domingo, 14 de enero de 2024

Tres fuentes y tres partes integrantes del leninismo



No temas preguntar las cosas, camarada. No te dejes influenciar, averigua tú mismo. Lo que no sabes por cuenta propia, no lo sabes.

Elogio del Estudio; Bertolt Brecht


Un magnífico deseo para el nuevo año sería que los países occidentales retornen a la racionalidad. Las décadas que nos ha tocado vivir serán recordadas en el futuro como un periodo oscuro y cruel, plagado de guerras y genocidios, al que nos arrastró el imperialismo norteamericano en su declive. 

En lo cultural, probablemente este periodo recordará al oscurantismo de la Edad Media, en el que la censura del razonamiento sustituyó con hedonismo y vacuidad identitaria a la religión como herramienta para privar a las clases populares de su propia consciencia.

La estupidez generalizada en que vivimos encuentra un gran caldo de cultivo en la incapacidad para apreciar el origen material de los fenómenos sociales y su desarrollo histórico. Del mismo modo que nos hacen creer que lo que ocurra en Ucrania, Argentina o Ecuador, e incluso el horror que estamos presenciando en el genocidio premeditado del pueblo de Palestina, todo ello nos dicen es ajeno a lo que ocurre en nuestro país. Y por ello a nuestros políticos les basta con brindis al sol y llamadas a la paz tan falsas como falsa es la supuesta autonomía de nuestros Gobiernos.

Lúcido y brillante, Lenin advirtió que la filosofía comunista iniciada por Marx planteaba una visión del mundo cambiante y anclada en la rigurosidad de los datos empíricos, heredera de todos los avances sociales, políticos, filosóficos y económicos de su tiempo anterior, con el método del materialismo histórico.

En su texto Tres fuentes y tres partes integrantes del marxismo, Lenin expone de manera breve, en apenas un folleto de tres páginas en octavo, los fundamentos del marxismo. De manera muy resumida, podría decirse que este conocido texto "brinda a las personas una concepción integral del mundo, intransigente con toda superstición, con toda reacción y con toda defensa de la opresión burguesa", puesto que es "heredero legítimo de lo mejor que la humanidad creó en el siglo XIX: la filosofía alemana, la economía política inglesa y el socialismo francés".

¿Cómo sería hoy un texto similar que describiese las fuentes y partes integrantes del leninismo?

Para empezar, tendría que ser un texto en sí mismo materialista. Quiero decir, al escribir su Tres fuentes Lenin se refiere a los logros de Marx comenzando por el método de análisis del materialismo histórico, empleando a su vez un método materialista: los avances filosóficos, económicos o políticos no surgen de manera espontánea como las setas en un bosque, ni son producto de la mente particular y aislada de una persona aunque fuese tan brillante como Marx. Son producto del proceso evolutivo general en el que los avances previamente obtenidos permiten servir de apoyo para lograr los sucesivos progresos.

Si he mirado lejos es porque subí a hombros de gigantes, es una frase atribuida a Newton en la que el padre de la mecánica agradecía el conocimiento adquirido a través de los investigadores que le precedieron. Pues bien, Lenin nos viene a decir que los hombros de gigantes sobre los que caminó Marx fueron, como sabemos, la experiencia adquirida en los procesos revolucionarios sucedidos principalmente en Francia al calor de su Revolución y que marca el fin de la Edad Moderna, los estudios de los economistas significativos de ese periodo de capitalismo incipiente, que eran principalmente anglosajones, y asimismo los avances filosóficos de su tiempo que se desarrollan principalmente por autores naturales de la actual Alemania.

Si observamos, el proceso de razonamiento de Lenin es intencionado y, dada la intención principalmente didáctica del texto, muy claro en sus determinaciones: la filosofía que propone Marx no es una cuestión dogmática, no es una cuestión de resaltar esta o aquella frase sentenciosa, para aplicarla sobre una situación actual como quien reproduce una receta aplicando todos sus ingredientes.

Pues bien, en el ejercicio de imaginación que propongo, utilizando el mismo método materialista, podríamos llegar a la conclusión de que en cuanto al aspecto filosófico, el desarrollo del pensamiento dialéctico de Hegel tiene en Lenin su equivalente en el desarrollado y enriquecimiento del concepto del materialismo dialéctico.
 
Sobre la fuente económica, los avances científicos desarrollados por Marx en el capital, son a su vez evolucionados por Lenin en el estudio del imperialismo, que fue la lógicamente el momento histórico que le tocó vivir unas décadas después a Lenin, con el desarrollo del capitalismo que en la época de Marx fue en su momento incipiente y que al desarrollarse produce las peculiaridades que conocemos gracias a Lenin, que fue quien describió esta fase superior del capitalismo que es el imperialismo. 

Esas serían las fuentes filosófica y económica, nos quedaría entonces el equivalente a la fuente política, lo que en Marx y Engels fue la aportación del socialismo científico. De la experiencia de las revoluciones anteriores, como la Comuna de París o las experiencias rusas de 1905 y en los primeros meses de 1917, Lenin desarrolla el análisis político hacia el análisis concreto del momento concreto. Ese análisis lleva nada más y nada menos que al mayor hito que haya logrado la humanidad, al menos desde el punto de vista social, que fue la gran Revolución Soviética de Octubre.

