martes, 14 de agosto de 2018

La teoría del valor (I). La dificultad de leer El Capital

Mientras en las alturas discuten si el marxismo es o no un método científico, los militantes de base seguimos peleando con nuestra realidad diaria, en este ambiente cada vez más hostil de salvapatrias con ramalazos fascistas, venidos arriba ante la aparente ausencia de su depredador natural ideológico.

Ya milites en una gran ciudad o un pueblo, en una asamblea numerosa o en cuadro, seas de más o menos edad, con mayor o menor gusto por la lectura, es decir un militante o simpatizante común y corriente, te ocurrirá como en mi caso que te gustaría tener una buena formación teórica, para afianzar los mimbres con los que seguir creando conciencia en las situaciones que se te presenten en tu día a día.


Puede ser que te ocurra como a mí, que has pasado ya la lectura del Manifiesto y otros textos fundamentales y te sientes con ganas de emprender de una vez por todas el asalto al primer tomo de El Capital, tras varios intentos abandonados o postergados indefinidamente, o de iniciar ahora su lectura.


Pues bien, esta entrada y la siguiente van sobre esto. Intentaré dar alguna recomendación basada en mi experiencia para facilitar la lectura del primer tomo de El Capital, de manera sencilla. En esta primera entrada voy a empezar por aspectos más básicos y en una segunda entrada (El capital y la teoría del valor) me complicaré la vida afrontando la teoría del valor que da título a esta nota. 

Al final de esta entrada podrás encontrar referencias y enlaces de interés (lecturas, videos) sobre el tema, te recomiendo que les eches un vistazo. Si esto sirve para incentivar la lectura de al menos una persona, lo daré por bien empleado.


¿Qué es El Capital? Sabemos que es la obra cumbre de Marx, a la que dedicó la mayor parte de su vida y que le supuso un gran sacrificio personal y familiar. Durante décadas ocupó su esfuerzo a la redacción de muchos cuadernos de notas y al estudio de la Economía. 

Exiliado de varios países por la persecución de las autoridades debido a su participación activa contra sus gobiernos, acabó residiendo en Londres, en situación de pobreza, sin parar por ello de escribir. Su yerno, el pensador Paul Lafargue, escribe de Marx: "su método de trabajo le imponía con frecuencia tareas cuya magnitud difícilmente puede imaginar el lector. Así, para escribir las veinte páginas sobre legislación fabril inglesa que contiene El capital revisó toda una biblioteca de informes de los inspectores fabriles de Inglaterra y Escocia. Los leyó de punta a cabo, como puede advertirse en las marcas de lápiz que allí aparecen."


Imagen de la impresionante sala de lectura del Museo Británico de Londres, donde Marx debió redactar durante años El capital

Realizó numerosas redacciones y correcciones hasta encontrar la forma que consideraba más adecuada para exponer sus teorías, algunas de las cuales (como la del valor) tienen cierta dificultad para ser comprendidas en una sola lectura.

Consta de tres volúmenes, de ellos Marx sólo vio impreso en vida el primero, en el 1867. Los dos restantes fueron publicados por su amigo y compañero Federico Engels en años posteriores.

En obras anteriores Marx fue anticipando sus ideas sobre el capitalismo, que ya iba vislumbrando y elaborando, como por ejemplo en Miseria de la Filosofía (1847) o en Trabajo asalariado y capital (1849) o en Salario, precio y ganancia (1865), pero como decimos es en El capital donde expone todo su trabajo de forma definitiva y rotunda.

En ella Marx analiza, disecciona, critica y desbarata por completo el capitalismo, pone al descubierto todas sus mentiras, desvela las artimañas e intrigas que los capitalistas han empleado (y emplean) para someter a la clase trabajadora. Al ser desveladas, el autor pone en las manos del lector obrero un eficaz método de análisis del capitalismo, de manera que pueda combatir, ya comprendidas y descubiertas, esas artimañas. 

¿Qué no es El Capital? No es por tanto en sentido estricto un manual de Economía. Es más bien una gran crítica de las teorías económicas capitalistas. De hecho, el subtítulo de la obra es Crítica de la Economía Política

Quizá sorprenda que la obra fundamental de Marx sea una crítica al rival ideológico. Como militantes, e interesados en cambiar este mundo tan injusto, es imprescindible que conozcamos bien al adversario. Conociendo su funcionamiento es como estaremos en disposición de enfrentarnos a él. Decía el poeta clásico Ovidio: "es correcto aprender, incluso del enemigo". Marx parece indicarnos que incluso y sobre todo hay que aprender del enemigo. Pensemos que toda nuestra vida, el sistema en que vivimos, el trabajo, las ciudades, las relaciones entre las personas, la prensa, el estilo de vida, todo, en definitiva, está condicionado por la ideología capitalista (lo más importante es poseer bienes, todo tiene un precio, el dinero manda, etc). Por eso Marx dedicó ese gran esfuerzo a descubrir el mecanismo de este sistema, para poder descomponerlo y así superarlo.

Veremos también que El Capital no es sólo un texto económico. No es un conjunto de fórmulas matemáticas o estadísticas en un sentido técnico únicamente. El capital reúne ideas de distintas disciplinas, mezcla conceptos filosóficos, sociales, políticos y mucho de Historia. Esta forma de analizar la economía con una visión ampliada y totalizadora permite ver el asunto de una manera dialéctica, es decir, acercarnos al problema no con una visión reducida desde una sola dimensión sino sumando las perspectivas desde todas las dimensiones implicadas (en la siguiente entrada se explica con mejor detalle cuando hablemos del valor).


