viernes, 17 de agosto de 2018

La teoría del valor (II).


Continuamos el tema iniciado en la entrada anterior (Dificultad para leer El Capital) en la que nos centrábamos en una introducción sobre el texto y se mencionaban las complicaciones que solemos tener los trabajadores militantes al leer esta obra fundamental. Allí prometíamos una aproximación a la teoría del valor, así que a ver si lo cumplimos.

Explico por si a algún lector le parece simple o somera esta entrada que, como avisamos en la anterior, la intención es animar a los militantes a afrontar una lectura difícil pero con el deseo de obtener herramientas para el trabajo cotidiano. Es decir, con una finalidad práctica, utilitaria. Transformar el mundo, dijimos recordando las Tesis sobre Feuerbach, no interpretarlo, encontrar un tratamiento útil para nuestro enfermo y no hacer un diagnóstico erudito de la enfermedad de la cual morirá admirando nuestros conocimientos. Vamos a ello.


¿Para qué tanto misterio con el valor?, nos podemos preguntar, con toda sensatez. El valor es un concepto que ha sido motivo de polémica y estudio desde la Antigüedad. No es trivial esta cuestión pues todos sabemos que del concepto que tenga el mundo que nos rodea depende  en cierto modo nuestra vida. No es exagerado decirlo así. La vida varía según el valor que tengan las cosas en nuestro entorno, el valor de nuestro salario, el valor de las cosas que necesitamos para vivir, de lo más inmediato a lo más nimio. La vida misma no tiene el mismo valor según donde vivamos, ni tampoco según quienes seamos o la cantidad de posesiones (valores) que tengamos.

Recordemos, como habíamos aclarado en la primera parte, que El Capital es una crítica de la economía política. De la economía política hasta el momento en el que Marx y Engels vivían, obviamente. Así que nos interesa tener al menos una idea general de cuál era en la época de Marx la idea que se tenía del valor.

Desde el siglo IV antes de Cristo, gracias a la obra de Aristóteles, se ha diferenciado un doble aspecto en el valor. El gran filósofo griego ya observó que las cosas tenían un valor de uso y un valor de cambio. Cualquier objeto tiene una utilidad que satisface una necesidad humana (ya sea una necesidad vital o una necesidad cultural o espiritual) que es su valor de uso, pero también un valor de cambio, una cualidad que le permite ser intercambiada en el mercado por otras. 

Marx en el inicio de El capital da un gran mérito a Aristóteles por esta observación, que fue la teoría válida durante siglos (como otros aspectos tantos científicos que no aumentaron significativamente desde la Grecia clásica hasta el Renacimiento y la Ilustración, gracias a siglos de oscurantismo cristiano) y reconoce que si el filósofo no llegó a profundizar en el aspecto social de su teoría fue debido, obviamente, a "la limitación histórica de la sociedad en que vivía".



Así que esta visión del valor en su doble aspecto, de uso y de cambio, se mantiene con no grandes variaciones hasta la aparición de los economistas clásicos, en especial dos de las más importantes figuras, Adam Smith y David Ricardo. En cierta forma Marx puede considerarse un discípulo de estos clásicos, en especial de Ricardo, a quien menciona en numerosas ocasiones en esta obra que nos ocupa.

Al desarrollarse en la Historia nuevas formas de relaciones sociales (se diferencian tipos de trabajo de manera especializada, pasamos por los gremios de artesanos y las ciudades, aparecen los aparatos y la tecnología que permite la producción industrial, se desarrollan los mercados a nivel mundial, el dinero, la banca) y en especial al aparecer en el periodo más reciente nuevas clases sociales (obreros y burgueses), toma importancia un original matiz en el concepto del valor: el trabajo.



Adam Smith (escocés que vivió entre 1723 y 1790), autor de referencia para muchos economistas burgueses aún en la actualidad y considerado padre de la economía política con su libro Una investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones (o Riqueza de las naciones)  ya reparaba en que el valor en su doble cualidad de valor de uso y valor de cambio tiene su medida en este último aspecto a partir del trabajo incorporado que tenga cierto producto.

En sus estudios, el autor más interesante para Marx es David Ricardo (Inglaterra 1772-1823). Ricardo busca también el fondo de la cuestión del valor en la producción y explica las relaciones de intercambio y los precios en función de la cantidad de trabajo que la producción de una determinada mercancía incluye.

Por tanto es Ricardo quien expresa en primer lugar una nueva visión del valor que es la teoría del valor-trabajo. El precio natural de las mercancías, según Ricardo, viene de su valor que a su vez es medido por la cantidad de trabajo que lleva incorporado. 

De hecho, se habla de discípulos de Ricardo como socialistas ricardianos, quienes intentaban obtener conclusiones críticas con el capitalismo a partir de la teoría de valor-trabajo, manejando ya conceptos como la plusvalía  y afirmando que el trabajo es el único creador de riqueza y que sus rentas o beneficios eran valor robado a los trabajadores. 