Siguiendo el razonamiento que se hizo Grigory Lukaks, si el comunismo es la teoría de la revolución proletaria,  puede decirse que la grandeza de un pensador proletario es la profundidad de su visión de los problemas politicos. Es decir, su valor se mide por el acierto con que es capaz de percibir correctamente, detrás de los fenómenos de la sociedad burguesa, esas tendencias de la revolución proletaria que conducen a la conciencia clara. Según estos criterios, nos dice Lukacks, Lenin es el pensador más grande que haya producido el movimiento obrero revolucionario después de Marx.

Sí observamos este análisis político y concreto de Lenin tiene una serie de características muy definidas. en primer lugar está fuertemente basado en la teoría, de manera que no hay práctica revolucionaria sin teoría revolucionaria.

Esto implica a su vez dos cosas, primero que toda la teoría tiene que estar orientada a su vez a la acción. Es decir, hay una relación dialéctica entre la teoría y la práctica de manera que ambas están íntimamente implicadas. Y en segundo lugar se sobreentiende que toda la filosofía, toda la ideología, todo el análisis teórico está orientado para la acción, porque su finalidad es profundamente partidista, es decir, un analista político, un filósofo o cualquier persona que haga un análisis social, inherentemente, o sea en sí mismo y aunque parezca no quererlo. toma partido.

Está tomando partido incluso el que aparentemente es equidistante o aparentemente no se sitúa. Incluso el equidistante sí está situando, porque se coloca del lado de la ideología dominante. Lenin nos dice que esto no es así, hay que tomar partido siempre, en todo lo que pensemos, nuestro objetivo final es la libertad, la emancipación de la clase trabajadora, esa es el el horizonte final que no tenemos que perder de vista, aunque en el camino hagamos pausas o hagamos etapas tácticas, pero el objetivo final siempre es ese y nosotros tenemos que tomar partido, no podemos ser equidistantes, es falso ser equidistante.

Lukacks consideraba que la superioridad de Lenin tampoco puede explicarse a base de fórmulas manidas como “genialidad política”, “clarividencia práctica”, etc. Es más bien una superioridad puramente teórica en el enjuiciamiento del proceso general. la máxima fundamental de esta posición es la exigencia de un análisis concreto de la situación concreta. Para un marxista el análisis concreto de la situación concreta no se opone a la teoría pura; por el contrario, constituye el punto en el que la teoría encuentra su realización verdadera, el punto en el que se transforma en praxis.

Y esto es actualidad pura. Sin tener claros los conceptos de imperialismo, descrito por Lenin, y sin tener en cuenta su desarrollo teórico sobre el Estado, es imposible entender la situación que vivimos en la actualidad.

La guerra estructural del imperialismo norteamericano, agudizadas hoy en Ucrania y ahora con un nuevo foco en el Mar Rojo, puede ser quizás explicada por la teoría política establecida y oficial. Así lo hacen por ejemplo los medios de masas modernos, todos los periódicos y televisiones. Pero, obviamente, su interpretación es sesgada y su análisis es incompleto.

Le falta la comprensión del imperialismo actual y la posición de los Estados occidentales, verdaderos peleles en manos de los intereses de los grandes fondos de inversión que cotizan en las bolsas occidentales.

En ese texto, Tres fuentes y tres partes integrantes del marxismo, nos decía Lenin en una frase que a mi me parece merecedora de ser enmarcada:  las personas han sido siempre en política víctimas necias del engaño y lo seguirán siendo mientras no aprendan a descubrir detrás de todas las frases declaraciones y promesas Morales religiosas y políticas los intereses de una u otra clase.

martes, 9 de enero de 2024

Las «políticas útiles» perjudican seriamente su Sanidad

 



La nueva ministra de Sanidad, Mónica García, ha anunciado en una entrevista que planteará que los pacientes puedan, mediante declaración responsable, justificar una enfermedad leve durante los 3 primeros días sin tener que pedir la baja en la consulta de su médico. La medida sería planteada a los organismos de las Comunidades Autónomas y aún tendría que ser acordada lógicamente con Seguridad Social.

Señala García que es «una demanda histórica de los profesionales de Atención Primaria» y que ya hay países que tienen este sistema. En el mismo sentido, responsables de las entidades de profesionales sanitarias han manifestado que es una medida que empoderaría al paciente para que sea autosuficiente y responsable de su enfermedad. Hay que señalar que se entiende que la medida sería coyuntural y motivada por la situación estacionaria de aumento de casos gripales.

La propuesta suscita un evidente debate. En una primera apreciación puede parecer bastante positiva y dentro del sentido común. Reducir burocracia en un momento de repunte de los contagios gripales entra dentro de la lógica. De hecho, voceros de la parte patronal ya se rasgan las vestiduras. Así, el medio Economista.es ya asegura, antes de ser ni siquiera planteada, que las «autobajas» permitirían una «laxitud» que tendrá un grave impacto en las empresas, que calculan apunta a un coste de 2.274 euros por trabajador durante las 72 horas que puede el empleado estar de autobaja (nota mental, tendremos que hacer otros cálculos los trabajadores, si es cierto que por tres días pierden más de dos mil euros y nos pagan unos mil al mes).