¿Cómo debemos leer El capital? El propio Marx aclara nada más empezar el prólogo de la primera edición que es el capítulo primero (la mercancía) el que nos va a dar mayor dificultad, en especial la parte referida al valor. 


Si se buscan ensayos o estudios sobre la manera de acometer esta obra, encontraremos opiniones de estudiosos del marxismo tan diferentes como Althusser, que recomienda saltarse este primer capítulo, comenzar por el segundo hasta el final del tomo I y una vez acabado abordar el capítulo inicial, o como Néstor Kohan, que sugiere iniciar la lectura por los capítulos finales del primer volumen, los que se refieren a la acumulación originaria, para luego volver al inicio.


Sin ánimo de contradecir a estos grandes autores, personalmente no encuentro el sentido a esa lectura estilo Rayuela. No creo que para un lector medio sea de especial ayuda desordenar el orden que el autor había ideado, que además -si somos capaces de hacer una visión general del primer tomo a vista de pájaro- vemos que su esquema no es nada casual sino que sigue una intención muy bien desarrollada.


Cierto que el primer capítulo es complejo y que el resto del texto tiene pasajes muy densos que nos obligarán a leer con gran atención y volver atrás en muchos casos. Pero nadie dijo que esto fuese un paseo por el campo, llegar a las entrañas del capitalismo nos va a costar algún esfuerzo, a unos más y a otros menos, pero nuestra voluntad está supuesta. En palabras de Marx:


Exceptuando el apartado referente a la forma de valor, a esta obra no se le podrá acusar de ser difícilmente comprensible. Confío, naturalmente, en que sus personas serán personas deseosas de aprender algo nuevo y, por tanto, también de pensar por su propia cuenta (prólogo).



¿Y si leemos directamente un resumen? He visto que existen muchos resúmenes editados y esquemas que pueden encontrarse en internet. No lo recomiendo a nadie. Primero porque dudo que esos libros estén escritos por personas que de verdad comprendieron el texto, y puede que los haya que ni siquiera sean marxistas. Me imagino que a ti como a mí te habrá pasado que compraste en algún mercadillo una biografía o un texto marxista que resultó ser una anti-biografía o una diatriba del comunismo. Segundo porque, si es posible, aunque sea con gran dedicación y tiempo, leer el original es siempre la mejor opción, en éste o cualquier texto, especialmente de autores comunistas.


Sí veo útil ir realizando esquemas o anotaciones a medida que se lee, y en este sentido sí me parece interesante el uso de resúmenes o esquemas, cuando acompañen a la lectura del texto original, como un complemento o refuerzo. Al final de esta entrada hago referencia a un buen resumen que nos valdría tal como digo de refuerzo o seguimiento.


¿Qué es tan complicado en su lectura? Es evidente que se trata de una lectura extensa y en ocasiones bastante densa, que nos pedirá una gran atención en diversos pasajes. Para un trabajador, esta dedicación no es posible de una manera continuada (trabajo o búsqueda de trabajo, cuidado de hijos, tareas domésticas, desplazamientos, en fin, no es grato dedicar el tiempo libre a lecturas complejas) ni siquiera para acabar de una vez el primer volumen. Por eso considero que las anotaciones, que se pueden repasar para refrescar lo ya leído en cada intervalo en que retomemos el libro, nos vienen muy bien.


Como compensación, los trabajadores tenemos un gran aliciente en la lectura de El capital y es que en ella nos veremos reflejados constantemente. Para nosotros, nietos, hijos y hermanos de trabajadores, leer sobre explotación es leer sobre nuestra realidad cotidiana y sobre nuestros recuerdos desde la infancia. Puede que incluso al ir leyendo sintamos que Marx va colocando en sus sabias palabras los términos exactos de las sensaciones y sospechas que alguna vez habremos imaginado todos cuando nos paramos a razonar sobre este mundo injusto en que vivimos. Cuando esto sucede, la sensación es semejante a haber vivido ciego todo el tiempo y recuperar la visión de golpe con un chasquido de los dedos.



Otro ejercicio que deberemos esforzarnos en hacer es acostumbrarnos a pensar en abstracto. Los que no estamos acostumbrados a estudios teóricos (y la vida nos ha llevado a hacer como mucho estudios técnicos donde lo práctico y lo inmediato es la prioridad) quizás tengamos una cierta dificultad en pensar de manera abstracta. Mercancía, capital, trabajo son conceptos que deberemos ver en su aspecto indefinido, teórico. Y esos conceptos impalpables a su vez serán analizados de manera científica tal como un investigador de la naturaleza observa a través de un microscopio:



cuando analizamos las formas económicas no podemos servirnos del microscopio ni de reactivos químicos. La facultad de abstraer debe hacer las veces del uno y de los otros.(Prólogo)


Pensar en abstracto y además acostumbrarnos también a relacionar cada aspecto detallado con el conjunto de situaciones y vínculos que contiene una sociedad, las relaciones que existen entre los diferentes grupos sociales, la estructura económica y también la influencia política e ideológica de cada momento social:




"Marx concibe el movimiento social como un proceso histórico– natural regido por leyes que no sólo son independientes de la voluntad, la conciencia y la intención de los hombres, sino que además determinan su voluntad, conciencia e intenciones." (opinión sobre El capital de la revista rusa El heraldo europeo, citado en el prólogo a la segunda edición).



¿Y por qué entonces esta complicación con teorías y sutilezas económicas si lo que buscamos es pasar cuanto antes a la acción?  Que Marx se decidiera a enfocar su método científico desde el punto de vista económico no es casual. Como sabemos de otras lecturas (por ejemplo en el Manifiesto) realizar una radiografía de la sociedad que deje al descubierto su esqueleto económico es la base de la interpretación materialista de la historia.

