domingo, 2 de abril de 2023

La izquierda sitcom



Tal vez les ocurra como a mí cuando ven una comedia de situación y no puedan dejar de pensar que los personajes se hacen laberinto por cuestiones que son problemillas de primer mundo.

Últimamente esto mismo me ocurre con la izquierda parlamentaria española. Recuerdan a una sitcom (situation comedy, teleserie que se desarrolla en un mismo decorado y con los mismos actores).

¿Les parece malpensado encontrar estos parecidos?:

  • La actividad parlamentaria es hoy un producto de consumo rápido. Algo que ver en el sofá al terminar las tareas de casa. No es preciso un gran esfuerzo, uno se engancha al primer episodio. De hecho, algunos presumen de ser «los más perseguidos de la historia», porque todo es un presente continuo donde no hay pasado.
  • Es un show exitoso, que conecta con multitud de fans a pesar de su sencillez. Su localización es habitualmente la misma y siempre en interiores, y sus actores son los mismos, a los que vemos crecer, separarse, reencontrarse, cambiar de look… 
  • Si algún personaje tiene tirón, puede dar el salto a su propia serie y montarse su partido spin-off.
  • Los episodios son cortos y autoconclusivos, proponen debates que generan una aparente polémica, pero no son trascendentales, generalmente sobre afinidades o sentimientos. Un tema se agota en apenas unas horas y surge otro más polémico que cierra el anterior.
  • Los actores parecen vivir ensimismados en un mundo tan irreal como su decorado. Más allá del escenario no existen las guerras, ni los conflictos económicos internacionales, y si los hay no afectan en nada a sus utilísimas políticas. No hay presiones económicas, penurias o necesidades: se establecen prohibidas por decreto, como los desahucios o la precariedad laboral (sin embargo, hay un aspecto que sí es muy realista en las sitcoms: sus actores no viven en chalets, suelen compartir piso).
  • El interés se crea a partir de las situaciones. Deseamos ver qué ocurre cuando nuestro personaje favorito se enfrente con su archienemigo. Ansiamos saber qué brillante respuesta le tendrá preparada, que después compartiremos en memes o usaremos para charlar en la máquina del café.

Claro que esto pasa con todo el espectro, también en la derecha. Pero esto no debería importarnos, sabemos que la derecha votaría sin dudar a una inanimada barra de carbono, los privilegios de su clase nunca están en riesgo. En cambio, que la izquierda caiga en este juego es alarmante, pues se le supone la necesidad de reflexionar y estar informados.

¿Y tú qué has hecho para criticar tanto?, preguntará algún fan, molesto. Para ellos, propongo algunas conclusiones:

  • Quien ignora la lucha de clases vive en una mentira que sólo interesa a los que están ganando esa lucha. Si tratas a los demás con burla, mereces la burla como respuesta.
  • La primera exigencia que debe pedirse a un representante de izquierdas es informar de la verdad, nunca maquillarla con engaños.
  • No participar de esta pantomima tragicómica significa un gran avance para la clase trabajadora. Cuanto más se fomente, más lejos estará la posibilidad de crear una alternativa de clase, materialista y dialéctica. 


 



 



miércoles, 29 de marzo de 2023

El apocalipsis tras el derrumbe de la OTAN

«Los proletarios no tienen nada que perder, salvo sus cadenas.
Tienen, en cambio, un mundo entero que ganar».
 Manifiesto del Partido Comunist
a.

Publicado en El Común.


Imagine que una poderosa tendencia a nivel mundial establece una nueva realidad: la Tierra es plana, no redonda. Y a la imposición de ese absurdo se unen, por la fuerza legal, políticos y partidos que se consideran progresistas y de izquierdas.

¿Qué pensaría usted? Lógicamente, le parecería un dislate. Cualquiera con un mínimo de interés podría reproducir, como Sagan en Cosmos, el experimento de Eratóstenes para averiguar el diámetro de la Tierra, con una cartulina y dos obeliscos de juguete. O con palos, pies y paciencia, con herramientas de hace dos mil años. Tampoco haría falta ser un moderno preparado para entender, a la vista de un eclipse, que la única forma que puede producir una sombra curva, en cualquier dirección de la luz, es una esfera.

