiento al que están sometidas las naciones. Se cree que el crédito fue la salida natural de la anterior crisis financiera y los préstamos han permitido tomar algo de aire a las cuentas públicas. Pero ese endeudamiento puede llegar a un límite en un momento dado y producirse una crisis aún mayor que la vivida hace unos años.

Esta crisis se plantea como una bomba de relojería que puede estallar en cualquier momento y afectar especialmente a la economía de EE.UU. dada su delicada situación desfavorable frente a potencias actualmente en posición más poderosa. Dada esta situación, ¿cómo se explica entonces la política de Trump?

La explicación personalista.
Los medios tienden a hacernos pensar que los movimientos políticos a nivel mundial son causa de las decisiones particulares e individuales de los personajes más influyentes en el panorama internacional. Que la Historia la escriben los grandes hombres es una idea comúnmente aceptada por todos, en un mundo idealista que prefiere creer en decisiones libres de grandes líderes antes de complicarse en el estudio detallado de las circunstancias materiales. Recordemos también que gran parte del pensamiento capitalista es aún asumido como una verdad que los mercados son equilibrados naturalmente por una mano invisible que regula el sistema. No es por tanto la única idea cuestionable que se acepta como válida sin someterla a mayor razonamiento.


Los medios más progresistas y nostálgicos de Obama suelen presentar a Trump enfatizando su carácter tosco y grosero, cuando no torpe.


Quienes tenemos algún conocimiento marxista sabemos que esto se aleja mucho de la verdad. Los cambios en las sociedades se producen no por obra de las decisiones de grandes líderes sino por las alteraciones en las condiciones materiales que sostienen los sistemas económicos y las disputas entre las clases sociales enfrentadas por el control de esos sistemas.

Los comunistas sabemos además (desde hace este año un siglo y medio exacto, con la publicación del Manifiesto) que los parlamentos capitalistas no son más que las juntas de los administradores que gestionan los intereses de los poderosos. Por tanto, más que pensar que la situación actual está en manos de un personaje despótico e imprevisible como Donald Trump, sería más cercano a la verdad pensar que a Trump le toca representar un papel (o se le permite hacerlo) porque ello beneficia a los intereses que representa o sirve de contención ante los posibles perjuicios. 

No es casual, ni arbitrario. Debe responder a un plan determinado. ¿Cuál? Intentemos buscar una respuesta. 




Las consecuencias de la crisis económica.
En la red pueden leerse innumerables análisis y pronósticos sobre la explosión o no de la burbuja financiera y sus terribles consecuencias. Todos estos informes requieren un elevado conocimiento de conceptos económicos.

Sin embargo, no hace falta ser un experto para intuir sobre qué espaldas recaerían las consecuencias de una guerra comercial o de una crisis económica.

Los expertos coinciden en que esa catástrofe financiera y comercial perjudicaría (sorpresa) principalmente a las economías emergentes y a las más débiles. Y en general, a nivel mundial, a las deudas públicas de los estados. Esto es, la crisis que se produzca, sea más o menos catastrófica, servirá de justificación para una nueva vuelta de tuerca en las llamadas medidas de sostenibilidad (recortes, reducción de gasto, disminución en inversión pública, etc).

La reducción de gastos a través de la persistencia en el abaratamiento de salarios, facilidades para facilitar el despido o el desmantelamiento de empresas públicas estarían más toleradas en este escenario. Asimismo los sistemas públicos de pensiones recibirían su fecha de liquidación dado que en el capitalismo el envejecimiento de la población (debido al aumento de la esperanza de vida) es un grave problema y no un motivo de felicidad. 

En definitiva, aumentar el estado de shock en un sistema incapaz de encontrar fórmulas para ser productivo ante la voracidad insaciable de las grandes empresas para obtener beneficios a cualquier coste, aunque sea inflando la burbuja financiera sin temer las consecuencias.  

Aquí se evidencia el papel de la administración Trump. Papel en el sentido interpretativo, su rol. Seremos mal pensados, seguramente, pero algo nos hace pensar que en el teatro de la economía mundial existe un guión escrito, más que una actuación improvisada de grandes hombres a su libre albedrío. 

El capitalismo se enfrenta a una nueva crisis, que en este caso afecta a uno de sus pilares fundamentales. El capital ficticio, el crédito, las capacidad para endeudarse. Para seguir sobreviviendo, el mercado libre necesita devorar lo que encuentre a su alcance. Y este mal trago, este trance, necesita un gran líder que tome la responsabilidad de llevarlo a cabo, o en todo caso un gran villano. Puede que sea éste el papel de Trump, representar al antihéroe que deberá ejecutar las operaciones o, tal vez, asumir la peor parte del trance hasta que sea momento de que regrese el sucesor de Obama en los demócratas.