El propio Marx nos lo va a explicar con sus palabras, veamos este pasaje de una obra anterior (Contribución a la crítica de la economía política, ensayo o borrador de lo que después sería el primer volumen de la obra que nos ocupa):



Mis estudios profesionales eran los de Jurisprudencia, de la que, sin embargo, sólo me preocupé como disciplina secundaria, al lado de la filosofía y de la historia. En 1842- 1843, siendo redactor de la Gaceta Renana, me vi por vez primera en el trance difícil de tener que opinar acerca de los llamados intereses materiales. Los debates sobre la tala furtiva (...) y la situación de los campesinos del Mosela, fue lo que me movió a ocuparme por vez primera de cuestiones económicas. Por otra parte, en aquellos tiempos en que el buen deseo de “marchar a la vanguardia” superaba con mucho el conocimiento de la materia, la Gaceta Renana dejaba traslucir un eco del socialismo y del comunismo francés, teñido de un tenue matiz filosófico. Yo me declaré en contra de aquellas chapucerías, pero confesando al mismo tiempo francamente que mis estudios hasta entonces no me permitían aventurar ningún juicio acerca del contenido propiamente dicho de las tendencias francesas. (...) Tanto las relaciones jurídicas como las formas de Estado no pueden comprenderse por sí mismas ni por la llamada evolución general del espíritu humano, sino que radican, por el contrario, en las condiciones materiales de vida (...) En la producción social de su existencia, los hombres contraen determinadas relaciones necesarias e independientes de su voluntad, relaciones de producción que corresponden a una determinada fase de desarrollo de sus fuerzas productivas materiales. El conjunto de estas relaciones de producción forma la estructura económica de la sociedad, la base real sobre la que se eleva un edificio jurídico y político y a la que corresponden determinadas formas de conciencia social. El modo de producción de la vida material determina el proceso de la vida social, política y espiritual en general. No es la conciencia del hombre la que determina su ser, sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia. 


Así vemos que para Marx lo económico, entendido en su sentido político, es la clave que nos desvelará el conjunto de relaciones sociales de una determinada comunidad, región, pueblo, estado, etc, de manera que nos situemos en una posición ventajosa para llevar a cabo lo que realmente pretendemos, que es cambiar el mundo en que vivimos, no limitarnos a su análisis. No pretendemos ser unos extraordinarios eruditos que sepan diagnosticar cuál es la enfermedad de nuestro mundo, lo que pretendemos es aplicarle el tratamiento adecuado.


En un escrito muy anterior de Marx, las Tesis sobre Feuerbach, Marx llega a la siguiente conclusión en una de sus citas más famosas: 



Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo.


Pues bien, para aportar nuestro pequeño granito de arena a esta tarea descomunal, seguiremos hablando del primer volumen de El capital en esta entrada partida en dos, será en la siguiente entrega. 

Antes de terminar, aquí está la relación de textos y videos prometidos. Como he dicho antes, recomiendo echar un vistazo a todos ellos. Salud.


-- La teoría económica de Marx de Francisco Erice, del FIM (Fundación de Investigaciones Marxistas), texto que repasa los contenidos no sólo de El capital sino también de otros textos económicos de Marx (Miseria, Contribución) de una manera muy instructiva.


-- Apartado de formación de Espacio de Encuentro Comunista (ECC) en el que encontraremos bibliografía y dentro de ella un resumen de El Capital completo de Diego Guerrero para leer, como hemos comentado, de manera simultánea y como apoyo al texto original. También en este sitio dos conferencias en VIDEO de Xavier Arrizabalo muy interesantes.

-- Programa 5 Escuela de Cuadros, El fetichismo de la Mercancía VIDEO de esta interesante serie del PSUV con una extraordinaria (en mi opinión) charla del profesor Reinaldo Carcanholo sobre el complejo concepto de la mercancía.

-- Marx y la lógica dialéctica de El Capital VIDEO, Néstor Kohan realiza, con su habitual tono un tanto cómico pero muy didáctico, una aproximación al método dialéctico de Marx y la teoría del valor.


-- Una buena edición de El Capital y a un precio asequible (para tener en casa al menos el primer volumen) es la de Siglo XXI, con traducción y notas de Pedro Scaron. El primer tomo viene en tres entregas, bien encuadernadas y con espacio en los márgenes para escribir a lápiz nuestras anotaciones.

viernes, 13 de julio de 2018

El rol de Trump en la guerra comercial

Disciplinadamente ilusionados, retomamos el blog para entusiasmo de los fans tras un breve periodo de letargo, motivado en parte por estar enfrascados en la lectura definitiva del primer tomo del Capital y en parte por el desaliento que provoca este tiempo de nuevas políticas que nos ha tocado vivir. Pero ya sabemos, aquí no se rinde nadie.
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Un Trump figurado firma en defensa de la aceituna negra en la multitudinaria protesta realizada en Sevilla el pasado día 5.

La semana pasada los organismos encargados del comercio de EE.UU. confirmaban la imposición de aranceles sobre la aceituna negra española, la peor noticia para los trabajadores del sector, pues se calcula que deja en el aire unos 8.000 puestos de trabajo, entre agricultores y empleados de las industrias y servicios anexos. 

Esta confirmación es además una condena casi definitiva, los aranceles se imponen durante un periodo de cinco años. Esto supone la pérdida del sector y origina un precedente muy peligroso para la agricultura española, sustentada principalmente en ayudas de la PAC (Política Agrícola Común que garantiza a los agricultores un mínimo de calidad de vida).