Esta manera de imponer esa peculiar «visión del mundo» le parecería distópica y se pellizcaría para saber si no está teniendo una pesadilla. Mucho más si la apoyan personas que consideraba un referente de análisis político.

Pero sabemos que, en la realidad, este ejemplo tan disparatado no es muy lejano de la situación que vivimos hoy. La ideología dominante se esfuerza en mostrarnos un concepto de la globalidad tan distorsionado que recuerda a las sombras cavernarias del mito platónico.

La distorsión informativa sobrepasa la habitual manipulación mediática, la cotidiana que por ejemplo oculta la represión policial en el Perú o censura las movilizaciones obreras en Francia, pero en cambio magnifica un suceso en Venezuela o en Cuba. Va más allá y alcanza niveles de control mental, en lo que ya se considera como un proceso de guerra cognitiva, e incluso ejecuta estrategias similares al abuso y el maltrato.

El terraplanismo aquí, en esta imagen del mundo hegemónica al menos en Occidente, es la negación de un nuevo orden mundial: el imperialismo norteamericano es el único sistema posible, su orden es incuestionable, hasta sus consecuencias (guerras, invasiones, injerencias, etc.) son normalizadas como efectos inevitables. Los intereses económicos son velados por una gruesa cortina de hipocresía, como en el suceso del atentado al gasoducto. Y la sumisión de los Estados al beneficio de las empresas, las afines a la Alianza Atlántica, es disfrazada de progreso libertario y avance social. Se llega a decir que las libertades europeas están amenazadas por el «imperialismo ruso» y en breve nos advertirán también de la peligrosísima China.


Esta burla tiene su clave en la cuestión de las clases sociales, el motor de los procesos históricos. El reflejo cavernario que nos venden como imago mundi no sólo es plano, sino que ni orbita ni rota. El movimiento que posibilita que en el mundo existan «libres y esclavos, patricios y plebeyos, barones y siervos de la gleba», fue descrito negro sobre blanco, como sabemos, por Carlos Marx y Federico Engels, en 1848. Pero hoy, esa ideología dominante lo desdeña, lo mete en el cajón de las cosas que no interesa airear. Aspecto positivo: el retraso ya no es de dos milenios, se reduce a dos siglos.

Observemos que podríamos extraer de este engaño (de forma muy somera) algunos aspectos principales:

  • Los países aliados de la OTAN han perdido por completo su soberanía. Si ya era así antes (por ejemplo, al supeditar la economía nacional a los recortes que necesitaran las crisis), ahora ya se les empuja sin pudor hacia una guerra contra la Federación de Rusia, sean cuales sean sus consecuencias.
  • La clase trabajadora en estos países es exprimida -más exprimida- para pagar los costes de esa guerra. El bienestar terminó. El futuro para los trabajadores europeos oscila entre morir antes de jubilarse, esperar un fin lento en sistemas sanitarios privatizados, ver deteriorada su salud por no poder permitirse alimentos saludables, o morir directamente por un misil desviado si se tiene la mala suerte de vivir en las zonas de conflicto.
  • Los responsables políticos del sistema disfrazan esta situación con la gestión de unas «políticas útiles» que favorecen una paz social, una calma absolutamente incoherente con la realidad de los trabajadores. Su gestión es la mediación entre los intereses de la UE -trágicos para la clase trabajadora- y su aceptación como «mal menor», sin alternativa.

Un artificio de ese tamaño, capaz de ocultar la realidad a millones de personas, tiene una justificación que ya hemos señalado: retrasar en lo posible la caída del universo que orbita en torno a la economía política de la Alianza Atlántica. Pero también tiene un método, cuya base fundamental es la ocultación de la lucha de clases. ¿Por qué?

Pensemos. ¿Quiénes tienen algo que perder en liberarse del yugo imperialista? La experiencia de nuestros hermanos en Latinoamérica nos da una gran pista. ¿Quiénes se oponen a salirse del guion que marca USA, quiénes se echan cruces ante asociaciones internacionales alternativas como el ALBA? Preguntemos también en los países africanos y de Oriente Medio arrasados para la «implantación de la democracia». Creíamos que su miseria era algo exótico, tan lejano, no comprendíamos cómo arriesgaban sus vidas en pateras para venir a vender pañuelos en los semáforos.