Por tanto, continuando con nuestra demostrada sensatez, nos podríamos hacer varias preguntas. Si ya desde Ricardo se enfoca el valor en el punto de vista del trabajo, ¿por qué estos autores son la guía de referencia de los economistas burgueses? ¿Qué aporta de nuevo Marx? ¿Y por qué Marx era tan duro con otros pensadores de su época que apreciaban este aspecto colectivo del valor-trabajo y eran considerados socialistas?

Pongo un ejemplo que me parece esclarecedor. En su obra Miseria de la Filosofía (escrito como respuesta al libro Filosofía de la miseria, de Proudhon) Marx debate sobre economía política con el pensador francés. Proudhon fue un filósofo muy comprometido con la lucha obrera, se le considera uno de los padres del anarquismo y del cooperativismo. En uno de sus pasajes, dice Marx:


¿Cómo el señor Proudhon, que supone conocida la división del trabajo, explica con ella el valor de cambio, que para él es siempre una incógnita? “Un hombre” se decide a “proponer a otros hombres, colaboradores suyos en funciones diversas”, establecer el intercambio y hacer una distinción entre el valor de uso y el valor de cambio. (...)  En particular cuando se trata de explicar históricamente “el origen de una idea económica”, el señor Proudhon supone a un hombre que propone a otros hombres, colaboradores suyos en funciones diversas, llevar a término este acto de generación, y ya está todo dicho.

En la misma obra, en su prólogo, Engels habla así sobre la teoría de Ricardo:


La susodicha aplicación de la teoría de Ricardo —a saber: que a los obreros, como únicos productores efectivos, les pertenece el producto social integro, su producto— lleva directamente al comunismo. Pero, como indica Marx en las líneas citadas, esta conclusión es formalmente falsa en el sentido económico, ya que representa una simple aplicación de la moral a la economía política. Según las leyes de la economía burguesa, la mayor parte del producto no pertenece a los obreros que lo han creado. Cuando decimos que es injusto, que no debe ocurrir, esto nada tiene de común con la economía política. No decimos sino que este hecho económico se halla en contradicción con nuestro sentido moral. Por eso Marx no basó jamás sus reivindicaciones comunistas en argumentos de esta especie, sino en el desmoronamiento inevitable del modo capitalista de producción.



Vayamos entonces a la teoría del valor en Marx. La teoría del valor-trabajo nos dice, por tanto, que el valor de las mercancías está determinado por la cantidad de trabajo incorporado, que se mide en tiempo empleado por los trabajadores. Pero cabe observar que no todos los trabajos son de igual dificultad ni los trabajadores igual de expertos, ni las condiciones las mismas. Marx propone que no se debe estimar el trabajo particular de cada individuo o colectivo o situación, sino el tiempo de trabajo socialmente necesario para producir una mercancía, esto es, el tiempo que se necesita para producir un valor de uso  en las condiciones establecidas como norma en una sociedad.

La mercancía es el objeto primero de estudio, desde el minuto uno de El capital, dado que Marx expone que es "la forma celular económica":


La riqueza de las sociedades en que impera el régimen capitalista de producción se nos aparece como un inmenso arsenal de mercancías y la mercancía como su forma elemental. 

La mercancía es para Marx una categoría que expresa la forma social que toman los productos del trabajo dentro del modo de producción capitalista. Es decir, como se sabía desde Ricardo, un producto, una mercancía, es resultado del trabajo humano; pero al oponerse a otras en el mercado, al enfrentarse como valores de cambio, equiparan o relacionan esas cantidades de trabajo en cuanto son convenciones o acuerdos a nivel de sociedad, esto es, expresan una relación social. Esa relación social o ese conjunto de relaciones sociales en las que vivimos es el modo de producción capitalista.

Si continuamos la teoría de Marx, la mercancía tiene asimismo una doble identidad (al igual que Ricardo y anteriores) como valor de uso y valor de cambio. Pero este valor de cambio deriva del trabajo, su magnitud varía según la cantidad de trabajo, considerando ese conjunto de relaciones sociales en que se produce. A ese trabajo, abstracto y generalizado por la relación social, lo denonima Marx trabajo socialmente necesario. 

Así pues el valor de uso es apenas interesante en la exposición de El capital (excepto en que obviamente una mercancía debe tener un valor de uso para salir al mercado o nadie la querría) y en cuanto al valor de cambio Marx aprecia a su vez un doble aspecto: considera que no es lo mismo el valor (que es una relación social de producción, una expresión de cualidad) que el valor de cambio (que es la forma de expresarse esa relación social, una expresión cuantitativa).