Sin embargo, observando el asunto con la debida perspectiva, la cuestión pierde lógica y el empoderamiento no parece tanto.

En primer lugar, si de verdad quisieran «empoderar» a los pacientes, lo primero que debería hacer la ministra de Sanidad, que se arroga la categoría de progresista, es derogar la ley que privatiza la Sanidad Pública y expolia sus recursos hacia intereses privados que se lucran con una necesidad.

Porque el deterioro de la Sanidad Pública no es una cuestión puntual que haya repuntado ahora por el frío. Los recortes y expolios vienen de lejos, precisamente de cuando estos paladines del progresismo y las políticas útiles medraban en los nuevos partidos partidos políticos y acapararon -y desmovilizaron- el descontento social de la crisis capitalista.

En segundo lugar, ¿para quiénes gobiernan? ¿Para quiénes son tan «útiles» sus políticas? Me pregunto qué tipo de trabajador puede permitirse auto declararse agripado y avisar a su empresa que va a faltar tres días. Desconocen absolutamente en qué situación está la inmensa mayoría de sus paisanos.

En el mundo de la realidad, las personas a las que apenas les llega para pagar el alquiler o la hipoteca tienen miedo, por mucho que nos digan que nos protege un «escudo social». Tienen miedo a verse en el paro, que eso sí es de verdad indefinido. Tienen miedo a que los empresarios, que poseen todo el poder y el desahogo, tomen represalias, en una tesitura en la que comprar lo mínimo que se despacha para mantener a una familia, supone desvalijar la cartera de un empleado medio.

Si usted quiere de verdad empoderar a los pacientes, señora ministra, lo tiene muy fácil. Contrate personal público. Aumente las plantillas -saturadas al máximo de trabajo- de los centros sanitarios. ¡Con personal público, señora ministra, no con subrogados temporales de una privada!

Y si ya quiere empoderar del todo, eche del país a los miserables que se lucran obscenamente con la salud de las personas. Haga públicas las empresas sanitarias privadas, y si los dueños de esas empresas se quejan, invíteles a la auto baja pero no por tres días, sino indefinida.

viernes, 15 de diciembre de 2023

¿No hay plata?



NO--HAY--PLATA, decía el nuevo presidente de Argentina en su discurso de investidura, remarcando cada palabra, lo que provocaba el aplauso de los asistentes. ¿Qué aplaudían exactamente?, me pregunto.

¿No está claro, aunque no se diga, que para algunos sí habrá plata y que serán los de siempre los que no la tendrán? ¿No se entiende que el aviso es sobre un tremendo recorte social que empeorará aún más la situación del país?

Parece que no. Resulta admirable comprobar cómo los mecanismos psicológicos de la ideología dominante permiten que exista una capacidad de disciplinamiento tan poderosa, tan sutil a la vez, que es capaz de provocar que asumamos con absoluta docilidad mentiras tan grandes como que un país de la grandeza de Argentina carece de recursos para sostener a su pueblo. 

Y no, no nos riamos de nuestros hermanos argentinos, porque el cuento habla también de nosotros. Repasemos algunas de nuestras grandes mentiras europeas, todas ellas de rigurosa actualidad: la sostenibilidad requiere de ajustes de cinturón, no hay trabajo, la sanidad pública necesita el apoyo del sector privado, la riqueza la crean los empresarios...

Por poner otro curioso ejemplo, nos preguntábamos en una entrada anterior de esta columna qué pasaría si el dinero que se está dedicando a armamento se dedicara a sanidad o educación.

Es decir, el engaño está globalizado. Es un denominador común de los países que pertenecen al entorno de la Alianza Atlántica. En el caso de Argentina la gravedad se acusa por la dependencia -nivel de deuda- particular, pero como decimos es una cuestión generalizada en en Europa y América. La cuestión es tan evidente que incluso Putin, enemigo público número uno de Occidente, lo advierte con claridad.

En declaraciones recientes, Putin expresó: "pasar al dólar es una decisión soberana de cada país, pero Argentina tiene un elevado nivel de inflación; hay muchos problemas con la devolución de esos fondos, es comprensible, pero se trata de una pérdida significativa de soberanía para el país, pues la vinculación al dólar producirá que se pierda una herramienta nacional para equilibrar la situación, sin la cual estarán abocados a reducir los gastos presupuestarios, graves recortes en salarios, pensiones, prestaciones, gastos médicos, carreteras, no tendrán otro camino".

Si incluso tu "peor enemigo" te señala lo que estás haciendo mal, es que lo estás haciendo rematadamente mal y probablemente sin posibilidad de solución, y solamente le resta sentarse a esperar ver el paso de tu cadáver por el río. La pérdida de soberanía de los Estados dependientes de la OTAN es más palpable ahora -siempre la hubo- porque el imperialismo norteamericano tiende a su fin. Y en su caída arrastrará todo lo que sea preciso, dado que su lógica y su naturaleza es la rapiña y el expolio.