Tras las tragedias familiares se esconde un enredo económico y político que deberíamos conocer para vislumbrar el motivo de estas maniobras. ¿Por qué el gobierno yanqui toma ahora medidas proteccionistas como los aranceles? ¿Cómo puede afectarnos una guerra comercial? La prensa atribuye las causas a las intenciones particulares del malvado Trump y sus homólogos en el otro extremo del mapamundi, Xi Jinping y Putin. Si somos capaces de observar el detalle, veremos que este argumento es bastante discutible.

Donald y Felipe VI en el reciente encuentro en la visita del monarca a EE.UU., con Letizia y Melania en sus correspondientes posiciones decorativas. Si hubo aceitunas sobre la mesa sólo fueron como aperitivo.

¿Qué son las medidas proteccionistas?
El proteccionismo es una tendencia económica que se centra en proteger la producción de un país mediante impuestos a los productos extranjeros. Los aranceles son uno de esos impuestos, tributos que se aplican a los bienes en importación cuando llegan a la aduana. 

Se opone a la tendencia librecambista, que tiene en el comercio libre su objetivo y considera que las medidas proteccionistas perjudican al crecimiento económico. Apoyan la desregulación y la reducción de las barreras comerciales.

Las medidas proteccionistas se consideran algo muy desfasado. La intervención del Estado en cualquier materia, más en lo económico, es el gran horror del capitalismo. Se critica a Trump que emplee estos métodos arcaicos, pero no es lo único que la opinión pública le censura. Se teme que con sus medidas y con su carácter despótico inicie una guerra comercial con China. Debemos entender para ello cuál es la situación comercial entre estos dos gigantes y el mercado internacional.

La balanza comercial.
Se llama balanza comercial al equilibrio de importaciones y exportaciones en un país. El saldo o resultado de ese balance es la diferencia entre ambos conceptos y por tanto puede dar un resultado negativo o positivo, esto es, ser un déficit o un superávit.

En el caso de EE.UU. la situación es deficitaria con respecto a China, es decir, las importaciones provenientes de China fueron superiores a las exportaciones que los estadounidenses realizaron hacia aquel país. De hecho el déficit es el más grande de la historia comercial entre ambos, estimado en casi 400 mil millones de dólares. La promesa de reducir ese déficit fue precisamente uno de los argumentos de campaña que llevó a Trump a la presidencia. 

La manera en que EE.UU. afronta este problema de desequilibrio comercial es fundamental para sus intereses. El gobierno Trump encarna la actitud más drástica y protectora, frente a la postura de su antecesor, Obama, y sucesora que es aparentemente más diplomática y conciliadora y partidaria del respeto riguroso al mercado libre.

El talante proteccionista en los mercados tiene un inconveniente y es que puede recibir la misma respuesta de los rivales, produciendo una espiral de tarifas aduaneras que acabe perjudicando seriamente a las relaciones comerciales a nivel internacional. Es lógico pensar, por tanto que Trump está siendo temerario e imprudente, teniendo en cuenta además que la economía mundial se encuentra en una situación muy delicada.

La crisis económica mundial.
Expertos advierten que en breve puede producirse la explosión de otra burbuja económica, producida por el desmesurado endeudamiento al que están sometidas las naciones. Se cree que el crédito fue la salida natural de la anterior crisis financiera y los préstamos han permitido tomar algo de aire a las cuentas públicas. Pero ese endeudamiento puede llegar a un límite en un momento dado y producirse una crisis aún mayor que la vivida hace unos años.

Esta crisis se plantea como una bomba de relojería que puede estallar en cualquier momento y afectar especialmente a la economía de EE.UU. dada su delicada situación desfavorable frente a potencias actualmente en posición más poderosa. Dada esta situación, ¿cómo se explica entonces la política de Trump?

La explicación personalista.
Los medios tienden a hacernos pensar que los movimientos políticos a nivel mundial son causa de las decisiones particulares e individuales de los personajes más influyentes en el panorama internacional. Que la Historia la escriben los grandes hombres es una idea comúnmente aceptada por todos, en un mundo idealista que prefiere creer en decisiones libres de grandes líderes antes de complicarse en el estudio detallado de las circunstancias materiales. Recordemos también que gran parte del pensamiento capitalista es aún asumido como una verdad que los mercados son equilibrados naturalmente por una mano invisible que regula el sistema. No es por tanto la única idea cuestionable que se acepta como válida sin someterla a mayor razonamiento.


Los medios más progresistas y nostálgicos de Obama suelen presentar a Trump enfatizando su carácter tosco y grosero, cuando no torpe.


Quienes tenemos algún conocimiento marxista sabemos que esto se aleja mucho de la verdad. Los cambios en las sociedades se producen no por obra de las decisiones de grandes líderes sino por las alteraciones en las condiciones materiales que sostienen los sistemas económicos y las disputas entre las clases sociales enfrentadas por el control de esos sistemas.

Los comunistas sabemos además (desde hace este año un siglo y medio exacto, con la publicación del Manifiesto) que los parlamentos capitalistas no son más que las juntas de los administradores que gestionan los intereses de los poderosos. Por tanto, más que pensar que la situación actual está en manos de un personaje despótico e imprevisible como Donald Trump, sería más cercano a la verdad pensar que a Trump le toca representar un papel (o se le permite hacerlo) porque ello beneficia a los intereses que representa o sirve de contención ante los posibles perjuicios. 

No es casual, ni arbitrario. Debe responder a un plan determinado. ¿Cuál? Intentemos buscar una respuesta. 