Mientras tanto, la izquierda continúa reinventándose y superándose. Los primeros afectados, más allá de los perjuicios que llevamos sufriendo por los recortes y el expolio del sector público, han sido los agricultores y trabajadores de la aceituna de mesa española. Veremos. 

jueves, 22 de marzo de 2018

Lo inviable es el capitalismo, no los sistemas públicos de pensiones



Sobre las pensiones se ha dicho que no es un tema político. El señor M.Rajoy (el presidente del Gobierno, por si no le identifican de este modo), en su intervención en el pasado pleno del Congreso dedicado a este asunto, achacaba la supuesta inviabilidad del sistema a la sostenibilidad y a la solidaridad. 
En realidad la cuestión que determina este problema, como en al caso del deterioro de otros sistemas públicos (sanidad, educación) es que se trata de un choque de intereses entre los trabajadores y el gran capital, entre el pueblo y la especulación neoliberal.

Para llegar a esta conclusión basta analizar un poco la actualidad.

En primer lugar, aunque parezca trivial recordarlo, los derechos de los trabajadores no han sido regalados por nadie, ni por líderes generosos o gobiernos caritativos. Esos derechos se conquistaron con la lucha histórica de los trabajadores en todo el mundo.

Si recordamos lo que hemos rememorado en el cien aniversario de la Revolución de Octubre, la Unión Soviética fue pionera en el desarrollo de sistemas públicos como el de la seguridad social. Para llegar a ese avanzado nivel de desarrollo social, como sabemos, fue necesaria una revolución y años de guerra civil fomentada con ejércitos de todas las otras potencias mundiales (EE.UU., Inglaterra, Francia).

Como respuesta a estos sistemas públicos que se extendieron por algunos países durante el siglo XX, los gobiernos de países capitalistas tuvieron que hacer concesiones, abrir la mano y conceder sistemas de pensiones ante las presiones de los movimientos organizados de los trabajadores. De esa forma eludían demandas más radicales.

En la actualidad y desde hace unas décadas (tras la desaparición de la URSS, caída del muro de Berlín) no existen esas referencias y todo ese sistema de bienestar está sufriendo  múltiples ataques con el objetivo de favorecer los intereses privados.

En España esos ataques al sistema público de pensiones se han venido sucediendo en los gobiernos sucesivos de PP y PSOE. La la trampa empieza en las reformas de los años 2011 y 2013 en los que ZP ampliaba la edad para trabajar hasta los 67 años y 38 años de cotización.

Previo a esas reformas es el Pacto de Toledo (en la época final de Felipe González) que fijaba como fuente principal de las pensiones las cotizaciones de los trabajadores.

El sistema público de pensiones por tanto se encarga de gestionar el salario diferido (la remuneración que reciben los trabajadores tras su etapa activa). Es también parte del salario, como el salario directo: los trabajadores activos, por acuerdo, ponen con sus cotizaciones (y con su productividad, con el trabajo que genera la riqueza del país) el importe de las pensiones.

Aquí vemos la primera trampa: las pensiones no tienen porqué estar fijadas por las cotizaciones, podría estar parte incluida en el Presupuesto del Estado, del mismo modo que hay presupuesto para carreteras, armas o bancos

Con esto bastaría para refutar la supuesta inviabilidad del sistema, pero hay más trampas: ese acuerdo social con el que los gobiernos liberales pretendían frenar los avances sociales de la clase trabajadora, pese a estar firmado en las leyes más sacrosantas del Estado (Constitución del 78, art. 50: Los poderes públicos garantizarán, mediante pensiones periódicamente actualizadas, la suficiencia económica a los ciudadanos durante la tercera edad; es también es uno de los Derechos Humanos, art.25 derecho a nivel de vida adecuado y a los seguros de vejez, viudez o invalidez) se rompe al hacer ellos trampas en su propio juego, son anticonstitucionales incluso dentro de su constitución imperfecta

El Estado, que en teoría debería ser neutro, un árbitro imparcial, en este conflicto entre los intereses de los trabajadores y los del gran capital, se pone de parte de estos últimos y declara una guerra contra el sistema público de pensiones para intentar convertir ese gasto, que considera improductivo, convertirlo en productivo para ellos introduciéndolo en sus sistemas privados de pensiones.