De todas esas grandes patrañas que hemos enumerado en lo que llevamos de artículo, destaco principalmente dos, porque están íntimamente encadenadas y hasta el propio Milei las menciona en aquel discurso de su nombramiento: los Estados son soberanos y la riqueza la crean los empresarios.

La soberanía de un país (esa que Argentina va a dar el tiro de gracia con la dolarización, la misma que en los países de la UE mantienen encadenada a los intereses bélicos y de rapiña de los Estados Unidos), no es sólo un concepto abstracto al que sólo podemos acercarnos desde el pensamiento, también es una realidad concreta que puede evaluarse desde los datos empíricos. Es, por ejemplo, la capacidad de un país para obtener los recursos necesarios para su propia producción.

Y ¿quiénes son los encargados de crear la producción de un país? Nos dicen que son los empresarios. Pero si así es, entonces, ¿por qué si las grandes empresas presentan cada año más beneficios, en cambio la riqueza del país disminuye, de manera que llega a perder su soberanía. ¿Tendrá por ejemplo, carestía de litio Argentina, uno de los recursos naturales más solicitados hoy día para la fabricación de baterías para los recursos, si es uno de los países que forman el triángulo geográfico de mayores yacimientos junto con Chile y Bolivia?

Por tanto, la cuestión de la soberanía se interpretará de modo muy distinto si tenemos en cuenta o no su aspecto social.

Un Estado dominado por el neoliberalismo se esforzará en hacer creer que su soberanía depende, principalmente, de su capacidad de endeudamiento, de esa "plata" abstracta, y de la estabilidad que pueda manejar en ese equilibrio. Obviamente, la materialidad le hará darse de bruces con la realidad antes o después: el dinero ficticio y la deuda no producen petróleo, no producen gas, no producen mascarillas cuando hay una pandemia, no producen litio para los modernos artefactos tecnológicos. Tampoco habrá soberanía si, bajo la excusa de la carencia de esos recursos imprescindibles, se eleva el precio de los productos básicos hasta el punto de que las personas no puedan adquirirlos, o el precio de la vivienda sea inaccesible para la mayoría.

Es decir, la soberanía de un pueblo se evapora cuando su realidad económica está atravesada por los intereses de las  empresas, cuya lógica responde al beneficio en las bolsas donde el dinero no conoce nacionalidades ni culturas. La verdadera soberanía tiene sus raíces en la realidad social. Sin la perspectiva de las clases sociales, el engaño capitalista puede perdurar hasta que nos expriman la última gota.

Sí hay plata, sí hay trabajo, sí hay riqueza, sí hay posibilidad de sanidad y educación universales. Lo que no hay es conciencia de clase.  


sábado, 9 de diciembre de 2023

¿Por qué un pueblo que oprime a otro pueblo no puede ser libre?




Querría abrigar la esperanza de que mi folleto ayudará a orientarse en el problema económico fundamental, sin cuyo estudio es imposible comprender nada cuando se trata de emitir un juicio sobre la guerra y la política: el problema del fondo económico del imperialismo.

Lenin, Imperialismo fase superior del capitalismo.


El aforismo "el pueblo que oprime a otro pueblo no puede ser libre" no es sólo una frase hermosa, un simple recurso poético que alude a la solidaridad o a la hermandad. Contiene un significado más profundo y revolucionario.

Sin duda a los comunistas nos mueven motivaciones no sólo analíticas y prácticas, también sensibles, como la solidaridad o la empatía o el rechazo a las injusticias. Pero suele ocurrir que los izquierdistas desclasados y posmodernos manosean estas frases, a las que acuden para llenar de conmiseración su vacío de argumentos. En especial cuando los horrores son tan evidentes como el genocidio premeditado del pueblo palestino. O como en Ucrania desde 2014 o en la traición al Sáhara y tantas veces antes.

De esta manera, esa izquierda inocua y aceptable por el capital acaba eliminando el verdadero sentido de esos mensajes. Lo convierten en algo similar a las limosnas con que los católicos calman el remordimiento de sus pecados. 

Entonces, ¿qué significado tiene esto del pueblo que no es libre si oprime a otros? Intentemos razonarlo repasando el significado que adquiere en palabras de Marx y posteriormente de Lenin. 

De dónde procede

Se atribuye sin acierto a Engels o al propio Marx el origen de la expresión. Ambos la usaron, así como Lenin, aunque verdaderamente su procedencia se encuentra unas décadas antes y desde el Perú. El limeño Dionisio Inca Yupanqui la pronunció dentro de un emotivo discurso enunciado ante las Cortes de Cádiz en 1811.

Como delegado de los pueblos de Hispanoamérica, "como Inca, Indio y Americano", explicó a las Cortes de Fernando VII que "un pueblo que oprime a otro no puede ser libre". 