Las consecuencias de la crisis económica.
En la red pueden leerse innumerables análisis y pronósticos sobre la explosión o no de la burbuja financiera y sus terribles consecuencias. Todos estos informes requieren un elevado conocimiento de conceptos económicos.

Sin embargo, no hace falta ser un experto para intuir sobre qué espaldas recaerían las consecuencias de una guerra comercial o de una crisis económica.

Los expertos coinciden en que esa catástrofe financiera y comercial perjudicaría (sorpresa) principalmente a las economías emergentes y a las más débiles. Y en general, a nivel mundial, a las deudas públicas de los estados. Esto es, la crisis que se produzca, sea más o menos catastrófica, servirá de justificación para una nueva vuelta de tuerca en las llamadas medidas de sostenibilidad (recortes, reducción de gasto, disminución en inversión pública, etc).

La reducción de gastos a través de la persistencia en el abaratamiento de salarios, facilidades para facilitar el despido o el desmantelamiento de empresas públicas estarían más toleradas en este escenario. Asimismo los sistemas públicos de pensiones recibirían su fecha de liquidación dado que en el capitalismo el envejecimiento de la población (debido al aumento de la esperanza de vida) es un grave problema y no un motivo de felicidad. 

En definitiva, aumentar el estado de shock en un sistema incapaz de encontrar fórmulas para ser productivo ante la voracidad insaciable de las grandes empresas para obtener beneficios a cualquier coste, aunque sea inflando la burbuja financiera sin temer las consecuencias.  

Aquí se evidencia el papel de la administración Trump. Papel en el sentido interpretativo, su rol. Seremos mal pensados, seguramente, pero algo nos hace pensar que en el teatro de la economía mundial existe un guión escrito, más que una actuación improvisada de grandes hombres a su libre albedrío. 

El capitalismo se enfrenta a una nueva crisis, que en este caso afecta a uno de sus pilares fundamentales. El capital ficticio, el crédito, las capacidad para endeudarse. Para seguir sobreviviendo, el mercado libre necesita devorar lo que encuentre a su alcance. Y este mal trago, este trance, necesita un gran líder que tome la responsabilidad de llevarlo a cabo, o en todo caso un gran villano. Puede que sea éste el papel de Trump, representar al antihéroe que deberá ejecutar las operaciones o, tal vez, asumir la peor parte del trance hasta que sea momento de que regrese el sucesor de Obama en los demócratas.

Mientras tanto, la izquierda continúa reinventándose y superándose. Los primeros afectados, más allá de los perjuicios que llevamos sufriendo por los recortes y el expolio del sector público, han sido los agricultores y trabajadores de la aceituna de mesa española. Veremos. 

jueves, 22 de marzo de 2018

Lo inviable es el capitalismo, no los sistemas públicos de pensiones



Sobre las pensiones se ha dicho que no es un tema político. El señor M.Rajoy (el presidente del Gobierno, por si no le identifican de este modo), en su intervención en el pasado pleno del Congreso dedicado a este asunto, achacaba la supuesta inviabilidad del sistema a la sostenibilidad y a la solidaridad. 
En realidad la cuestión que determina este problema, como en al caso del deterioro de otros sistemas públicos (sanidad, educación) es que se trata de un choque de intereses entre los trabajadores y el gran capital, entre el pueblo y la especulación neoliberal.

Para llegar a esta conclusión basta analizar un poco la actualidad.

En primer lugar, aunque parezca trivial recordarlo, los derechos de los trabajadores no han sido regalados por nadie, ni por líderes generosos o gobiernos caritativos. Esos derechos se conquistaron con la lucha histórica de los trabajadores en todo el mundo.

Si recordamos lo que hemos rememorado en el cien aniversario de la Revolución de Octubre, la Unión Soviética fue pionera en el desarrollo de sistemas públicos como el de la seguridad social. Para llegar a ese avanzado nivel de desarrollo social, como sabemos, fue necesaria una revolución y años de guerra civil fomentada con ejércitos de todas las otras potencias mundiales (EE.UU., Inglaterra, Francia).

Como respuesta a estos sistemas públicos que se extendieron por algunos países durante el siglo XX, los gobiernos de países capitalistas tuvieron que hacer concesiones, abrir la mano y conceder sistemas de pensiones ante las presiones de los movimientos organizados de los trabajadores. De esa forma eludían demandas más radicales.

En la actualidad y desde hace unas décadas (tras la desaparición de la URSS, caída del muro de Berlín) no existen esas referencias y todo ese sistema de bienestar está sufriendo  múltiples ataques con el objetivo de favorecer los intereses privados.

En España esos ataques al sistema público de pensiones se han venido sucediendo en los gobiernos sucesivos de PP y PSOE. La la trampa empieza en las reformas de los años 2011 y 2013 en los que ZP ampliaba la edad para trabajar hasta los 67 años y 38 años de cotización.

Previo a esas reformas es el Pacto de Toledo (en la época final de Felipe González) que fijaba como fuente principal de las pensiones las cotizaciones de los trabajadores.

El sistema público de pensiones por tanto se encarga de gestionar el salario diferido (la remuneración que reciben los trabajadores tras su etapa activa). Es también parte del salario, como el salario directo: los trabajadores activos, por acuerdo, ponen con sus cotizaciones (y con su productividad, con el trabajo que genera la riqueza del país) el importe de las pensiones.