¿Cómo hace esta guerra el Estado? Encargan a una serie de expertos unos informes, como el de la OCDE (organización para la cooperación y el desarrollo) y estos expertos llegan a la conclusión de que el sistema de pensiones español va a la quiebra. ¿Qué motivos dan para ello?

El primero es el rápido envejecimiento de la población, España es uno de los países más envejecidos del mundo. (El mismo informe no se plantea cuáles son los motivos de ese envejecimiento, ni cuáles son las  dificultades de las parejas para tener hijos)

M.Rajoy y sus ministros repiten esos días la expresión factor de sostenibilidad relacionado directamente con ese envejecimiento. 
Este factor de sostenibilidad depende de lo que se llama equidad intergeneracional, que es una variable que se revisa cada 5 años y que depende de la esperanza de vida (cuánto llegamos a vivir los españoles). Si la esperanza de vida aumenta, deben bajar las pensiones. Es decir, para los intereses de los neoliberales, lo que sería un gran avance en cualquier cultura del planeta, como es que los ancianos vivan más tiempo y con mejor salud, para ellos supone una molestia, es un inconveniente para el capital. Antes nos decían que vivíamos por encima de nuestras posibilidades, ahora nos dicen que alargamos la vida por encima de nuestras posibilidades.


Otro de los motivos que da la OCDE para la inviabilidad de las pensiones: la tasa de sustitución. Este es el porcentaje del último sueldo que se cobra cuando uno se jubila. Por ejemplo: si uno al jubilarse cobraba 1000 euros y le queda de pensión 800 pues tiene una tasa de sustitución del 80%. Nos dicen que esa tasa en España es muy alta, en torno al 90%. 
Tenemos que fijarnos en una cosa. Estos expertos no tienen en cuenta una ley matemática muy simple y es que si tenemos una cierta cantidad que es una mierda, el 100% de esa cantidad sigue siendo una mierda. Y el 90% es también una mierda pero más chiquetita. En otros países la tasa es muy inferior, por ejemplo en Noruega es aproximadamente del 50%. Pero el salario medio de allí es casi 5 veces superior al salario medio de un español.

Estos informes y estos expertos tampoco son neutros, trabajan para la gran banca, pues crean el miedo generalizado con la finalidad de incitarnos a abrir planes de pensiones privados mediante campañas publicitarias.

Así pues, como consecuencia este deterioro del sistema público de pensiones, se propone la complementación de las pensiones con nuestro ahorro, como si una familia española pudiese permitirse hacer este o ningún ahorro, teniendo en cuenta además la precariedad del mercado laboral (en España hay millones de personas que viven bajo la categoría de pobres, siendo muchos de ellos trabajadores, y si un salario no da para vivir no es trabajo, es esclavitud) y el deterioro del resto de servicios públicos y ayudas a costa del bolsillo del trabajador.

Como decía al principio y como habéis podido comprobar, no es un problema de demografía ni un problema ajeno a la política. Es un claro enfrentamiento de intereses entre la clase trabajadora y el gran capital. Y de ello depende la vida de muchas personas.

¿Qué podemos hacer ante este nuevo robo de nuestros derechos? Quisiera decir una frase que parece muy simple pero que a mí me parece muy significativa. 
Creo que se atribuye a Esopo, el autor de la Grecia antigua autor de las fábulas. Esta fábula habla de un zorro y de un erizo, que como sabemos cuando se siente amenazado se enrosca formando una bola.
La frase dice así: el zorro conoce muchos trucos; el erizo sólo conoce un truco, pero es un truco muy bueno. Del mismo modo, nosotros, los trabajadores, estamos amenazados por un enemigo muy potente, con una capacidad destructiva enorme y que sabe muchos trucos. Pero los trabajadores tenemos un truco, un arma que es la mejor arma de todas. Esta es la unidad. Nuestra fuerza es la unidad. Si los trabajadores de todas las edades y de todos los sectores supiéramos estar unidos y pelear por nuestros derechos juntos, seríamos invencibles. Por eso debemos defender el sistema público de pensiones y todos los avances sociales que hemos ganado con mucho esfuerzo.


Recomendamos la lectura de los siguientes sitios, referencias que he usado para esta entrada:

jueves, 22 de febrero de 2018

Los abuelos reparten sopas con honda

Pues al final parece que los jubilados no eran ese sector de la sociedad timorato que asustados por las noticias de sucesos acaban votando al PP, como creían los jóvenes -aunque sobradamente preparados- que hace un par de años iban a tomar el cielo por asalto y despreciaban su capacidad.