Es nuestra propia burguesía quien quiere presentar el derrumbe de la OTAN como si fuese el Apocalipsis bíblico, el fin del mundo. Por ello nos amenazan con el terror del «imperialismo ruso» y ocultan los esfuerzos por la paz de China. Por ello alimentarán con todas sus energías la guerra.

Si no se alimenta la guerra, nos aseguran, se violarán los «grandes valores europeos». Valores tan elevados que no dudan en armar a neonazis, como antaño hicieron con talibanes.

Y para los que no sacamos ningún beneficio del maravilloso orden bideniano, ¿qué apocalipsis nos espera? ¿Un mundo en el que nuestra estabilidad depende del desplome de un banco dos días después de ser premiado por la agencia de calificación más prestigiosa? ¿Una sociedad en la que las bolsas se disparan por los ingresos de farmacéuticas que se lucran con vacunas que otros países ofrecen gratuitamente, mientras miles de personas mueren? ¿Vivir como almas en pena trabajando hasta morir, sin vivienda y ahorrando para poder comer?

Ese Apocalipsis cada vez asusta a menos mortales.



martes, 21 de marzo de 2023

Good Bye, Podemos



(Publicado en Elcomun.es)

Cuando nos llamaron del hospital para decirnos que mamá había salido del coma, los hermanos nos fundimos en un gran abrazo. Todos nos reímos a los pies de su cama en el momento en que, tras explicarle que había pasado los últimos 5 años dormida, lo primero que nos preguntó fue si Podemos había dado el sorpasso al PSOE.

Ninguno de los hermanos se sintió molesto, antes bien nos pareció entrañable. Nuestra madre había vuelto, tal como era. Aunque mamá nunca mostró mucho interés en ello, después de morir papá y perderse el negocio familiar, la politica se volvió su fascinación. Le daba la vida seguir los debates de la Sexta Noche y pelear con los rancios en las redes sociales. Tocaba ahora explicarle el sinfín de momentos históricos de un lustro de enormes cambios.

Pero el doctor nos advirtió. «En su estado, cualquier alteración puede ser fatal». Tratamos de explicarle que se trataba de su pasión. «Bien, si quieren quedarse huérfanos, denle disgustos, que es lo que trae la política», nos contestó con rigurosa franqueza.

Mamá no entendía que el reposo absoluto era también para su cabeza. A los dos días de estar despierta, no podía descansar sin estar al tanto de la situación internacional. «¿Por qué no me contáis nada? Decidme cómo está el mundo. ¿Qué pasó en Siria?».

Como mayor de los hijos, creí que mi obligación era tomar la iniciativa y, tras una mirada cómplice a mis hermanos, le contesté: «mamá, el mundo está en un periodo de calma. Todo sigue igual. Y Siria es ahora un país libre. Al Assad perdió y terminó como Sadam o Gadafi».

«Pobre hombre. No deseo a nadie ese final, pero se lo buscó por los crímenes de su régimen», contestó, visiblemente serenada por mi respuesta.

De ese modo, los hermanos urdimos un plan. Una vez ya instalada mamá en casa, le diríamos que, por prescripción médica, nada de televisión, radio o de redes sociales. Sobre la actualidad, crearíamos un decorado a su alrededor.

Teresa, la menor de los hermanos, propuso una genial idea: crear montajes con los tuits y las portadas de Público y El País para mostrarle detalles de la vida política. No nos resultó complicado mostrarle fotos de Pablo, Irene y Yolanda tomando posesión de sus ministerios o en el ejercicio de sus cargos, y aderezarlas de noticias sobre triunfos históricos que iluminaron su rostro. 

Así, a medida que su curiosidad aumentaba al ir recordando, satisfacíamos su deseo de saber. Le contamos que, después del gran éxito de las europeas, una coalición de todas las izquierdas era el principal partido del Gobierno junto con el PSOE, a quien habían forzado a girar hacia la izquierda y a realizar cambios transformadores jamás vistos.

«Pero, entonces, el bipartidismo…». Lloró de felicidad cuando le conté que el bipartidismo estaba roto para siempre, y que los restos del régimen del 78 se fueron desmoronando poco a poco como un castillo de arena con la marea.

«Mamá, España es ya un país libre de desahucios. Los contratos ahora son todos indefinidos. Yolanda liquidó la precariedad laboral. Las reformas del PP, enterradas en el pasado. Y lo mejor de todo, las personas de todos los géneros posibles son por fin iguales, con los mismos derechos».