"Vuesa Merced -dijo a continuación Yupanqui- toca con las manos esta terrible verdad. Napoleón, tirano de Europa, apetece marcar como esclava a la generosa España, que resiste valerosamente, sin advertir que castiga con la misma pena, que por tres siglos hace sufrir a sus inocentes hermanos".

Es decir, Dioniso Yupanqui denunció en las Cortes españolas que era incongruente y grotesco quejarse de ser sometidos por las tropas francesas y solicitar el apoyo del Perú, si desde siglos antes los mismos españoles estaban sometiendo a los pueblos indígenas americanos.

Marx y los nacionalismos

Yupanqui condensó en una frase la situación análoga de las clases populares, ya fuesen incas o españolas, en el contexto del colonialismo decadente hispano. Situación que se agudizaría décadas más tarde en las "guerras de rapiña" (como describió Lenin) del imperialismo propio de la fase del capitalismo durante la Primera Guerra Mundial, y que Marx observó en una etapa inicial del desarrollo capitalista.

Marx empleó la expresión en su correspondencia, en referencia principalmente a Irlanda y a Polonia, sometidas respectivamente por Inglaterra y Alemania. Marx entiende que la burguesía obtiene provecho de enfrentar a los trabajadores de una nacionalidad con respecto a otros y explica a sus camaradas de la Primera Internacional que es una tarea despertar en la clase obrera de un país dominante la conciencia de que para ella la emancipación nacional de el país sometido no es cuestión de justicia abstracta o de simpatía humana, sino la condición primera de su propia emancipación nacional (1), aunque esto implique apoyar puntualmente a ciertos movimientos burgueses, sin olvidar el objetivo prioritario de la emancipación obrera (2).

Puede parecer un contrasentido que, por un lado, se aluda a la liberación de los pueblos nacionales y, por otro, que en textos marxistas fundamentales como el propio Manifiesto parezca expresarse lo contrario en frases como: los obreros no tienen patria.

"Proletarios de todo el mundo, uníos" es la frase final del Manifiesto (por cierto, original también de una descendiente peruana, Flora Tristán, revolucionaria y precursora del Feminismo, cuya obra La unión obrera formaba parte de la biblioteca particular de Marx). ¿Cómo casan ambos argumentos aparentemente contradictorios?

No hay tal contradicción. Simplemente hay que entender la dialéctica de la lucha de clases en las diferentes situaciones de cada país, entre las que las relaciones no son homogéneas, hay naciones sometidas y otras que las someten con intereses principalmente económicos, desde los albores del capitalismo hasta el imperialismo actual. 

En palabras sencillas, no tiene sentido apelar a la unión internacional de las clases trabajadoras si las de un país oprime a las de otro.

Curiosamente, en mi opinión este razonamiento es fácilmente comprendido por los que somos trabajadores. Quizás sea porque los trabajadores hemos vivido en nuestras propias carnes, o la hemos visto sufrir en nuestro hogar y a nuestros mayores, la violencia de la explotación de la clase capitalista. Se aprecia también con más claridad en la lucha de las feministas, sería hipócrita reivindicar la emancipación de la clase obrera si dentro de ella una mitad sufre opresión por la otra.

Si observamos, el razonamiento dialéctico hunde sus premisas en el materialismo histórico: el objetivo principal de la libertad de la clase obrera pasa por entender, lógicamente, a las sociedades como un constante fluir de las contradicciones entre clases antagónicas. Pero ese internacionalismo proletario no se opone al capitalismo global del mismo modo en todas partes, por tanto atraviesa distintas etapas según las diversas particularidades nacionales o culturales, religiosas, etc.

La lógica capitalista, por su parte, tiene claro que no se respetan ni tradiciones ni honores patrióticos. Marx lo advierte, entre otros ejemplos, al comentar la primera edición de El Capital, cuando avisa a los lectores alemanes de que, aunque en la obra se hable de Inglaterra -en el capitalismo incipiente- no se crean salvados por la distancia (3).

Lenin y el análisis dialéctico

Lenin, como sabemos, desarrolla esos principios marxistas adaptados a los tiempos que le tocó vivir y describe las características de su fase superior, el imperialismo. Continuador del análisis económico de El Capital, Lenin observa en el medio siglo que transcurre desde la magna obra marxista la concentración monopolista, el papel principal de los bancos, la relación del capital financiero con las industrias y el reparto del mundo entre las grandes potencias.

En los conflictos que surgen por los conflictos de intereses imperialistas y dentro de ellas entre los países sometidos, Lenin señala, al modo de Marx, el azuzamiento de unas naciones contra otras a través del "envenenamiento" nacionalista, del chovinismo, aunque sin olvidar el derecho de las naciones a su determinación.

A esta contradicción la denomina planteamiento histórico concreto de la cuestión: "la teoría marxista exige de un modo absoluto que, para analizar cualquier problema social, se le encuadre en un marco histórico determinado, y después, si se trata de un solo país (por ejemplo de un programa nacional para un país determinado), que se tengan en cuenta las particularidades concretas que distinguen a este país de los otros en una misma época histórica". (4) 

Conclusiones

En la terrible experiencia que estamos presenciando en nuestros días, el genocidio premeditado del pueblo palestino, así como vimos recientemente en Siria o más cerca aún en el conflicto de Ucrania o en el abandono del pueblo saharaui, la expresión "el pueblo que oprime a otro pueblo no puede ser libre" adquiere una dimensión especial para la clase trabajadora europea y la española en concreto.