Ayer se produjeron en España masivas manifestaciones en todas las ciudades convocadas por plataformas de defensa de las pensiones.

Nosotros participamos en la concentración por las pensiones de Sevilla, una manifestación celebrada en Plaza Nueva con una extraordinaria afluencia de personas de todas las edades, pero sobre todo mayores que han demostrado la indignación y la conciencia de la necesidad de lucha ante este robo descarado de nuestros derechos. 


Esta imagen es de la plaza vista desde el balcón del Ayuntamiento, cuyo alcalde -Juan Espadas de la PSOE- no ha tenido la valentía ni de mostrar la cabeza y sólo ha enviado a un representante del consistorio, que fue ampliamente abucheado, a leer unas excusas.

Aquí vemos otras imágenes de manifestaciones simultáneas en Madrid y Bilbao (ha habido en toda España). 





¿Te vas a quedar mirando? ¿Sigues pensando que contigo no va o que un jefe te pagará la pensión privada porque trabajas mu bien?

Aunque quisieras hacerte un plan de pensiones, con 40 años ya no te da tiempo ni puedes hacerlo con un salario penoso. Y las aseguradoras privadas pueden dejarte con el culo al aire porque son gestionadas por especuladores, lo mismo que hacen con la sanidad o la educación.

Participa en la próxima movilización, que también será masiva, el próximo 28 de febrero. Te esperamos



lunes, 29 de enero de 2018

El Manifiesto hoy

Es sabido que este febrero se celebra el 170 aniversario de la publicación del Manifiesto del Partido Comunista. 

Así que no tardaremos en ver estos días en los medios artículos y documentales que se empleen en denostar su mensaje o su validez (tal y como hemos vivido en el reciente centenario soviético). Para los comunistas no dejará de ser otra raya más en la piel de tigre. Ese es el juego, camaradas.
El amigo ex vicepresidente y aristócrata Rodrigo Rato en su comparecencia por el caso de las tarjetas black no tuvo empacho en constatar las bondades de la sociedad capitalista, centro de las críticas hace ya 170 años en el texto que nos ocupa ahora.

Se renovarán también otras lecturas críticas, menos llamativas por parecer no tan enjuiciadoras y por provenir en muchas ocasiones de la propia izquierda, a veces desde posiciones posmodernas. Se trata de quienes sin dudar de la validez histórica del texto argumentan que su contenido está caducado u obsoleto y que debe "superarse".

En mi modesta opinión, plantearse la validez del Manifiesto en función de su actualidad  o su desfase podría equipararse a discutir la utilidad de otros textos históricos como El origen de las especies de Darwin, los Principios matemáticos de Newton o Las esferas celestes de Copérnico. ¿Demostrar que en ciertos aspectos aquellos textos quedaron anticuados implica que no son válidos y que sus hallazgos no significaron un punto de inflexión en la historia de la ciencia?

Del mismo modo, las reprobaciones del Manifiesto que se basan en su supuesta irrelevancia dado el contexto histórico (ya caído el Muro de Berlín y finalizada la Unión Soviética), no difieren en mucho de las teorías neoliberales y del sentido común, que dan por muertas las ideas marxistas y fracasadas las ideologías bajo las ruedas de una democracia liberal, en un supuesto fin de la Historia. 

Recordemos que el Manifiesto (encargado a los jóvenes Marx y Engels por la Liga de los Justos -que luego pasaría a llamarse de los Comunistas, prueba de la influyente presencia de los nuevos críticos- a finales de 1847 y publicado en Londres en febrero de 1848), fue escrito en un momento concreto con la finalidad de exponer los hallazgos del método marxista en forma de propaganda dirigida a los obreros. 
"Ya es hora de que los comunistas expresen a la luz del día sus ideas", dice el Manifiesto en su prólogo, "saliendo al paso de esa leyenda del espectro comunista." (No es necesario que nos precipitemos tanto como este orgulloso/a padre o madre)

Su intención era redactar una especie de guía práctica para los obreros en un momento de disputa entre unas posiciones de socialismo idealista, bien intencionado pero basado en entusiasmos humanistas y filantrópicos, frente al nuevo socialismo marxista, razonado y apoyado en la investigación de las sociedades y su estructura económica (socialismo utópico y socialismo científico).

