Iniciamos aquí una aproximación a este texto de Lenin, procurando como en anteriores entradas hacer un resumen de su contenido con la intención de fomentar su lectura.
Aunque para el lector iniciado en el marxismo no sea necesario, recordamos que se trata de un texto escrito para una situación concreta, en un periodo histórico concreto y en una determinada zona (la Rusia zarista del año 1902) y que no se trata de obtener una mágica fórmula o una medida que pueda trasladarse como un patrón a la situación actual en nuestro país, sino de obtener alguna enseñanza que sea aplicable a nuestra realidad.
Porque, en efecto, el lector que se acerque a ¿Qué hacer? verá con asombro que muchas cuestiones tratadas en él son muy actuales y muy conocidas para el militante comunista o el simpatizante que sienta curiosidad por la actividad política de hoy día.
Las palabras que veas en color rojo son referencias casi textuales del libro. Como en otras entradas, si prefieres descargarte una versión en PDF para leerla con comodidad y letra grande en el móvil,puedes hacerlo pinchando sobre estas palabras.
¿Qué hacer?, problemas candentes de nuestro movimiento es un tratado político de Lenin publicado en el año 1902 y que va dirigido a la crítica contra el oportunismo en el movimiento socialdemócrata de la época (no confundir con la devaluada socialdemocracia actual). Sus ideas sirvieron para marcar la historia del Partido Bolchevique e influyeron internacionalmente en la creación de un partido de nuevo tipo desarrollando sus principios ideológicos.
El libro surge a partir de la publicación en el periódico Iskra (Chispa) de un artículo de Lenin, "¿Por dónde empezar?", y la polémica suscitada en otras publicaciones de aquel momento (Rabócheie Dielo, La Causa Obrera) entre las facciones del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia, que posteriormente darían lugar a la división del partido en mencheviques y bolcheviques.
La creación del concepto de partido de nuevo tipo surge como respuesta a una tendencia de la socialdemocracia rusa -Lenin los menciona como los "economistas"-, quienes creen en la "libertad de crítica", frente a los que el autor propone un partido como una fuerza organizadora del movimiento obrero a través de sólidos cimientos ideológicos.
Dogmatismo y libertad de crítica: en este texto como en todos los suyos Lenin hace frecuentes referencias a personajes políticos y a situaciones de su tiempo, pero si somos capaces de imaginar que nos introducirnos en su época y procuramos contrastarlo con la actualidad obtendremos interesantes conclusiones que podremos aplicar a la realidad que vivimos, con eficacia de una herramienta perfectamente válida.
La nueva tendencia crítica con el "viejo marxismo" es partidaria de la "libertad de crítica" -leemos- y pone en duda aspectos fundamentales como la lucha de clases o la dictadura del proletariado. Los socialdemócratas rusos reivindican para la unidad de las organizaciones la libertad de crítica. Lenin los llama "economistas" y considera que son oportunistas.
En Rusia la unión de las organizaciones era bajo la bandera de la lucha contra el enemigo común de la autocracia (país sojuzgado por los reaccionarios del zarismo, persecución de la prensa, clandestinidad de los revolucionarios). Es un periodo de amplia difusión marxista por alianza de elementos extremistas con moderados, en la que los socialdemócratas consideran aliados a demócratas burgueses, atenuando así las contradicciones sociales y en contra de la revolución social.
Pese a las acusaciones de dogmatismo, doctrinarismo (creencia en que los textos marxistas son una doctrina que se acepta con fe y no con la razón) o anquilosamiento (argumentos que quedan obsoletos), Lenin señala la importancia que Engels daba al pensamiento teórico: Sin teoría revolucionaria no hay movimiento revolucionario. Sólo un partido dirigido por una teoría de vanguardia puede cumplir la misión de combatiente de vanguardia.
La nueva tendencia crítica con el "viejo marxismo" es partidaria de la "libertad de crítica" -leemos- y pone en duda aspectos fundamentales como la lucha de clases o la dictadura del proletariado. Los socialdemócratas rusos reivindican para la unidad de las organizaciones la libertad de crítica. Lenin los llama "economistas" y considera que son oportunistas.
En Rusia la unión de las organizaciones era bajo la bandera de la lucha contra el enemigo común de la autocracia (país sojuzgado por los reaccionarios del zarismo, persecución de la prensa, clandestinidad de los revolucionarios). Es un periodo de amplia difusión marxista por alianza de elementos extremistas con moderados, en la que los socialdemócratas consideran aliados a demócratas burgueses, atenuando así las contradicciones sociales y en contra de la revolución social.