La expresión popular incontenible de las multitudinarias manifestaciones en apoyo a la legítima defensa palestina, pese a la censura de las autoridades oficiales, sugiere que la clase obrera de estos países empieza a comprender el razonamiento dialéctico que se oculta tras la hermosa frase.

Desde los orígenes del socialismo científico podemos analizar las cuestiones sociales desde la perspectiva materialista y sabemos que el motor que mueve los conflictos, incluidas las guerras bajo aparentes motivaciones patrióticas o religiosas, es la lucha de clases.

Pero la lucha de clases no es homogénea en todo el mundo. A través del desarrollo de El Capital realizado por Lenin, sabemos también que es la rapiña el principal motivo de las guerras imperialistas. Si en época de Lenin era la pugna por las fuentes de recursos (hoy también lo sigue siendo en parte, en casos como los yacimientos de litio, metal necesario para las imprescindibles baterías de los modernos aparatos actuales), en nuestros días es la batalla comercial de los grandes fondos de inversión, verdaderos propietarios de las compañías multinacionales. Entre ellas, hay que señalar, las de la lucrativa fabricación de armas.

El poder de esos fondos de inversión ha llegado a ser tan enorme que alcanza una fuerza superior a la de muchos Estados, supuestamente soberanos. En el caso de España, su soberanía está supeditada a los mandatos de la Unión Europea, a su vez delegada, en el Viejo Continente, a los intereses de los Estados Unidos. O quizás sería más exacto, delegada de los intereses de las grandes compañías que cotizan en las bolsas del entorno atlántico.

Por tanto, para romper esa dinámica, la clase trabajadora europea y la española en concreto debe entender que sus respectivos Gobiernos trabajan en realidad para esos intereses económicos, y no por el interés de su propio pueblo, por muchos ropajes progresistas con que se disfracen.

En el caso de España, el PSOE y sus comparsas sumatorias o podemistas colaboran en ese interés imperialista, pese a que traten de calmar los remordimientos izquierdistas de sus engañados votantes con llamadas a la paz, exigencia del reconocimiento del Estado Palestino o las críticas a Netanyahu.

Por tanto, la lucha del pueblo palestino es también la lucha del pueblo trabajador español y europeo. En la libertad del opresor imperialista norteamericano está el futuro de la clase obrera europea. No seremos libres mientras seamos cómplices del genocidio.

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1- Carta de Marx a Meyer y Vogt 

2- Marx y la Nueva Gaceta Renana, F. Engels

3- De te fabula narratur (a ti se refiere el cuento), Prólogo a la primera edición alemana del primer tomo de El Capital

4- El derecho de las naciones a la autodeterminación, Lenin. 


lunes, 4 de diciembre de 2023

Andalucía, dormida y encadenada



Como un eco de la infancia suena en mi cabeza la letrilla de unas sevillanas, "Andalucía, despierta que eres libre de tus cadenas, ¡despierta!". Recuerdo imágenes de folletos rojos de mis hermanos mayores, entonces estudiantes, con fotos de manifestaciones masivas y la referencia a una Andalucía presa, alegoría que en mi imaginación de niño convertía en una mujer gigantesca encadenada en lo profundo de una cueva de Sierra Morena.

En verdad pocas cosas han cambiado desde aquel 4 de diciembre en que asesinaron cobardemente a Manuel José García Caparrós, criminales miserables que rabiaban porque les molestaba que millones de andaluces se echaran a las calles a reivindicar la autonomía y la libertad.

No ha cambiado para esos a quienes inquietaban las grandes manifestaciones. Incluso ahora descansan más tranquilos y hasta se atreven a salir a las calles también un 4D, contraprogramando la manifestación tradicional de la izquierda con una alternativa convocada por la confederación de empresarios.

Están tranquilos porque han vuelto a dormir a la giganta. La lucha del pueblo andaluz ha quedado para el folclore. La pantomima de unos cuantos que se aferran a las banderas y a los símbolos para mantener su pequeña taifa de votos.

Por la tierra andaluza sobrevuelan los aviones que llevan las bombas de la OTAN, en sus costas se reabastecen los barcos de guerra que apoyan los genocidios. En las milenarias ciudades andaluzas se vende hasta la última parcela al turismo, mientras los andaluces que allí vivían dedican la mayor parte de su sueldo a compartir un piso del extrarradio. Y son los andaluces los que viven en los barrios con más paro y peor calidad de vida.

Hace unos días, el Ayuntamiento de Sevilla se vanagloriaba de haber gastado 44 mil euros en "adecentar" el muro junto al Puente de Triana. No fuera que los turistas se molestasen y pensaran que los andaluces no siguen la dictadura de la UE y la OTAN.