Los propios autores ya advirtieron en las ediciones posteriores que su contenido no debía tomarse como una doctrina literal sino como un método de aplicación que varía según las peculiaridades del momento. 
En verdad se trata de un documento que analiza a grandes rasgos la historia de las sociedades y que define la concepción materialista de la Historia que Marx y Engels habían ido elaborando en los años previos.

De ahí parte la primera frase del texto, que ha quedado grabada en la mente de todos y que dice así:


"Toda la historia de la sociedad humana hasta la actualidad 
es la historia de la lucha de clases"

En esta frase se nos presenta la tesis principal que será desarrollada luego en el texto. Resume en pocas palabras el núcleo del materialismo histórico: las sociedades están estructuradas sobre la base de su orden económico, que determina el resto de sus características y también las relaciones entre sus grupos sociales. Estos grupos pugnan por el control de ese orden de manera inevitable y antagónica:


"opresores y oprimidos, frente a frente siempre, empeñados en una lucha ininterrumpida, velada unas veces, y otras franca y abierta, en una lucha que conduce en cada etapa a la transformación revolucionaria de todo el régimen social"

Los grandes empresarios no entienden de posmodernidades, ellos sí creen que hay clases sociales y lo demuestran a diario sin sutilezas.

De esta lucha parte el avance inevitable hacia adelante de las sociedades humanas, el motor que las mueve. Sobre esta estructura se desarrollan los niveles políticos, legales e ideológicos, que se unen en un Estado cuya función es la de mantener y reproducir ese orden. Incluso en los organismos y estamentos cuya supuesta finalidad es democrática:

Hoy, el Poder público viene a ser, pura y simplemente, el Consejo de administración que rige los intereses colectivos de la clase burguesa.

En un famoso programa de TV, Pedro Sánchez se mostraba muy sorprendido de que "fuerzas económicas" manejasen la investidura de M.Rajoy. Se ve que ni el bueno de Évole ni el inocente Sánchez habían leído el Manifiesto, pues de otro modo hubiesen sabido que esa es la norma en la democracia burguesa. Los modernos movimientos indignados (imagen siguiente) tampoco parecen darse por aludidos y prefieren soslayar los descubrimientos del materialismo histórico a cambio de un ideario de buenas intenciones ajeno a la lucha de clases.

Esta demostración del antagonismo (incompatibilidad) de las clases sociales sigue vigente hoy día y se evidencia en la agudización de los conflictos y en el expolio continuado de derechos del proletariado (ya se le ponga el título de precariado o se le vista de lagarterana). El Manifiesto ofrece en una frase la definición exacta de clase obrera:

esa clase obrera moderna que sólo puede vivir encontrando trabajo y que sólo encuentra trabajo en la medida en que éste alimenta a incremento el capital. El obrero, obligado a venderse a trozos, es una mercancía como otra cualquiera, sujeta, por tanto, a todos los cambios y modalidades de la concurrencia, a todas las fluctuaciones del mercado.

Para el capital los trabajadores empiezan a sobrar cuando no dejan de ejercer su función productiva. Parece como si prefiriesen que nuestros jubilados muriesen pronto y dejasen de ser un gasto. ¿Parece?

En el segundo capítulo, sobre proletarios y comunistas, encontramos otra de las frases esenciales:

Los comunistas no forman un partido aparte de los demás partidos obreros.

¿Qué quiere decir esto? En palabras sencillas, los líderes políticos no son mesías que como dioses, reyes o tribunos vienen a salvarnos de nuestras desgracias. En particular, los comunistas no tienen intereses diferentes a la clase trabajadora; simplemente son su vanguardia:

Los comunistas no se distinguen de los demás partidos proletarios más que en esto: en que destacan y reivindican siempre, en todas y cada una de las acciones nacionales proletarias, los intereses comunes y peculiares de todo el proletariado, independientes de su nacionalidad.

Llevan de ventaja -continúa el Manifiesto literalmente- a las grandes masas su clara visión de los derroteros a los que se aboca a los trabajadores. Esto es, la capacidad para analizar las situaciones bajo la experiencia del materialismo histórico y bajo esa visión del mundo que significa el materialismo dialéctico.

Otro aspecto controvertido que aún hoy es arma común en los debates que se producen con los detractores del comunismo, la propiedad privada: 

Lo que caracteriza al comunismo no es la abolición de la propiedad en general, sino la abolición del régimen de propiedad de la burguesía, expresión última y la más acabada de ese régimen de producción y apropiación de lo producido que reposa sobre el antagonismo de dos clases, sobre la explotación de unos hombres por otros.