Ese matiz cuantitativo (valor de cambio) ya fue objeto de estudio por los economistas clásicos (Smith, Ricardo) pero no así ese matiz cualitativo. Es Marx el primero en exponerlo:


Veíamos al comenzar que la mercancía tenia dos caras: la de valor de uso y la de valor de cambio. Más tarde, hemos vuelto a encontrarnos con que el trabajo expresado en el valor no presentaba los mismos caracteres que el trabajo creador de valores de uso. Nadie, hasta ahora, había puesto de relieve críticamente este doble carácter del trabajo representado por la mercancía



¿Qué consecuencias tiene la teoría del valor de Marx? La distinción de valor de cambio y valor, así como el enfoque desde una perspectiva histórica y social, sumados a los conceptos de modo de producción y trabajo socialmente necesarios serán las piezas fundamentales sobre las que se desarrollará la teoría de la plusvalía. Pero para no apartarnos de la teoría del valor, que era el objetivo de esta entrada, menciono enumeradas algunos de los efectos que son fundamentales para la crítica del capitalismo:



1. Propone una visión no subjetiva de la Economía. Los cambios sociales e históricos no son decisión de unos seres humanos elegidos o destacados por encima del resto, ni tampoco los procesos económicos se explican por la demanda o la utilidad de los productos; están marcados por los cambios en las condiciones materiales de cada sociedad (ver pasaje de la Contribución a la economía política en la entrada anterior). El ser humano es un ser social, como dijo Aristóteles, un zoon politikon, un animal político, que se desempeña en sociedad.
Por tanto son los seres humanos, llevados o condicionados por las condiciones materiales, quienes son los causantes de las circunstancias sociales. Ni grandes personajes ni tampoco los grandes entes a los que el capitalismo y la versión actual que sufrimos, el neoliberalismo, otorgan cualidades casi humanas, como un fetiche. 



2. Lo más importante en las relaciones económicas, su núcleo, se encuentra en el proceso de producción. Allí es donde se halla el germen de la explotación capitalista. Esto sitúa al trabajador como protagonista en el proceso, no al capitalista.
Aunque no se menosprecia la importancia del intercambio, se trata de un aspecto meramente superficial. El meollo, la clave del asunto se encuentra en el trabajo, en tanto categoría abstracta dentro de unas relaciones sociales. 
Por tanto los creadores de la riqueza de las naciones son los audaces empresarios que mueven enormes cantidades de capital aquí y allá. Son los trabajadores quienes crean esa riqueza. Sin ellos la producción se detendría.




3. La teoría de Marx expone la tensión antagónica entre las clases sociales, entre obreros y capitalistas, entre trabajo y capital. Ese antagonismo (rivalidad, competencia) es inevitable y supone que incluso capitalistas bienintencionados no puedan escapar a esa competencia. 
No es posible por tanto una vía reformadora o gradual del capitalismo, en la que mediante acuerdos progresivos se llegue a un estado de igualdad o justicia.
Este aspecto me parece que se encuentra bien explicado (aunque es una obra anterior al Capital y por tanto carente de su rigor) en el texto Trabajo asalariado y capital, que por cierto ya vimos en una entrada anterior de este blog (aquí). y que es aclaratorio de este antagonismo en el pasaje:

¿Cuál es la ley general que rige el alza y la baja del salario y la ganancia, en sus relaciones mutuas?

Se hallan en razón inversa. La parte de que se apropia el capital, la ganancia, aumenta en la misma proporción en que disminuye la parte que le toca al trabajo, el salario, y viceversa. La ganancia aumenta en la medida en que disminuye el salario y disminuye en la medida en que éste aumenta.



4. Por último, al situarse el capital como una relación social, determinada por una serie de circunstancias históricas, esto nos lleva a concluir que el capitalismo es una fase más de la historia de los seres humanos, y como tal es una fase que debe tener un principio y también un fin.
El orden capitalista no es un orden natural, es una fase más que debe ser superada. No es el punto final de la humanidad, ni el acabose, ni el fin de la Historia. Cuando nos afirman que es el sistema al que ha devenido la humanidad tras el supuesto fracaso de otros sistemas políticos, como mal menor, tratan de hacernos creer que es un sistema insuperable, una última parada. Los trabajadores sabemos, a través de la lectura de El capital, que esto no es cierto.

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Para terminar, añado las referencias que ya anoté en la primera entrada, a fin de hacerlas notar, porque me parecen interesantes de difundir, por si algún lector haya llegado aquí sin leer la primera parte.
Salud. 


-- La teoría económica de Marx de Francisco Erice, del FIM (Fundación de Investigaciones Marxistas), texto que repasa los contenidos no sólo de El capital sino también de otros textos económicos de Marx (Miseria, Contribución) de una manera muy instructiva.


-- Apartado de formación de Espacio de Encuentro Comunista (ECC) en el que encontraremos bibliografía y dentro de ella un resumen de El Capital completo de Diego Guerrero para leer, como hemos comentado, de manera simultánea y como apoyo al texto original. También en este sitio dos conferencias en VIDEO de Xavier Arrizabalo muy interesantes.

-- Programa 5 Escuela de Cuadros, El fetichismo de la Mercancía VIDEO de esta interesante serie del PSUV con una extraordinaria (en mi opinión) charla del profesor Reinaldo Carcanholo sobre el complejo concepto de la mercancía.

-- Marx y la lógica dialéctica de El Capital VIDEO, Néstor Kohan realiza, con su habitual tono un tanto cómico pero muy didáctico, una aproximación al método dialéctico de Marx y la teoría del valor.


-- Una buena edición de El Capital y a un precio asequible (para tener en casa al menos el primer volumen) es la de Siglo XXI, con traducción y notas de Pedro Scaron. El primer tomo viene en tres entregas, bien encuadernadas y con espacio en los márgenes para escribir a lápiz nuestras anotaciones.


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