Pese a las acusaciones de dogmatismo, doctrinarismo (creencia en que los textos marxistas son una doctrina que se acepta con fe y no con la razón) o anquilosamiento (argumentos que quedan obsoletos), Lenin señala la importancia que Engels daba al pensamiento teórico: Sin teoría revolucionaria no hay movimiento revolucionario. Sólo un partido dirigido por una teoría de vanguardia puede cumplir la misión de combatiente de vanguardia.
Primer número del diario Iskra (chispa), cuyo lema era "una chispa puede incendiar la pradera"
La espontaneidad de las masas y la conciencia de la socialdemocracia: el ascenso espontáneo es la forma embrionaria de un estado más avanzado en el que ya existe la conciencia. En las huelgas o motines primitivos se reflejaba un cierto despertar de la conciencia: los obreros perdían la fe tradicional en la inmutabilidad del orden de las cosas que los oprimía, empezaba a sentir la necesidad de oponer resistencia colectiva y rompían resueltamente con la sumisión servil a las autoridades. Pero esto era más que lucha una manifestación de desesperación y venganza. Los obreros no podían tener conciencia de la oposición irreconciliable de sus intereses con el régimen político, esa conciencia sólo podía venir desde fuera. Los obreros por sí mismos sólo pueden tener una conciencia tradeunionista (sindical). Las doctrinas socialistas surgen de teorías filosóficas elaboradas por intelectuales.
Los primeros socialdemócratas ya consideraban la importancia de defender el programa y las tácticas de combate más amplios pero les faltaba la experiencia revolucionaria y la habilidad de organización.
El culto a la espontaneidad: por tanto tenemos a dos tendencias en la izquierda rusa de 1897, los jóvenes economistas que creen en una actividad centrada principalmente en el trabajo sindical y que confía en la espontaneidad del movimiento revolucionario en las masas con la suma de ideas ajenas al marxismo, y luego los viejos o tradicionales que se oponen a ellos.
Lenin plantea el problema así: ideología burguesa o ideología socialista. Todo lo que sea rebajar la ideología socialista es fortalecer la ideología burguesa.
¿Por qué el movimiento espontáneo conduce al predominio de la ideología burguesa? Porque ésta es más antigua, está establecida en la sociedad y posee medios de difusión incomparablemente mayores. La clase obrera tiende al socialismo de manera espontánea, es cierto, pero al ser la ideología burguesa la más extendida es la que se acaba imponiendo entre los obreros.
El error de la nueva tendencia es rendir culto a la espontaneidad, no comprende que la espontaneidad de las masas exige de los socialdemócratas una elevada conciencia. Cuanto mayor es la lucha espontánea en las masas, tanto mayor la necesidad de elevar la conciencia en la labor teórica, política y organizativa.
Política tradeunionista y política socialdemócrata: entendemos tradeunionismo como una lucha de tipo económico, referida al ámbito obrero, sindical. Es, en realidad, la resistencia de los obreros al capitalismo. La lucha se refiere a las relaciones de un obrero determinado con sus patronos respectivos y sólo consiguen mejoras relativas. La socialdemocracia dirige la lucha no sólo a conseguir ventajas laborales sino para destruir el sistema de explotación. Hace una labor de educación política de la clase trabajadora, de desarrollo de su conciencia.
¿En qué consiste la educación política? No basta con explicar la opresión política de los obreros, hay que hacer agitación con motivo concreto de cada opresión, en todos los aspectos: social, familiar, religioso, etc.
Necesidad de infundir actividad revolucionaria: Lenin señala el error de limitar la organización a una lucha económica (sindical). Se puede elevar la actividad de la masa si no nos limitamos a hacer agitación sobre el terreno económico. Es necesario organizar denuncias políticas omnímodas (que abarquen todos los aspectos sociales).
La conciencia de la clase obrera no es completa si no se le acostumbra a hacerse eco de todos los casos de opresión, de todos los abusos, cualquiera que sea la clase afectada, vinculando todos los aspectos de las relaciones sociales.
El obrero muestra poca preocupación por el salvajismo de la policía, los abusos a campesinos, etc, porque no siente que el estudiante o el escritor son vejados por la misma fuerza que les somete a ellos. La misión es por tanto extender la agitación política.