Aquí vemos la primera trampa: las pensiones no tienen porqué estar fijadas por las cotizaciones, podría estar parte incluida en el Presupuesto del Estado, del mismo modo que hay presupuesto para carreteras, armas o bancos

Con esto bastaría para refutar la supuesta inviabilidad del sistema, pero hay más trampas: ese acuerdo social con el que los gobiernos liberales pretendían frenar los avances sociales de la clase trabajadora, pese a estar firmado en las leyes más sacrosantas del Estado (Constitución del 78, art. 50: Los poderes públicos garantizarán, mediante pensiones periódicamente actualizadas, la suficiencia económica a los ciudadanos durante la tercera edad; es también es uno de los Derechos Humanos, art.25 derecho a nivel de vida adecuado y a los seguros de vejez, viudez o invalidez) se rompe al hacer ellos trampas en su propio juego, son anticonstitucionales incluso dentro de su constitución imperfecta

El Estado, que en teoría debería ser neutro, un árbitro imparcial, en este conflicto entre los intereses de los trabajadores y los del gran capital, se pone de parte de estos últimos y declara una guerra contra el sistema público de pensiones para intentar convertir ese gasto, que considera improductivo, convertirlo en productivo para ellos introduciéndolo en sus sistemas privados de pensiones.

¿Cómo hace esta guerra el Estado? Encargan a una serie de expertos unos informes, como el de la OCDE (organización para la cooperación y el desarrollo) y estos expertos llegan a la conclusión de que el sistema de pensiones español va a la quiebra. ¿Qué motivos dan para ello?

El primero es el rápido envejecimiento de la población, España es uno de los países más envejecidos del mundo. (El mismo informe no se plantea cuáles son los motivos de ese envejecimiento, ni cuáles son las  dificultades de las parejas para tener hijos)

M.Rajoy y sus ministros repiten esos días la expresión factor de sostenibilidad relacionado directamente con ese envejecimiento. 
Este factor de sostenibilidad depende de lo que se llama equidad intergeneracional, que es una variable que se revisa cada 5 años y que depende de la esperanza de vida (cuánto llegamos a vivir los españoles). Si la esperanza de vida aumenta, deben bajar las pensiones. Es decir, para los intereses de los neoliberales, lo que sería un gran avance en cualquier cultura del planeta, como es que los ancianos vivan más tiempo y con mejor salud, para ellos supone una molestia, es un inconveniente para el capital. Antes nos decían que vivíamos por encima de nuestras posibilidades, ahora nos dicen que alargamos la vida por encima de nuestras posibilidades.


Otro de los motivos que da la OCDE para la inviabilidad de las pensiones: la tasa de sustitución. Este es el porcentaje del último sueldo que se cobra cuando uno se jubila. Por ejemplo: si uno al jubilarse cobraba 1000 euros y le queda de pensión 800 pues tiene una tasa de sustitución del 80%. Nos dicen que esa tasa en España es muy alta, en torno al 90%. 
Tenemos que fijarnos en una cosa. Estos expertos no tienen en cuenta una ley matemática muy simple y es que si tenemos una cierta cantidad que es una mierda, el 100% de esa cantidad sigue siendo una mierda. Y el 90% es también una mierda pero más chiquetita. En otros países la tasa es muy inferior, por ejemplo en Noruega es aproximadamente del 50%. Pero el salario medio de allí es casi 5 veces superior al salario medio de un español.

Estos informes y estos expertos tampoco son neutros, trabajan para la gran banca, pues crean el miedo generalizado con la finalidad de incitarnos a abrir planes de pensiones privados mediante campañas publicitarias.

Así pues, como consecuencia este deterioro del sistema público de pensiones, se propone la complementación de las pensiones con nuestro ahorro, como si una familia española pudiese permitirse hacer este o ningún ahorro, teniendo en cuenta además la precariedad del mercado laboral (en España hay millones de personas que viven bajo la categoría de pobres, siendo muchos de ellos trabajadores, y si un salario no da para vivir no es trabajo, es esclavitud) y el deterioro del resto de servicios públicos y ayudas a costa del bolsillo del trabajador.

Como decía al principio y como habéis podido comprobar, no es un problema de demografía ni un problema ajeno a la política. Es un claro enfrentamiento de intereses entre la clase trabajadora y el gran capital. Y de ello depende la vida de muchas personas.

¿Qué podemos hacer ante este nuevo robo de nuestros derechos? Quisiera decir una frase que parece muy simple pero que a mí me parece muy significativa. 
Creo que se atribuye a Esopo, el autor de la Grecia antigua autor de las fábulas. Esta fábula habla de un zorro y de un erizo, que como sabemos cuando se siente amenazado se enrosca formando una bola.
La frase dice así: el zorro conoce muchos trucos; el erizo sólo conoce un truco, pero es un truco muy bueno. Del mismo modo, nosotros, los trabajadores, estamos amenazados por un enemigo muy potente, con una capacidad destructiva enorme y que sabe muchos trucos. Pero los trabajadores tenemos un truco, un arma que es la mejor arma de todas. Esta es la unidad. Nuestra fuerza es la unidad. Si los trabajadores de todas las edades y de todos los sectores supiéramos estar unidos y pelear por nuestros derechos juntos, seríamos invencibles. Por eso debemos defender el sistema público de pensiones y todos los avances sociales que hemos ganado con mucho esfuerzo.


Recomendamos la lectura de los siguientes sitios, referencias que he usado para esta entrada:

jueves, 22 de febrero de 2018

Los abuelos reparten sopas con honda

Pues al final parece que los jubilados no eran ese sector de la sociedad timorato que asustados por las noticias de sucesos acaban votando al PP, como creían los jóvenes -aunque sobradamente preparados- que hace un par de años iban a tomar el cielo por asalto y despreciaban su capacidad.