Tan fantásticas noticias alimentaron una notable mejoría en su salud. Ello nos obligaba a Teresa y a mí a ir creando nuevos decorados a medida que su voracidad de noticias aumentaba.

Para actualizar su visión internacional, le explicamos que hubo un presidente fatídico en los Estados Unidos, un millonario despótico, pero que fue vencido por un presidente maravilloso que, como en España, lideró un movimiento de personas preparadas, feministas, racializadas, ecologistas y LGTB, que produjo un efecto dominó en las democracias mundiales.

Por momentos pensamos que mamá, siempre astuta, desconfiaría cuando le contásemos que Cuba por fin se abrió a la democracia y ya realizaba elecciones libres, o que Maduro fue superado por una corriente renovada de venezolanos dispuestos a vencer con diálogo las diferencias con Norteamérica.

Para relatarle la pandemia, le contamos que China creó un virus, pero se le fue de las manos y acabó extendido por el globo. Por ello miles de personas fallecieron en Asia, pero en EEUU se crearon vacunas que fueron distribuidas gratuitamente a todo el mundo.

«Para que veáis, hijos. Eso demuestra la superioridad del mundo libre frente al totalitarismo comunista».

Y así su salud mejoraba por días. Sin embargo, las mentiras son difíciles de sostener, por piadosas que sean.

Teresa perdió su empleo por la crisis y yo me vi obligado a aceptar un destino lejos de casa, que conllevaba más gastos. Los demás hermanos vivían sus particulares apuros. Nuestros ahorros se esfumaron en meses. Llegó un momento en que no pudimos sostener los precios cada vez más altos de los productos que a mamá le gustaban y ya no sabíamos qué inventar para disimularlo.

Una mañana me quedé dormido, cansado por las exigencias del nuevo trabajo, y mamá encendió la tele. De un noticiero matinal, alcanzó a oír unas palabras de Ione: «los amigos de Putin prefieren desatar la guerra nuclear en Europa antes que solucionar la inflación».

Fue como un shock. Para calmar la ansiedad que le provocó la mención de semejante escenario, nos vimos impelidos a revelarle algunos bosquejos de la realidad.

«Mamá, recordarás el movimiento revolucionario del Euromaidán. Pues bien, hace un año Putin no pudo contener más su ira y sin provocación previa invadió el país. Durante estos meses han asesinado a cientos de civiles y han saboteado los recursos energéticos de la UE. Pero no te preocupes, mamá. Una gran alianza de países libres de Occidente ya se ha encargado de liberar Ucrania. Es cuestión de tiempo que Rusia reconozca su derrota. El orden mundial prevalecerá».

miércoles, 8 de febrero de 2023

Esclava doméstica


M es una joven que sale de su país para trabajar en España. 
El país de M es un lugar precioso de Latinoamérica, al que ella adora, pero allá no tiene oportunidades. Lo hace por sus hijos, porque, además de su tierra, deja a sus hijos, que es como decir que se deja el corazón.

M tiene conocidos en los Estados Unidos, pero no quiere ese destino, porque en la entrada al país de las oportunidades, puede perder la vida o ser traicionada por los coyotes que cobran una fortuna por pasar a pie el desierto. 

Aun así, el avión hace escala en México y en el aeropuerto mexicano la tratan como a una delincuente: la encierran incomunicada, sospechan que quiera escaparse hacia el norte. Escrutan todos sus documentos y la interrogan antes de permitirle continuar el vuelo. 

Aunque M tiene estudios y experiencia laboral en su sector, sabe que va a cuidar personas mayores y a limpiar casas. Gracias a contactos, encuentra sus primeros empleos. Las condiciones son pésimas: permanecer en la casa como interna, sin apenas días libres. Si tiene suerte, le harán contrato de jornada completa, tal vez no haya vacaciones y los festivos se trabajen sin cobrar. 

M tropieza con empleadores que, aunque tienen dinero para vivir bien, la obligan a hacer el trabajo de varias personas. Horarios de tareas de limpieza y cocina interminables que añaden el cuidado de niños o ancianos. Tampoco puede ponerse enferma porque nadie la sustituye.   