La clase obrera como combatiente de vanguardia: ¿cómo desarrollar la conciencia? No sólo desde dentro de su lucha económica, sino desde fuera de esa esfera, en las relaciones de todas las clases y sectores sociales con el Estado y el gobierno.
Debemos ir a todas las clases sociales de la población como teóricos, como propagandistas, como agitadores y como organizadores. Debemos saber organizar reuniones en los componentes de todas las clases, recalcar ante el pueblo los objetivos generales, sin ocultar nuestras convicciones socialistas.
El primitivismo en el trabajo: considera Lenin que es la falta de preparación práctica en la actividad y en la organización, el alcance reducido de la actividad revolucionaria.
Una organización de revolucionarios debe consistir en un conjunto de revolucionarios profesionales. Un revolucionario blando, vacilante en la teoría y de horizontes estrechos, que justifica su inercia con la espontaneidad del movimiento de masas, no es un revolucionario sino un artesano experto e inhábil. Otra tarea fundamental será, por tanto, elevar al militante primitivo al nivel del revolucionario.
Amplitud de la labor de organización: para ampliar la organización hace falta un fuerte movimiento de revolucionarios probados.
Si el obrero revolucionario quiere prepararse para su trabajo, debe convertirse en revolucionario profesional. De esta manera no todo recae en intelectuales. Debemos ayudar a todo obrero que se distinga por su capacidad para convertirse en un organizador o agitador.
El reducido alcance del trabajo de organización está en relación indudable e íntima con la reducción del alcance de nuestras tareas políticas. El culto a la espontaneidad origina un temor a apartarse de lo que sea accesible a las masas, a subir demasiado por encima de las necesidades directas de los trabajadores. No hay que tener ese miedo. La baja organización hace absurdo el temor a subir "demasiado alto".
Plan de un periódico político central: en este sentido habremos de hacer un esfuerzo en entender los medios de que se disponía en tiempos de Lenin. En aquellos años un folleto realizado en una humilde imprenta podía llegar a tener un gran alcance en las masas, entre personas humildes cuya única información accesible era la impresa. Recordemos, por ejemplo, los pasajes de la novela Diez días que estremecieron al mundo en los que las gentes del pueblo reciben con ansia estos folletos y los leen con la avidez de quien desea estar al tanto de la actualidad. Hoy día habríamos de compararlo con el gesto de conectar la televisión o la radio cuando nos llegan rumores de un suceso importante (o conectarnos a internet).
Según Lenin la importancia de crear este medio o esta prensa de información masiva reside en diseñar una especie de guía que una el camino de todos los agentes revolucionarios. Vendría a ser la columna vertebral o el andamiaje de todo el edificio revolucionario.
¿Qué tipo de organización necesitamos?: llegamos ahora a la parte en que nos cuestionamos qué clase de edificio se quiere construir con ese andamiaje o guía:
En lo que precede puede ver el lector que nuestra "táctica-plan" consiste en rechazar el llamamiento inmediato al asalto, en erigir que se organice "debidamente el asedio de la fortaleza enemiga", es decir, exigir que todos los esfuerzos se dirijan a reunir, organizar y movilizar un ejército regular.
Si sucediese una insurrección, una red de agentes que se forme por sí misma en el trabajo de organización y difusión de un periódico central no tendría que aguardar de brazos cruzados la consigna de insurrección sino que desplegaría justamente esa labor regular que le garantizase, en caso de insurrección, las mayores posibilidades de éxito.
Conclusiones: ¿Qué hacer? supone un manual de creación del partido de nuevo tipo:
-Pone al descubierto las causas del oportunismo, demostrando que se deben al culto excesivo por la espontaneidad del movimiento obrero y una dejadez en el papel de la conciencia socialista.
-Señala la importancia de crear un partido combativo único y centralizado, ajeno a divergencias políticas, aislamiento de las organizaciones, los métodos primitivos, el sistema de círculos y otros obstáculos de la organización.
-Reivindica la importancia de la teoría, elemento consciente, del Partido como guía revolucionaria para el movimiento espontáneo.
-Lleva a la práctica las tesis marxistas que consideran al Partido como la fusión del movimiento obrero con el socialismo y marca los fundamentos ideológicos del partido marxista que sirvió de base para el Partido Bolchevique.
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