Ayer se produjeron en España masivas manifestaciones en todas las ciudades convocadas por plataformas de defensa de las pensiones.

Nosotros participamos en la concentración por las pensiones de Sevilla, una manifestación celebrada en Plaza Nueva con una extraordinaria afluencia de personas de todas las edades, pero sobre todo mayores que han demostrado la indignación y la conciencia de la necesidad de lucha ante este robo descarado de nuestros derechos. 


Esta imagen es de la plaza vista desde el balcón del Ayuntamiento, cuyo alcalde -Juan Espadas de la PSOE- no ha tenido la valentía ni de mostrar la cabeza y sólo ha enviado a un representante del consistorio, que fue ampliamente abucheado, a leer unas excusas.

Aquí vemos otras imágenes de manifestaciones simultáneas en Madrid y Bilbao (ha habido en toda España). 





¿Te vas a quedar mirando? ¿Sigues pensando que contigo no va o que un jefe te pagará la pensión privada porque trabajas mu bien?

Aunque quisieras hacerte un plan de pensiones, con 40 años ya no te da tiempo ni puedes hacerlo con un salario penoso. Y las aseguradoras privadas pueden dejarte con el culo al aire porque son gestionadas por especuladores, lo mismo que hacen con la sanidad o la educación.

Participa en la próxima movilización, que también será masiva, el próximo 28 de febrero. Te esperamos



lunes, 29 de enero de 2018

El Manifiesto hoy

Es sabido que este febrero se celebra el 170 aniversario de la publicación del Manifiesto del Partido Comunista. 

Así que no tardaremos en ver estos días en los medios artículos y documentales que se empleen en denostar su mensaje o su validez (tal y como hemos vivido en el reciente centenario soviético). Para los comunistas no dejará de ser otra raya más en la piel de tigre. Ese es el juego, camaradas.
El amigo ex vicepresidente y aristócrata Rodrigo Rato en su comparecencia por el caso de las tarjetas black no tuvo empacho en constatar las bondades de la sociedad capitalista, centro de las críticas hace ya 170 años en el texto que nos ocupa ahora.

Se renovarán también otras lecturas críticas, menos llamativas por parecer no tan enjuiciadoras y por provenir en muchas ocasiones de la propia izquierda, a veces desde posiciones posmodernas. Se trata de quienes sin dudar de la validez histórica del texto argumentan que su contenido está caducado u obsoleto y que debe "superarse".

En mi modesta opinión, plantearse la validez del Manifiesto en función de su actualidad  o su desfase podría equipararse a discutir la utilidad de otros textos históricos como El origen de las especies de Darwin, los Principios matemáticos de Newton o Las esferas celestes de Copérnico. ¿Demostrar que en ciertos aspectos aquellos textos quedaron anticuados implica que no son válidos y que sus hallazgos no significaron un punto de inflexión en la historia de la ciencia?

Del mismo modo, las reprobaciones del Manifiesto que se basan en su supuesta irrelevancia dado el contexto histórico (ya caído el Muro de Berlín y finalizada la Unión Soviética), no difieren en mucho de las teorías neoliberales y del sentido común, que dan por muertas las ideas marxistas y fracasadas las ideologías bajo las ruedas de una democracia liberal, en un supuesto fin de la Historia. 

Recordemos que el Manifiesto (encargado a los jóvenes Marx y Engels por la Liga de los Justos -que luego pasaría a llamarse de los Comunistas, prueba de la influyente presencia de los nuevos críticos- a finales de 1847 y publicado en Londres en febrero de 1848), fue escrito en un momento concreto con la finalidad de exponer los hallazgos del método marxista en forma de propaganda dirigida a los obreros. 
"Ya es hora de que los comunistas expresen a la luz del día sus ideas", dice el Manifiesto en su prólogo, "saliendo al paso de esa leyenda del espectro comunista." (No es necesario que nos precipitemos tanto como este orgulloso/a padre o madre)

Su intención era redactar una especie de guía práctica para los obreros en un momento de disputa entre unas posiciones de socialismo idealista, bien intencionado pero basado en entusiasmos humanistas y filantrópicos, frente al nuevo socialismo marxista, razonado y apoyado en la investigación de las sociedades y su estructura económica (socialismo utópico y socialismo científico).

Los propios autores ya advirtieron en las ediciones posteriores que su contenido no debía tomarse como una doctrina literal sino como un método de aplicación que varía según las peculiaridades del momento. 
En verdad se trata de un documento que analiza a grandes rasgos la historia de las sociedades y que define la concepción materialista de la Historia que Marx y Engels habían ido elaborando en los años previos.

De ahí parte la primera frase del texto, que ha quedado grabada en la mente de todos y que dice así:


"Toda la historia de la sociedad humana hasta la actualidad 
es la historia de la lucha de clases"

En esta frase se nos presenta la tesis principal que será desarrollada luego en el texto. Resume en pocas palabras el núcleo del materialismo histórico: las sociedades están estructuradas sobre la base de su orden económico, que determina el resto de sus características y también las relaciones entre sus grupos sociales. Estos grupos pugnan por el control de ese orden de manera inevitable y antagónica:


"opresores y oprimidos, frente a frente siempre, empeñados en una lucha ininterrumpida, velada unas veces, y otras franca y abierta, en una lucha que conduce en cada etapa a la transformación revolucionaria de todo el régimen social"

Los grandes empresarios no entienden de posmodernidades, ellos sí creen que hay clases sociales y lo demuestran a diario sin sutilezas.