Ni soberanía, ni autonomía ni libertad tiene el pueblo andaluz, ni ninguno de los pueblos de España. Todo está supeditado a los intereses de los fondos de inversión del entorno de la alianza atlántica. Y lo peor es que quienes deberían explicarlo, los que se dan golpes en el pecho de andalucismo izquierdista, no lo hacen, al contrario, echan más somnífero a la giganta encadenada.

¿Hasta cuándo vamos a esperar para que nuestras calles se vean de nuevo ocupadas por millones de andaluces?

Los andaluces queremos volver a ser lo que fuimos.
¡Andalucía, despierta! ¡andaluces levantaos!

 


       

viernes, 17 de noviembre de 2023

Pacifismo burgués, pacifismo socialista

 


Son ya más de 6.000 los niños muertos en el proceso de genocidio programado sobre el pueblo de Palestina, gracias a los bombardeos masivos del poderoso ejército israelí, financiado por EEUU y sostenido en su logística por países de la UE como España.

Quien no viva en la inopia informativa de los telediarios oficiales, conocerá ya de sobra la catadura moral de nuestros representantes de la izquierda parlamentaria, desde PSOE a Podemos-Sumar, y sabrá que no son más que unos vendeobreros, o usando su neolenguaje, personas vendeobreras.

Pero la realidad no deja de sorprendernos y nos ofrece nuevas muestras de más y mejor cinismo. La última ha sido en la sesión de investidura de Sánchez, donde sus señorías vistieron símbolos a favor del pueblo palestino. Pañuelos los de Belarra o pines de sandías los de Díaz. Curioso por cierto lo de los pines, tal vez el pañuelo de toda la vida estropeaba el estilismo elegido por Yolandísima para el nuevo besazo con Pedro.

"Esta investidura va también de parar a la barbarie", señalaba la cuenta oficial de Sumar. Bien, veamos de qué "va esto" en realidad.

Si en lo doméstico, en lo nacional, los liquidadores de la izquierda nos hablaron de erradicar los desahucios, derogar la reforma laboral, implantación del empleo indefinido o cambio de paradigma de la vivienda, es en el plano internacional donde sus fantasías alcanzan las mayores alucinaciones.

Hace apenas unos meses mencionaban la "invasión rusa" de Ucrania. Unos aplaudían directamente a Zelensky en su turné armamentística por los parlamentos europeos y otros ejercían el papelón de sufridos obligados a asistir, así como asisten, pobres morigerados, a los actos de los Borbones pero con simbolitos o regalos de videos, aunque siempre bien presentes todos ellos y sin recordar ese nombre ruso, Dimitir.

También hablaron de paz entonces. Todas las performances pacifistas y brindis al sol no impidieron que fueran dedicados decenas de miles de millones de dinero español a la guerra contra Rusia, que se enviaran tanques, se multiplicara -muy por encima del gasto dedicado, por ejemplo, a sanidad- el presupuesto militar o que se enviaran adiestradores de mercenarios.

Todo como ministros del Gobierno o en la antesala del reparto de carteras digital de Díaz, verdadero núcleo del asunto (porque aclararemos que cuando dicen que "han parado a la derecha" se refieren a que han parado a los candidatos de la derecha reconocida que pretendían desalojarles de sus puestos y carguitos).

Tanto en Ucrania como en Palestina, nunca señalan los verdaderos motivos, acuden a las expresiones comunes de buenas intenciones y deseos de legalidad internacional, pero jamás señalan ni señalarán al imperialismo norteamericano -no se muerde a la mano que te da de comer-, ni a las exigencias antiobreras de su sucursal europea, UE, ni al interés de los grandes fondos de inversión en la venta de armas o el aumento del precio de los recursos para la producción, nada de esto se señala.

Es el mismo mundo de fantasía interno llevado a lo externo, sus políticas utilísimas pararán mágicamente lo que pretenda atravesar los Pirineos. ¿Imperialismo? Eso son palabrerías de extremistas y comunistas totalitarios. Que estemos a las puertas de una tercera guerra mundial no nos afectará.

Fue precisamente quien describió la fase del capitalismo imperialista, Lenin, el que mejor retrató a estos pacifistas burgueses:

"Dejaríamos de ser socialistas, si nos contentáramos con la contemplación cristiana, por así decirlo, de la bondad de las bondadosas frases generales, sin poner al descubierto su significado político real. ¿Acaso no vemos continuamente que la diplomacia de todas las potencias imperialistas hace alarde de virtuosísimas frases "generales" y de sus declaraciones "democráticas" encubriendo con ellas el saqueo, la violación y el estrangulamiento de los pueblos?".

Y también: "La verdad de la situación actual, de la guerra actual, del momento actual en que se hacen tentativas para concluir la paz consiste en el reparto del botín imperialista. Allí está lo esencial, y comprender esa verdad, expresarla, "enunciar aquello que realmente es", tal es la tarea fundamental de la política socialista, a diferencia de la burguesa, para la cual lo principal está en ocultar, en esfumar esa verdad". (1)

La paz burguesa que nos proponen es la de la firma de documentos de intelectuales equidistantes o el ridículo boicot de algunos productos, o los símbolos de pañuelos y pines de sandía, mientras sus Gobiernos sostienen la logística del inmenso ejército imperialista y venden a su pueblo a los intereses económicos de las empresas que se lucran con todo ello.