Aparte del trabajo, M tiene otra gran preocupación que es el empadronamiento. Sin estar empadronada no cuenta su estancia para legalizar los papeles. Los propietarios no quieren empadronar a extranjeros, les han contado muchas historias sobre ocupas.

Con todo esto, M se encuentra entre la espada y la pared. Necesita enviar dinero a sus hijos y no quiere regresar con las manos vacías, pero tampoco puede vivir como una condenada a trabajos forzados, sometida a una explotación insoportable y, además, expuesta por ser mujer a ser tratada como un objeto por indeseables. Es una esclava doméstica.

¿Qué tipo de sociedad es la que no ve como riqueza que vengan personas jóvenes o con niños que rejuvenezcan una de las poblaciones más envejecidas del mundo? ¿Qué clase de sistema trata como esclavas a las personas que hacen uno de los trabajos más necesarios -el cuidado de los ancianos, de los niños, del hogar-, en uno de los países del mundo que más emplea trabajo doméstico según la OIT?

Una sociedad en la que muchas familias viven de la economía sumergida, la quinta parte del PIB español según el FIM. En ella tener un familiar mayor o dependiente es una carga insostenible, excepto para los que viven al margen de la moralidad y pueden permitirse explotar a personas necesitadas o empadronarse en cualquiera de las múltiples viviendas que se les permite poseer como pequeño tenedor para especular.   

El Gobierno asegura que nadie se queda atrás y decreta leyes que castigan a quienes no dan de alta, añaden mejoras como el derecho a paro, subidas del salario mínimo. Asegura que hay ayudas para que la vivienda sea accesible a todos.

Pero ¿estas normas tienen efecto real o son buenos deseos que se quedan en el escenario del Congreso, como los desahucios prohibidos o el fin de los contratos temporales?

Vivimos en una sociedad enferma: la sociedad capitalista, dentro de un país sumiso al imperialismo de otro mucho más poderoso.

Si de verdad quieren "poner a las personas en el centro", ¿por qué no explican a los trabajadores la realidad de la sociedad en la que viven? Que los trabajadores sepan reconocerse entre ellos, independientemente de su nacionalidad. Que sepan quién es el enemigo, los que explotan a sus compañeros y especulan con necesidades fundamentales.

Que entiendan que su fuerza está en la unión. Eso sí sería un verdadero escudo social. Un verdadero cambio de paradigma.

miércoles, 1 de febrero de 2023

¿Armar a neonazis? De entrada, no

¡Maldita hemeroteca!

 Si una generación es un periodo de unos 20 o 30 años, apenas una generación nos separa de Cuervo Ingenuo, de quien Krahe nos advertía que hablaba con lengua de serpiente y aseguraba que la Alianza ser de toda confianza.

La política debe tratarse de algo tan complejo que hace variar la actitud de los personajes según estén en la oposición o en el ejercicio de gobierno. Sobre todo si se basa en la fe en personas, en lugar de seguir un programa.

De un modo semejante, el hasta hace poco vicepresidente (ahora creador de contenidos en espacios de Mediapro o la SER), Pablo Iglesias, parece seguir una evolución paralela a la de González, junto con todos los otros actores que medraron al calor de Podemos. La imagen que acompaña estas palabras es ilustrativa al respecto.

La máxima hegeliana propone que los grandes personajes y hechos suceden dos veces en la Historia, a lo que Marx matizó que una vez como tragedia y otra como farsa. Farsa quizás por aquello de la tragicómica cualidad humana de tropezar dos veces en la misma piedra, o tal vez por la gran dosis de farsa que se necesita para hacer caer de nuevo en el engaño.

Creamos o no en leyes históricas, lo cierto es que en ocasiones podemos establecer paralelismos bastante curiosos. Les propongo que estimen si los españoles no estamos viviendo nuestro particular Brumario en cuanto a la OTAN. Y para ello les ruego que valoren el siguiente cuadro y su posterior explicación (no se alarmen, soy esquemático).


Habría que aclarar que bajo el concepto PSOE podría entenderse a la socialdemocracia dentro del bipartidismo de falso eje izquierda/derecha tradicional. Y bajo el concepto Podemos se entendería al movimiento que absorbió el malestar posterior a la crisis de 2008 (y parasitó a Izquierda Unida y PCE) y que ha creado la imagen de ruptura de ese bipartidismo (ruptura imposible pues al ser un movimiento desclasado no aporta nada nuevo al reformismo ya existente).