Sobre el papel de la cultura y la ideología en las sociedades nos tiene reservada el texto otra frase antológica, resumen redondo del materialismo. El análisis histórico de las ideas demuestra cómo el espíritu cambia al son de los cambios en las condiciones materiales. Y del mismo modo la ideología dominante no es más que la expresión espiritual de las condiciones económicas, principalmente, de una sociedad:

Las ideas imperantes en una época han sido siempre las ideas propias de la clase imperante.

Otras críticas muy conocidas del marxismo -los comunistas quieren abolir la familia tradicional y la patria-, tienen aquí su contundente respuesta:

de lo que se trata es precisamente de acabar con la situación de la mujer como mero instrumento de producción

En la sociedad capitalista la mujer no deja de ser tratada como una mercancía. Este concepto se acomoda perfectamente a una estructura patriarcal: la mujer pobre está destinada a los cuidados, a la limpieza, la prostitución y ahora además a gestar hijos para otras personas más pudientes.

Un poco más adelante se insiste en el carácter internacional de la clase trabajadora en otra frase destacable:

Los trabajadores no tienen patria. Mal se les puede quitar lo que no tienen.

No insisto, para no alargar, en la importancia, actualidad y vigencia de ambas afirmaciones. Termino con otro párrafo literal, de los más conocidos, con el que se cierra el Manifiesto, broche de oro digno de ser contenido en la leyenda de un tatuaje:

Tiemblen, si quieren, las clases gobernantes, ante la perspectiva de una revolución comunista.
Los proletarios, con ella, no tienen nada que perder, como no sea sus cadenas. Tienen, en cambio, un mundo entero que ganar.
¡Proletarios de todos los Países, uníos!

Por si algún paciente lector ha llegado hasta aquí y le apetece saber más sobre el Manifiesto y otras perspectivas sobre su actualidad, añado enlaces a interesantes textos que me han servido para idear esta entrada:




El último enlace es mi preferido. Además, en este blog puedes encontrar entradas con introducciones sencillas para ir descubriendo este texto universal, con preguntas y explicaciones que seguramente no te harán falta pero te pueden servir para divulgar nuestras ideas y poner tu grano de arena en esta tarea inmensa de transformar el mundo. Pongo sólo el primero de los enlaces y en él encontrarás enlaces a los siguientes si lo consideras oportuno:


¡Salud!

miércoles, 17 de enero de 2018

Práctica teórica y lucha ideológica. Althusser.

Me parece oportuno reseñar este breve texto del filósofo marxista francés Louis Althusser porque considero que trata asuntos que están muy relacionados con la actualidad en general y en lo concreto con la nueva forma de partido surgida a partir del XX Congreso del PCE. 

Trataré de resumir sus aspectos principales usando palabras textuales del autor. Como siempre, hay la posibilidad de descargarlo en PDF pinchando sobre estas letras.. Espero que os resulte interesante tal como a mí me ha parecido.


Práctica teórica y lucha ideológica

En un conocido título Engels revelaba la diferencia principal entre las ideas marxistas y las doctrinas socialistas anteriores a ellas: las teorías de Marx son científicas

Las doctrinas utópicas proponen objetivos socialistas pero que no están basados en criterios científicos sino principios de inspiraciones de tipo moral, religiosos o ideológicos (por ejemplo el reparto de la riqueza, la reforma moral de los representantes políticos, la desaparición inmediata del estado, etc).

Como estos principios morales o ideológicos surgen desde el mismo sistema burgués y son por tanto parte de los ideales burgueses, por muy enfrentados que se encuentren a la economía burguesa no pueden dejar de ser prisioneros de ese mismo sistema, es decir, difícilmente pueden llegar a ser revolucionarios.

El marxismo, por el contrario, como teoría científica, no se contenta con esas normas morales sino que los somete a crítica y busca otros fundamentos que no sean estos ideales. El conjunto de teorías marxistas reposan sobre el conocimiento científico de la sociedad capitalista, tanto de su entramado económico y político como del ideológico. 

Este conocimiento permite definir los medios de acción del socialismo y definir a la clase obrera como la única revolucionaria,  es decir, romper el esquema de reformistas o anarquistas definiendo una acción que sea verdaderamente transformadora. 

Este lema se repite en toda la obra de Lenin: sin teoría revolucionaria no hay acción revolucionaria. 

Pero, ¿en qué consiste la doctrina científica marxista?
La doctrina científica marxista está constituida por dos disciplinas científicas unidas una a otra por razones de principio, aunque efectivamente distintas entre sí, ya que sus objetos son distintos: el materialismo histórico y el materialismo dialéctico.