De esta lucha parte el avance inevitable hacia adelante de las sociedades humanas, el motor que las mueve. Sobre esta estructura se desarrollan los niveles políticos, legales e ideológicos, que se unen en un Estado cuya función es la de mantener y reproducir ese orden. Incluso en los organismos y estamentos cuya supuesta finalidad es democrática:

Hoy, el Poder público viene a ser, pura y simplemente, el Consejo de administración que rige los intereses colectivos de la clase burguesa.

En un famoso programa de TV, Pedro Sánchez se mostraba muy sorprendido de que "fuerzas económicas" manejasen la investidura de M.Rajoy. Se ve que ni el bueno de Évole ni el inocente Sánchez habían leído el Manifiesto, pues de otro modo hubiesen sabido que esa es la norma en la democracia burguesa. Los modernos movimientos indignados (imagen siguiente) tampoco parecen darse por aludidos y prefieren soslayar los descubrimientos del materialismo histórico a cambio de un ideario de buenas intenciones ajeno a la lucha de clases.

Esta demostración del antagonismo (incompatibilidad) de las clases sociales sigue vigente hoy día y se evidencia en la agudización de los conflictos y en el expolio continuado de derechos del proletariado (ya se le ponga el título de precariado o se le vista de lagarterana). El Manifiesto ofrece en una frase la definición exacta de clase obrera:

esa clase obrera moderna que sólo puede vivir encontrando trabajo y que sólo encuentra trabajo en la medida en que éste alimenta a incremento el capital. El obrero, obligado a venderse a trozos, es una mercancía como otra cualquiera, sujeta, por tanto, a todos los cambios y modalidades de la concurrencia, a todas las fluctuaciones del mercado.

Para el capital los trabajadores empiezan a sobrar cuando no dejan de ejercer su función productiva. Parece como si prefiriesen que nuestros jubilados muriesen pronto y dejasen de ser un gasto. ¿Parece?

En el segundo capítulo, sobre proletarios y comunistas, encontramos otra de las frases esenciales:

Los comunistas no forman un partido aparte de los demás partidos obreros.

¿Qué quiere decir esto? En palabras sencillas, los líderes políticos no son mesías que como dioses, reyes o tribunos vienen a salvarnos de nuestras desgracias. En particular, los comunistas no tienen intereses diferentes a la clase trabajadora; simplemente son su vanguardia:

Los comunistas no se distinguen de los demás partidos proletarios más que en esto: en que destacan y reivindican siempre, en todas y cada una de las acciones nacionales proletarias, los intereses comunes y peculiares de todo el proletariado, independientes de su nacionalidad.

Llevan de ventaja -continúa el Manifiesto literalmente- a las grandes masas su clara visión de los derroteros a los que se aboca a los trabajadores. Esto es, la capacidad para analizar las situaciones bajo la experiencia del materialismo histórico y bajo esa visión del mundo que significa el materialismo dialéctico.

Otro aspecto controvertido que aún hoy es arma común en los debates que se producen con los detractores del comunismo, la propiedad privada: 

Lo que caracteriza al comunismo no es la abolición de la propiedad en general, sino la abolición del régimen de propiedad de la burguesía, expresión última y la más acabada de ese régimen de producción y apropiación de lo producido que reposa sobre el antagonismo de dos clases, sobre la explotación de unos hombres por otros.

Sobre el papel de la cultura y la ideología en las sociedades nos tiene reservada el texto otra frase antológica, resumen redondo del materialismo. El análisis histórico de las ideas demuestra cómo el espíritu cambia al son de los cambios en las condiciones materiales. Y del mismo modo la ideología dominante no es más que la expresión espiritual de las condiciones económicas, principalmente, de una sociedad:

Las ideas imperantes en una época han sido siempre las ideas propias de la clase imperante.

Otras críticas muy conocidas del marxismo -los comunistas quieren abolir la familia tradicional y la patria-, tienen aquí su contundente respuesta:

de lo que se trata es precisamente de acabar con la situación de la mujer como mero instrumento de producción

En la sociedad capitalista la mujer no deja de ser tratada como una mercancía. Este concepto se acomoda perfectamente a una estructura patriarcal: la mujer pobre está destinada a los cuidados, a la limpieza, la prostitución y ahora además a gestar hijos para otras personas más pudientes.

Un poco más adelante se insiste en el carácter internacional de la clase trabajadora en otra frase destacable:

Los trabajadores no tienen patria. Mal se les puede quitar lo que no tienen.

No insisto, para no alargar, en la importancia, actualidad y vigencia de ambas afirmaciones. Termino con otro párrafo literal, de los más conocidos, con el que se cierra el Manifiesto, broche de oro digno de ser contenido en la leyenda de un tatuaje:

Tiemblen, si quieren, las clases gobernantes, ante la perspectiva de una revolución comunista.
Los proletarios, con ella, no tienen nada que perder, como no sea sus cadenas. Tienen, en cambio, un mundo entero que ganar.
¡Proletarios de todos los Países, uníos!

Por si algún paciente lector ha llegado hasta aquí y le apetece saber más sobre el Manifiesto y otras perspectivas sobre su actualidad, añado enlaces a interesantes textos que me han servido para idear esta entrada:




El último enlace es mi preferido. Además, en este blog puedes encontrar entradas con introducciones sencillas para ir descubriendo este texto universal, con preguntas y explicaciones que seguramente no te harán falta pero te pueden servir para divulgar nuestras ideas y poner tu grano de arena en esta tarea inmensa de transformar el mundo. Pongo sólo el primero de los enlaces y en él encontrarás enlaces a los siguientes si lo consideras oportuno:


¡Salud!