Si repasamos brevemente las circunstancias producidas desde nuestra entrada en el orden OTAN-CEE (UE) bajo la influencia del PSOE, observamos:

  • la OTAN se expande y provoca guerras donde puede obtener rédito en forma de control de materias primas o de ventaja geoestratégica. Conflictos cuya excusa bélica es un engaño (demonización de un "régimen", exaltación de peligros como "armas de destrucción masivas") amparados por una CEE sumisa.
  • La mismísima Hillary Clinton llegó a admitir que patrocinaron a los talibanes. «Tuvimos la idea de entrenar muyahidines en Afganistán -explicó la señora Clinton con despreocupada claridad en una entrevista a Fox News-, y les dimos misiles para que se enfrentaran a los soviéticos. Tuvimos éxito y los soviéticos se marcharon, aunque dejamos a esos fanáticos y provocamos un desastre».
  • en España, la pérdida de soberanía monetaria bajo el euro es un reflejo de la pérdida de soberanía popular. Desde lugares lejanos como Maastricht dirigen nuestra economía, deciden a qué debemos dedicar los recursos, cuáles son eliminables, cómo debe ser nuestro empleo. Que se pierdan industrias o se privaticen sectores estratégicos es un sacrificio necesario.
  • a nivel ideológico, el avance social en libertades individuales que nos colocan a nivel puntero en el mundo, como el matrimonio entre personas del mismo sexo, se asocia en el imaginario colectivo a una España alineada junto a la libertad propia de Occidente, ajena al totalitarismo que la propaganda sugiere en otros "regímenes". Prefiero morir apuñalado en el metro de Nueva York que de aburrimiento en las seguras calles de Moscú, había avisado Cuervo Ingenuo.

En la actualidad, bajo la coalición PSOE-Podemos:

  • La Alianza Atlántica encuentra en la "invasión rusa" la excusa para incrementar un conflicto en realidad incitado desde una década antes con un golpe de Estado y el aumento de la tensión con cientos de muertes, muchos de ellos civiles.
  • La OTAN ve así en Ucrania un magnífico objetivo que reúne todos los requisitos: una guerra subrogada o guerra proxy, con un ejército voluntario al que sólo necesita armar hasta los dientes, en un escenario lejano a USA pero que a la vez involucra a un extenso territorio, Europa, que puede someter a su redil económico en detrimento de Rusia. Y todo ello, además, cambiando a los imprevisibles talibanes por unos viejos conocidos, los nostálgicos del nacionalsocialismo, más afines a las tradiciones europeas.
  • La política progresista, que es muy útil según nos dicen, depende del maná de los fondos de la UE, el nuevo plan Marshall que interrumpe la escalada neoliberal para introducir un paréntesis de inversión pública que estimule la economía en los miembros de la Alianza. Un plan que nos supeditará a los dictados de la UE (pues los miembros carecen de soberanía monetaria) y que por supuesto beneficia también con un riego de miles de millones a las empresas del IBEX que se acojan a los planes de ecosostenibilidad, de igualdad, de resiliencia o cualquier requisito que sea necesario.
  • Y en cuanto a lo ideológico, la guerra es también contra el "totalitarismo" ruso y chino. Contra esa "tiranía" se oponen los valores europeos, cimentados sobre grandes escaparates como son: una supuesta igualdad que es el falseamiento del feminismo de clase (los altos cargos que deciden sanciones y guerras pueden estar ocupados por mujeres, o los ejércitos comandados por personas transgénero, por ejemplo, sin producir ningún avance -o incluso retrocesos- para las mujeres trabajadoras); otro es la inquietud por el ecologismo (las grandes empresas están ahora preocupadísimas por el medio ambiente, y pretenden que la lógica intrínseca del sistema capitalista -que valora como mercancías tanto a las personas como a los recursos naturales- es evitable mediante propuestas ecosostenibles).

Juzgue el lector, en definitiva, si hay o no paralelismo entre ambas situaciones.

Si el lector considera muy cruel la crítica a Podemos, no debe interpretarse como un ataque personal a sus responsables (pero da la casualidad que son los mismos desde su origen, pese a sus promesas de renovación y democracia absoluta).