El materialismo histórico es la ciencia de la historia. Puede ser definida con mayor precisión como la ciencia de los modos de producción, de sus estructuras propias, de sus constituciones, de sus funcionamientos, y de las formas de transición que hacen pasar de un modo de producción a otro.

Cada sociedad comprende, como Marx explicó, el conjunto articulado de sus diferentes niveles: la infraestructura económica, la superestructura jurídico-política, y la superestructura ideológica. La teoría de la historia, o materialismo histórico, es la teoría de la naturaleza específica de esta totalidad: por consiguiente, del conjunto de sus niveles, y del tipo de articulación y de determinación que los une unos a otros.
Famosa imagen que caricaturiza a la sociedad capitalista. Marx demostró que la sociedad  está estructurada sobre un sistema económico que sostiene un complejo entramado político, legal e ideológico.


El materialismo dialéctico o filosofía marxista es una disciplina científica distinta del materialismo histórico. La distinción de estas dos disciplinas científicas está en la distinción de sus objetos. El objeto del materialismo histórico está constituido por los modos de producción, su constitución y sus transformaciones. El objeto del materialismo dialéctico está constituido por lo que Engels llama "la historia del pensamiento" o lo que Lenin llama la historia del "paso de la ignorancia al conocimiento".

La tarea de los comunistas es por tanto tratar la teoría marxista como una ciencia y no como una doctrina acabada, esto es, no caer en el dogmatismo. Se trata de desarrollar la teoría y no de repetir como una doctrina sus enunciados. En palabras de Lenin:

Nosotros no consideramos, en absoluto, la teoría de Marx como algo acabado e intangible: estamos convencidos, por el contrario, de que esta teoría no ha hecho sino colocar las piedras angulares en la ciencia que los socialistas deben impulsar en todos los sentidos, siempre que no quieran quedar rezagados en la vida.


El pensador marxista Althusser

La ideología.
En una sociedad las personas participan en la producción económica, cuyos mecanismos y efectos son determinados por la estructura de las relaciones de producción; también participan en la actividad política, cuyos mecanismos son regulados por la estructura de las relaciones de clase (la lucha de clases, el derecho y el estado). 

Esas mismas personas participan en otras actividades, actividad religiosa, moral, filosófica, etc., ya sea de una manera activa, por medio de prácticas conscientes, o ya sea de una manera pasiva y mecánica, por reflejos, juicios, actitudes, etc. Estas últimas actividades constituyen la actividad ideológica, y son sostenidas por una adhesión voluntaria o involuntaria, consciente o inconsciente, a un conjunto de representaciones y creencias religiosas, morales, jurídicas, políticas, estéticas, filosóficas, etc., que forman lo que se llama el nivel de la ideología. 

Las representaciones de la ideología se refieren al mundo mismo en el cual viven las personas. Sin embargo, estas representaciones no son conocimientos verdaderos del mundo que representan. Pueden contener elementos de conocimientos, pero siempre integrados y sometidos al sistema de conjunto de estas representaciones, que es, en principio, un sistema orientado y falseado, un sistema regido por una falsa concepción del mundo.




En una sociedad de clases, la ideología sirve a los hombres no solamente para vivir sus propias condiciones de existencia, para ejecutar las tareas que les son asignadas, sino también para "soportar" su estado, ya consista éste en la miseria de la explotación de que son víctimas, o en el privilegio exorbitante del poder y de la riqueza de que son beneficiarios.

Las representaciones de la ideología acompañan pues consciente o inconscientemente todos los actos de los individuos, toda su actividad, todas sus relaciones. Si nos representamos la sociedad según la metáfora clásica de Marx, como un edificio, una construcción o una superestructura jurídico-política, elevada sobre la infraestructura de la base, sobre fundamentos económicos, debemos dar a la ideología un lugar muy particular: para comprender su eficacia, es necesario situarla en la superestructura, y darle una relativa autonomía con respecto al derecho y al estado. Pero al mismo tiempo, para comprender su forma de presencia más general hay que considerar que la ideología se introduce en todas las partes del edificio y que constituye ese cemento de naturaleza particular que asegura el ajuste y la cohesión de los hombres en sus roles, sus funciones y sus relaciones sociales.




¿Cuál es la función social de la ideología?
La ideología tiene por función asegurar la ligazón de las personas entre sí en el conjunto de las formas de su existencia, la relación de los individuos con las tareas que les fija la estructura social. 