La paz socialista, del socialismo auténtico, es la paz de la solidaridad entre los pueblos, del internacionalismo proletario, la de los millones de personas que salen a las calles a manifestarse con banderas palestinas, pese a que las autoridades lo prohíben.

Esta paz no se consigue con buenas palabras y deseos al niño Jesús. Si vis pacem, para bellum. Un auténtico defensor señalaría las verdaderas intenciones de los agresores belicistas, haría consciente a la clase trabajadora de su pueblo de la necesidad de organizarse ante ello. Explicaría la necesidad de frenar las pretensiones de los grandes intereses armamentísticos y su estrecha relación con el dominio de los recursos necesarios para la producción.

Esto "no va" de cinismo e hipocresía. Va de solidaridad internacional, va de armar de conciencia a la clase trabajadora de todos los países ante las intenciones del imperialismo de la OTAN, va de buscar alternativas a sus falsas políticas útiles dirigidas por la UE, va de honestidad. 


(1) Pacifismo burgués y pacifismo socialista, texto de Lenin escrito en 1917 para señalar el intento de reformistas como Kautsky para sustituir el impulso revolucionario, que crecía en las masas proletarias ante el hartazgo de la guerra, por una falsa paz manejada por los burgueses.


 



   

  



miércoles, 15 de noviembre de 2023

Huelga general cayetana



Deben ser hilarantes las películas que esté rodando Berlanga en el más allá, sin necesidad de que Rafael Azcona le retoque los guiones que España no deja de regalar. La perenne realidad borbónica, otánica y católica española está ofreciendo escenas políticas que no desmerecerían dentro de La escopeta nacional, mientras los españolitos nos desvivimos por pagar una letra como Plácido.

Y es que España se rompe. Saltan las alarmas porque la nación se quiebra y los más rancios españolistas no lo pueden consentir y salen a manifestarse a las calles, exigiendo la huelga general.

¡Éramos tan jóvenes cuando se celebraron las últimas! La más reciente la invasión de las avenidas por masas de mujeres durante la huelga feminista de 2018, que hizo temblar los cimientos más arcaicos de la sociedad. O la anterior de 2012, cuando aún los sindicatos mayoritarios tenían algo de vergüenza y reaccionaban a los recortes exigidos por la UE. ¡Qué tiempos!   

Hoy son televisadas y radiadas con profusión (curiosamente estas sí y no otras) las manifestaciones de los defensores de la patria. Las situaciones esperpénticas nos regalan momentos como las de niños de papá que descubren que la policía se molesta por putodefender España o señoras que abandonan una detención policial porque tienen cosas que hacer y se les hace tarde. 

Todo sería muy chistoso si no fuera porque, tras el escenario, se esconde una realidad muy triste.

Observen dos matices importantísimos. Primero, tanto unos como otros -partidarios o los detractores del acuerdo de investidura- se aferran a la Constitución como referente de justicia. Lo curioso aquí es que nuestra norma superior es invocada para cuestiones ideológicas o identitarias. Pero nunca se hace para reivindicar otras cuestiones también recogidas en ese marco legal superior, como el derecho al empleo digno, o el derecho a la vivienda.

Antes bien al contrario, en lo que se refiere a malbaratar el trabajo o en especular con un derecho fundamental como es tener un hueco donde vivir, la Constitución puede ser ninguneada sin ningún problema, olvidada, prostituida o vuelta del revés como un calcetín.

Dicho en términos marxistas (con perdón): lo intocable para unos y otros es el ordenamiento legal que otorga el poder al Estado que garantiza y perpetúa el orden social, un Estado que reacciona violentamente cuando se ataca a los intereses de una minoría, pero calla y consiente cuando lo que se violan son los intereses de la mayoría, la clase trabajadora.

Segundo matiz, causa repugnancia que sean sindicatos y organizaciones afines a la ultra derecha, con tintes falangistas y franquistas, quienes convoquen a una huelga general.

Entre tanto, quienes deberían haber convocado no ya una sino varias huelgas generales, se encuentran entretenidos en lo que más les importa: el reparto de sillones. Porque ya salió el premio gordo de la lotería de esta legislatura: los ministerios de Sumar. A menos de un mes, por cierto, de retomar el Pacto de Estabilidad europeo que recortará miles de millones del gasto público español, casus belli de anteriores huelgas generales en otros tiempos.

No sabemos cuándo la clase trabajadora tendrá algún referente medianamente honesto. La derecha y la "izquierda" parlamentarias conviven en perfecta armonía, una simbiosis muy beneficiosa para ambos, en la que la ideología de la clase dominante ya ocupa todo el espacio (incluso ahora el de las huelgas). 

Mientras, la ideología que defiende los intereses de la clase trabajadora permanece fuera de juego, pese a que las masas populares lo tienen claro cuando la realidad es tan evidente que duele, como está sucediendo con el genocidio del pueblo palestino.