Desde la perspectiva materialista, los personajes (González, Zapatero, Iglesias, Díaz, no importa) no son determinantes, sino que se encuentran en función de las circunstancias de la sociedad en la que viven. En realidad, su mayor o menor éxito depende de la capacidad de adecuación a la ideología dominante, esto es, a la obediencia a la clase dominante. Una propuesta verdaderamente transformadora sería la que abriese la alternativa organizada a la ideología que defiende los intereses de la clase dominada, la clase trabajadora. Pero esta no tiene representación ni voz en la tragicomedia bipartidista, muñecos de guiñol del imperialismo atlántico. 

domingo, 1 de mayo de 2022

¡Viva el Primero de Mayo, viva la lucha de la clase obrera!


Se acerca el Primero de Mayo, fecha en que los trabajadores de todos los países celebran su despertar a la vida consciente, su unión en la lucha contra toda violencia y toda opresión, en la lucha por liberar del hambre, de la miseria y de la humillación a millones de trabajadores.

Dos mundos se enfrentan en esta lucha: el mundo del capital y el mundo del trabajo; el mundo de la explotación y de la esclavitud y el mundo de la fraternidad y de la libertad.

De una parte, un puñado de parásitos ricos. Ellos se han apoderado de las fábricas, de los instrumentos y de las máquinas. Han obligado al gobierno y al ejército a ser criados suyos, fieles guardianes de las riquezas por ellos acumuladas.

De otra parte, millones de desposeídos, los cuales se ven en la necesidad de implorar a los ricos que les permiten trabajar para ellos. Crean con su labor todas las riquezas y pasan la vida entera luchando por un mendrugo de pan, piden trabajo como una limosna, quebrantan su vigor y su salud con un esfuerzo sobrehumano.

Los trabajadores de todos los países luchan por liberar el trabajo de la esclavitud asalariada, de la miseria y la indigencia. Pugnan por estructurar la sociedad de modo que las riquezas creadas por una labor común beneficien a todos los trabajadores, no a un puñado de privilegiados.

Quieren que no haya ricos y pobres, que los frutos del trabajo vayan a parar a manos de los que producen, que todas las conquistas del ingenio humano mejoren la vida del que trabaja y no sirvan de instrumento para oprimirlo.

La gran lucha del trabajo contra el capital ha costado muchos sacrificios a los trabajadores de todos los países. Pero no hay fuerza capaz de vencer a este enemigo interior, porque únicamente gracias a su trabajo viven las clases dirigentes y el gobierno. No hay en la tierra fuerza que pueda doblegar a millones de trabajadores cada vez más conscientes, más unidos y organizados.

¡Que el Primero de Mayo atraiga a nuestras filas a miles de nuevos combatientes y redoble nuestras fuerzas en la lucha por la libertad del pueblo!


Este texto es un extracto libre -pero casi literal- de un escrito realizado a modo de proclama en abril de 1904 por Vladímir Ilich Uliánov, Lenin, para el Primero de mayo de aquellos años (1).

Más de cien Primeros de Mayo después, el texto, publicado de este modo, sin aviso, podría pasar por un texto escrito para nuestros días.

Perfectamente actual. Señala la sumisión de los que se dicen representantes de los trabajadores en los parlamentos, que han devenido en criados de los ricos, hasta el punto de convertirse en piezas necesarias de una nueva guerra mundial al servicio de la OTAN.

Líderes de frentes supuestamente empoderadores que imploran a los ricos que sean magnánimos y no opriman demasiado.

Hasta la fecha no está censurado citar a Lenin, hagamos uso antes de que sea delito de odio.

¡Cómo contrasta su claridad de ideas con las ambigüedades que emplean algunos para que les dejen aparecer en los medios!

Porque la verdad sólo tiene un camino. Sólo la unión de los trabajadores, conscientes e informados, es nuestra esperanza y nuestro futuro. Con ello seremos invencibles.

¡VIVA EL PRIMERO DE MAYO!
¡VIVA LA LUCHA DE LA CLASE OBRERA!