Nos damos cuenta entonces que la ideología está destinada a asegurar la cohesión de las relaciones de los hombres entre sí y de los hombres con sus tareas en la estructura general de explotación de clase, que las extiende entonces a todas las otras relaciones. La ideología está pues destinada ante todo a asegurar la dominación de una clase sobre las otras y la explotación económica que le asegura su preeminencia, haciendo a los explotados aceptar como fundada en la voluntad de Dios, en la "naturaleza" o en el "deber" moral, etc., su propia condición de explotados.

Pero la ideología no es solamente un "bello engaño" inventado por los explotadores para mantener a raya a los explotados y engañarlos: es útil también a los individuos de la clase dominante, para aceptar como "deseada por Dios", como fijada por la "naturaleza" o incluso como asignada por un "deber" moral la dominación que ellos ejercen sobre los explotados; les es útil pues, al mismo tiempo y a ellos también, este lazo de cohesión social, para comportarse como miembros de una clase, la clase de los explotadores, para permitirles ejercer como "natural" su explotación y su dominación.


En su declaración ante la comisión por el fraude de Bankia, el ex vicepresidente Rodrigo Rato espetó esta frase con actitud chulesca. La ideología capitalista hace creer a los personajes poderosos que su lugar en la sociedad es algo natural y que se debe a su extraordinaria capacidad personal. Los explotados debemos agradecerles que el mundo gire pues es gracias a ellos.


Este es el punto decisivo, el origen de la falsedad de la representación ideológica. En las sociedades de clases, la ideología es una representación de lo real, pero necesariamente falseada, dado que es necesariamente orientada y tendenciosa; y es tendenciosa porque su fin no es el de dar a los hombres el conocimiento objetivo del sistema social en que viven, sino por el contrario ofrecerles una representación mistificada de este sistema social, para mantenerlos en su lugar en el sistema de explotación de clase.


Formación teórica y lucha ideológica.
¿Por qué medios se puede -y se debe- hacer penetrar esta ciencia en el movimiento obrero, por qué medios se puede introducir esta doctrina científica en la conciencia y la práctica de las organizaciones de la clase obrera?

Podemos resumir de la manera siguiente: la naturaleza misma del movimiento obrero lo compromete en una triple lucha: lucha económica, lucha política, lucha ideológica. En la unidad de esas tres luchas distintas, la representación que se hace el movimiento obrero de la naturaleza de la sociedad y de su evolución, de la naturaleza de los fines a alcanzar y de los medios a emplear para llevar a cabo correctamente la lucha, fija la orientación general de ésta. La lucha depende pues de la ideología del movimiento obrero. 

Ahora bien, sabemos que esta ideología permanece prisionera de las categorías fundamentales (religiosas, jurídicas, morales, políticas). Todo se refiere pues a la transformación de la ideología de la clase obrera: a la transformación que hace que la ideología de la clase obrera escape a la influencia de la ideología burguesa, para someterla a una nueva influencia, la de la ciencia marxista de la sociedad.

La lucha ideológica puede ser definida como la lucha llevada a cabo en el dominio objetivo de la ideología contra la dominación de la ideología burguesa por medio de la transformación de la ideología existente (ideología de la clase obrera, ideología de las clases que pueden convertirse en sus aliadas), en sentido tal que sirva a los intereses objetivos del movimiento obrero en su lucha por la revolución y más tarde en la lucha por la construcción del socialismo. 

Por formación teórica entendemos el proceso de educación, de estudio y de trabajo, por el cual un militante es puesto en posesión, no sólo de conclusiones de las dos ciencias de la teoría marxista (materialismo histórico, materialismo dialéctico), no sólo de sus principios teóricos, no sólo de algunos análisis y demostraciones de detalle, sino de todo el conjunto de la teoría, de todo su contenido, de todos sus análisis y demostraciones, de todos sus principios y de todas sus conclusiones en su ligazón científica indisoluble. 

El partido no se contenta con proclamar su fidelidad a los principios de la ciencia marxista-leninista. Lo que lo distingue radicalmente de las otras organizaciones obreras no es esta simple proclamación: es la aplicación concreta, en sus formas de organización, en sus medios de acción, en los análisis científicos de las situaciones concretas, de la teoría científica marxista. No contentarse con proclamar principios, sino aplicarlos en los actos.

El ensayo que hemos repasado se puede encontrar dentro de los contenidos de La Filosofía como arma de la Revolución. Yo en concreto tengo este ejemplar pero podéis haceros con cualquiera similar en internet por un precio muy asequible. Recomendable.