(1) Proyecto de proclama para el Primero de Mayo, en V.I. Lenin sobre el internacionalismo proletario, editorial Akal.

jueves, 30 de septiembre de 2021

Lo más maravilloso de Xi Jinping

Publicado en el diario El Común  30/09/2021



"No se puede confiar en el imperialismo, ni tantito así. Nada". Esto advertía el comandante Ernesto Guevara en un discurso en el que rememoraba al líder anti-imperialista Patrice Lumumba, asesinado en 1961 por agentes belgas y norteamericanos. El Che lo pronunciaba bien despacio y claro, ni tantito, y mostraba sus dedos apretados. 

Así como su imagen ha quedado para algunos como icono de camisetas, parece ser que su mensaje se ha diluido en lo que va de este siglo. Al menos en España la izquierda, hasta la que se dice marxista, ha decidido tomar como referente a los Estados Unidos y a su organismo filial en el Viejo Continente, la Unión Europea, y nos asegura que es un avance maravilloso que ahora el imperio nos muestre la moneda por la cara de Biden, en lugar de mostrar la moneda por la cruz de Trump.

Sabemos, porque nos repiten a diario, que Putin no es un santo. Los medios nos fatigan con noticias sobre el régimen chino, su opacidad, su totalitarismo. Pero basta con rascar un poco para encontrar bajo la espesa cortina mediática información imparcial que muestra que no todas la noticias que llegan de oriente son tan negativas, ni lo que llega de occidente tan maravilloso.

La pandemia le ha quitado la careta al capitalismo. Un virus ha desnudado de sus disfraces al sistema, ha aireado todas sus vergüenzas. Asimismo de un manotazo ha dejado desnudo al poderoso imperio americano, que ya venía mostrando sus debilidades en la pugna tecnológica. Entre otros aspectos, se ha demostrado la superioridad de los sistemas que poseen cierta planificación estatal, con capacidad para responder de manera ordenada ante una emergencia, frente a la anarquía del libre mercado.

Se ha demostrado además que los países que mantienen una organización sanitaria pública pueden defender con mayor eficacia a su pueblo, en oposición al desastre caótico de la sanidad dejada en manos de intereses empresariales.

Debemos preguntarnos pues ¿por qué nuestros representantes de izquierdas se empeñan en ponernos como modelo a la versión "moderada" del imperialismo USA y nos escamotean los avances de las otras potencias mundiales?

Es Joe Biden y no otro quien ha continuado obstaculizando, por la fuerza bruta del criminal bloqueo, la cooperación científica entre China y Cuba en las investigaciones conjuntas sobre las vacunas del COVID, saltándose hasta la más simple norma del sentido común, la colaboración internacional como fundamento del método científico. 

Es Joe Biden quien sigue ordenando bombardeos en Siria, incapaz de aceptar el resultado de las elecciones, en las que el pueblo sirio (incluido el emigrado, cuyo voto fue exigido por USA creyendo que le sería favorable) espetó en la cara de tío Joe: sí, puede que Al Assad no sea un santo tampoco, pero no nos ha abandonado, se ha mantenido firme, no ha permitido que ustedes dejen nuestra tierra como un solar, como hicieron con Libia y tantos otros. 

¿Es esto lo maravilloso? ¿Debemos tolerar esas infamias a cambio de leves mejoras y reformas, un pequeño impuesto para ricos aquí, una ayudita para pobres allá, cuyo objetivo no es beneficiar a la clase trabajadora sino sostener al sistema, en una versión renovada de la fórmula keynesiana?

¿No merece un poco más el calificativo de maravilloso que el líder de una potencia mundial, Xi Jinping, ofreciera en la Asamblea Mundial de la Salud un par de meses tras el estallido de la pandemia que las vacunas que se desarrollaran en China contra el COVID19 y que lograran un resultado efectivo estarían disponibles para el resto del mundo como un “bien público”? ¿No es más cercano a lo maravilloso que se apele a la solidaridad y cooperación internacional?

¿Qué tipo de alineamiento geopolítico justifica esta retorcida visión de la realidad? ¿Cuál de las supuestas múltiples versiones del marxismo admite esta lógica? ¿No sería más apropiada una interpretación del imperialismo (más si viene de una organización que se atribuye el leninismo entre sus principios) que al menos destapase a los trabajadores nuestra posición de dependencia de la UE y la OTAN? Sobre todo si para el próximo intento de frente amplio deseamos que los comunistas sean la vanguardia, no la extravagante comparsa de los defensores del capitalismo de rostro amable.